La capital de las veredas rotas y el peligro peatonal

Las veredas de la Ciudad, en buena parte, presentan un estado preocupante y riesgoso. Faltantes de baldosas, baldosas levantadas y algunas destruidas forman parte de una postal de destrucción en diferentes zonas.

En 5 y 47 las veredas parecen “dinamitadas”, según describen los vecinos que atraviesan por esa esquina céntrica. Para quienes tienen movilidad reducida (muletas, sillas de ruedas, o botas inmovilizadoras) es todo una odisea cruzarlas sin caerse. En el caso de las veredas particulares, también puede sumarse el de 19 entre 32 y 33, 36 entre 16 y 17, 46 entre 4 y diagonal 80.

En 53 entre 2 y 3, parte de la manzana del ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, hay de todo: baldosas rotas, faltantes, maderas incompletas que cubren un pozo en la zona de ingreso de los vehículos que estacionan en ese lugar. En la calle 3 entre 51 y 53, donde ingresan los vehículos oficiales, el panorama es igual o peor, transformándose en una peligrosa trampa para peatones, fundamentalmente para gente que circula con bastón, andador o silla de ruedas.

En el Palacio Municipal hace varios meses que los peatones tienen que caminar por la calle, por las demoras en la obra de renovación de veredas de 12 entre 51 y 53. Esta situación, remarcan quienes pasan por el lugar a diario, genera peligro para los peatones, que pasan al borde de los vehículos de distinto porte.

En 19 y 520 la vereda es de tierra y pasto. Acá hay un riesgo enorme por un pozo tapado precariamente por una cubierta de auto. Por allí transitan cientos de personas por día, de lunes a viernes, y las posibilidades de que ocurra un accidente son altísimas.

Otra vereda que presenta serias dificultades para transitar es la de la sede del colegio Euforión, en diagonal 79 entre 61 y 62, donde circulan cientos de chicos y familiares de los alumnos que llevan y van a buscar a los alumnos, generando una importante cuota de riesgo.