Un “Falstaff” con los excesos de los ‘90 llega al Argentino

Rubén Szchumacher vuelve a la Ginastera para dirigir la ópera bufa de Verdi con la que cierra la temporada. Una puesta “vistosa pero sencilla” de una comedia que deja entrever los hilos de “una sociedad en descomposición”

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María Virginia Bruno

vbruno@eldia.com

La de Rubén Szchumacher y el Argentino parece ser una historia de inicios. Con “Cosi fan tutte”, en 2016, debutaba en el primer coliseo bonaerense y lo hacía con otro debut, abordando el que sería su primer Mozart. Ahora, el reconocido director teatral y regisseur volvió a ser convocado y desde esta noche se pondrá al frente de la dirección escénica de “Falstaff” en la que será no sólo su primera incursión en este título sino también con su compositor, Verdi.

La carrera operística de Szchumacher -también actor, docente y gestor teatral, egresado del Instituto Superior de Arte del Colón-, ha estado enfocada, específicamente, a compositores del siglo XX. Por eso, al igual que aquella puesta de “Cosi fan tutte” -que se mostró en otras temporadas de visitante cuando la sala Ginastera permaneció cerrada- , “Falstaff” le planteó un “entusiasmo” singular, en tanto, con su protagonista, tiene cierta historia.

“Yo tuve la suerte, por esas cosas que me pasan en mi vida, porque yo no tengo plan en mi vida en ese sentido, de haber sido invitado en 2012 a dirigir en Londres ‘Enrique IV, segunda parte’ de Shakespeare, que es la segunda obra en la que aparece Falstaff, y para mí ese encuentro con el personaje fue muy interesante”, reconoció en diálogo con EL DIA.

En aquel entonces, Szchumacher no dudó en asegurar que “Falstaff podría tener un punto de contacto con Menem”, una declaración que se ganó varios títulos en las notas de prensa y sobre la que parece no haber cambiado de opinión.

Habiendo ambientado su puesta en “una especie de horribles años noventa”, el director aclaró que, en realidad, “la sociedad que lo contiene a Falstaff es bastante Versace menemista pero un Versace no original sino un Versace de La Salada”, dijo, entre risas.

Verdi, inspirado en Shakespeare, delineó a su protagonista como un caballero oportunista y mujeriego que intenta cortejar al mismo tiempo a dos damas casadas, interesado en las fortunas de sus maridos. Pero sus trampas son pronto descubiertas y eso desencadena una seguidilla de graciosos episodios.

Szchumacher aseguró que trató de evitar caer en la idea de que “las alegres comadres son las vivas y las buenas, y que él es el ingenuo”, en tanto, a su criterio, “como dice la obra al final, todo en el mundo es burla, estamos todos completamente locos; hay una sociedad que está un poco en descomposición”.

El director confesó que el material seguramente sorprenderá por “los comentarios gordofóbicos y las actitudes bastante discriminatorias” de sus heroínas que, tamizadas bajo el paradigma reinante en la sociedad actual, servirán por contraste para reflexionar.

Según el reggiseur, se trata de una obra de “increíble contemporaneidad, no solo por lo temático sino por lo musical”, además de “una comedia absolutamente deliciosa”, por lo que no dudó en definirla como “muy interesante” para atraer a cualquier tipo de público. En este sentido, animó a las nuevas generaciones a atrevrse a vivir la experiencia lírica sin “prejuicio cultural”.

“La sociedad que lo contiene a Falstaff es bastante Versace menemista pero un Versace no original, sino de La Salada”

Rubén Szchumacher, reggiseur

Para Szchumacher, “se trata de hacer productos que impacten sobre los espectadores, no importa cuál sea su condición cultural”; una idea que parte de su entendimiento sobre que “lo popular es aquello que la mayoría, tanto los que tienen mayor acceso a los bienes culturales como a los que no lo tienen, pueden gozar de la misma manera”.

Así, celebró la posibilidad de que, aún en una situación económica tan delicada como la que estamos atravesando, el Gobierno provincial sostenga el género operístico a nivel oficial. “Es un gesto de gran importancia y también un gran gesto de responsabilidad”, destacó.

Echando mano a los recursos disponibles “en relación con las condiciones de producción generales del teatro”, su forma de aportar al contexto fue creando una “puesta muy vistosa pero, a la vez, lo más sencilla posible en el mundo estratégico”. Está muy orgulloso con lo que se verá desde esta noche a las 20.

Tras el estreno, habrá nuevas funciones mañana a las 17; el martes 10, miércoles 11 y jueves 12 a las 20 (a beneficio) y el domingo 15, a las 17. Las entradas son gratuitas pero con reserva online.

“Falstaff” será el último título de la temporada lírica del Teatro Argentino, una temporada que había abierto con “Aida”, también de Verdi, como una forma de homenajear el 210 aniversario del compositor.

Con la dirección musical de Silvio Viegas (7, 8, 10, 11 y 12) y Diego Censabella (15), intervendrán en las funciones la Orquesta y el Coro Estables, este último preparado por Santiago Cano. La escenografía y el vestuario le corresponden a Jorge Ferrari, la iluminación a Gonzalo Córdova y la coreografía a Marina Svartzman.

Los elencos estarán constituidos por Héctor Guedes (7, 11 y 15) y Hernán Iturralde (8, 10 y 12) como Falstaff, Juan Salvador Trupia (7, 11 y 15) y Fernando Santiago (8, 10 y 12) como Ford, Virginia Tola (7, 11 y 15) y Marina Silva (8, 10 y 12) como Alicia, Ana Sofía Romagnoli (7, 11 y 15) y Carolina Gómez (8, 10 y 12) como Nannetta, Rocío Arbizu como Meg Page, Eugenia Fuente (7, 11 y 15) y Mónica Sardi (8, 10 y 12) como Mrs. Quickly, Santiago Martínez (7, 11 y 15) y Maximiliano Agatiello (8, 10 y 12) como Fenton, Sergio Spina (7, 11 y 15) y Patricio Oliveira (8, 10 y 12) como Dr. Cajus, Lautaro Chaparro (7, 11 y 15) y Pablo Gaeta (8, 10 y 12) como Bardolfo y Víctor Castells (7, 11 y 15) y Walter Schwarz (8, 10 y 12) como Pistola. Participarán también los actores Miguel Rausch como el posadero y Luis Caballero como el Paje de Falstaff.

 

Falstaff

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