El Gobierno sigue en su “agenda paralela” mientras la inflación sube e impacta fuerte en los precios

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Emiliano Russo

efrusso@eldia.com

Mientras la inflación sigue licuando ingresos como nunca antes en los últimos 30 años, Alberto Fernández, Sergio Massa y Cristina Kirchner siguen abocados a la interna sin fin del Frente de Todos a la que sólo logran surfear cuando emerge como una ola embravecida la embestida oficial contra la Justicia, en este último caso, gatillada por el fallo que suspendió las elecciones en San Juan y Tucumán.

Contra la Corte

En la antesala al anuncio del IPC del 8,4% de abril, fue la Vicepresidenta quien recogió el guante ante la declinación de la candidatura de Juan Manzur en la provincia norteña por la impugnación judicial citada. Aprovechó, así, para disparar contra la Corte Suprema: dijo que logró salirse “con la suya” ya que con “las cautelares contra el peronismo en San Juan y Tucumán” logró bajar la postulación del ex jefe de gabinete pero, observó, también la resolución habría servido como “tapadera del escándalo (de Horacio) Rosatti y su enriquecimiento ilícito que estaba siendo denunciado por un funcionario de la Corte en la Comisión de Juicio Político, el mismo martes y a la misma hora de que sacaban el fallo suspendiendo las elecciones provinciales”.

El ataque de la Vice contra las autoridades del máximo tribunal es una continuidad de una estrategia que enarbola desde hace años: acusa a la Justicia de ser la herramienta del denominado “lawfare” que la tendría como supuesta víctima en varias causas judiciales, una de las cuales terminó en condena por “estafa fraudulenta”. De este modo, remarca que la Corte sería parte integrante de este mecanismo cuando, por ejemplo, rechaza sistemáticamente los “recursos” de su defensa para intentar desestimar pruebas presentadas ante los tribunales de primera instancia.

La Estrategia

El problema es que la expresidenta se encuentra imbuida en esta estrategia defensiva y en negociaciones con su círculo íntimo para ver cuál será la estrategia electoral adecuada para conservar, al menos, una sustancial cuota de poder después del 10 de diciembre. Pero, a diferencia de lo que ocurría cuando Martín Guzmán aún formaba parte del gabinete, nada dice de una economía que cruje. Sólo intenta blindar la figura de un Massa que, a su entender, es el único dirigente que podría evitar que un agravamiento de la crisis decante en colapso.

Por eso avala la reciente intentona de Massa de desestimar la posibilidad que el oficialismo vaya a las PASO con dos candidatos, con la excusa que al país a “no le entra un quilombo más”, al referirse a los eventuales “ruidos” en la gestión que generarían una discusión electoral intestina. Aunque ambos no lo digan a viva voz, buscan que después del Congreso del PJ nacional, el FdT acuerde un “candidato de consenso”. Otros sectores del oficialismo se preguntan ¿cómo enfundar como candidato por “aclamación” a un ministro de Economía que no puede doblegar una inflación récord?

El aval a las paso

Nuevamente ayer el presidente Alberto Fernández volvió a sentar posición a favor de las PASO y, en un reportaje radial, desestimó la hipótesis esbozada durante la semana por Massa, aquella que decía que una discusión del oficialismo en una primaria conspiraría contra la propia gestión. “No creo que nuestros compañeros sean tan irresponsables de poner en riesgo la gobernabilidad por una primaria”, aseguró, en elíptica respuesta a los planteos del tigrense.

En el denominado “albertismo residual” siguen con la intención de resistir el intento del tándem compuesto por Cristina y Massa para cooptar la discusión electoral del FdT. El jueves a la noche realizaron un “asado” en la sede del PJ nacional, en la calle Matheu 130, para intentar “subirse” a una eventual candidatura de Daniel Scioli el próximo 13 de agosto.

Mientras, el jefe de estado parece haber “tirado la toalla” contra la inflación aunque, casi a desgano, asegure que le ha dicho a “Sergio” que habría que disponer medidas para ponerle un límite al fenómeno. El fin de semana el equipo económico anunciaría algunas iniciativas para intentar atenuar la disparada de precios. Las expectativas no ayudan: a la falta de reservas internacionales, se le suma el problema político por una interna oficial irresuelta.

 

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