Rusia cada vez más sola: tensiones con sus pocos socios
Edición Impresa | 22 de Julio de 2023 | 02:10

Al retirarse del histórico acuerdo que permitía las exportaciones de grano ucraniano a través del Mar Negro, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, hizo una apuesta que podría dañar gravemente la relación de Moscú con muchos de sus socios que se habían mantenido neutrales o que incluso habían respaldado su invasión del país vecino.
En Naciones Unidas, Rusia vetó una resolución sobre la ampliación de las entregas de ayuda humanitaria a través de un paso fronterizo clave en el noroeste de Siria y respaldó el intento de la junta militar de Mali de expulsar a las fuerzas de paz del organismo, decisiones bruscas que reflejan la disposición de Moscú a aumentar las tensiones en otros lugares.
El objetivo declarado de Putin con la suspensión de la Iniciativa de Granos del Mar Negro era lograr un alivio de las sanciones occidentales a las exportaciones agrícolas rusas. Su objetivo a largo plazo podría ser erosionar la determinación occidental hacia Ucrania y conseguir más concesiones de Estados Unidos y sus aliados mientras la guerra se acerca a los 17 meses.
El Kremlin redobló sus esfuerzos para poner fin al pacto con ataques a puertos ucranianos y la declaración de que amplias zonas del Mar Negro no eran seguras para la navegación.
EL ROL CLAVE DE TURQUÍA
Pero ante la poca disposición de Occidente para ceder terreno, las acciones de Putin no sólo amenazan la seguridad alimentaria mundial, sino que podrían ser contraproducentes para sus propios intereses, causando inquietud en China, tensando la relación de Moscú con Turquía, un aliado clave, y perjudicando sus lazos con las naciones africanas.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, que medió para alcanzar el acuerdo de grano con la ONU hace un año, ha presionado para que se prorrogue y afirmó que negociaría con Putin.
“La clave será cómo responda Rusia al acercamiento de Turquía a Occidente”
El papel de Turquía como importante socio comercial y centro logístico del comercio internacional ruso ante las sanciones occidentales refuerza la posición de Erdogan y podría permitirle arrancar concesiones al mandatario ruso, a quien llama “mi querido amigo”.
El comercio entre Turquía y Rusia casi se duplicó el año pasado, hasta los 68.200 millones de dólares, lo que alimentó las sospechas estadounidenses de que Moscú está empleando a Ankara para esquivar las sanciones occidentales. Turquía sostiene que el incremento se debe en gran medida al alza de los costos energéticos.
Su relación suele describirse como transaccional. A pesar de estar en bandos opuestos en Siria, Libia y en el conflicto que enfrenta desde hace décadas a Armenia y Azerbaiyán, los dos países han cooperado en áreas como energía, defensa, diplomacia, turismo y comercio.
Ozgur Unluhisarcikli, director del German Marshall Fund en Ankara, apuntó que la naturaleza dual de sus lazos se remonta a los sultanes y los zares. “A veces compiten y a veces cooperan. Otras veces compiten y cooperan al mismo tiempo”, agregó.
Aunque el péndulo parece oscilar a favor de Ankara por ahora, Unluhisarcikli destacó que el Kremlin tienen algunos ases en la manga, como la cancelación de un aplazamiento en el pago del gas o la retirada del capital financiero para la central nuclear de Akkuyu que está construyendo Rusia. Moscú también podría perjudicar a Turquía restringiendo la entrada de turistas rusos, que son mayoría en el país y dejan un flujo constante de dinero.
“El grado de debilitamiento de la relación depende de cómo responda Rusia al acercamiento de Turquía a Occidente”, dijo.
Algunos observadores en Moscú especulan con la posibilidad de que Rusia accediese a prorrogar el acuerdo de grano durante dos meses en mayo para ayudar a Erdogan a lograr la reelección, pero se frustró al ver su posterior giro hacia Occidente.
Erdogan respaldó el ingreso de Suecia en la OTAN a principios de mes. En otro revés a Moscú, Turquía permitió el regreso a Ucrania de varios comandantes que lideraron la defensa de Mariúpol el año pasado. Se habían rendido tras un asedio ruso de dos meses y fueron trasladados a Turquía en base a un acuerdo por el que se quedarían allí hasta que finalizase la guerra.
Kerim Has, un experto en la relación entre Turquía y Rusia asentado en Moscú, indicó que, con su reelección, Erdogan se ha envalentonado para tratar de acercarse de nuevo a Occidente, nombrando un gobierno “prooccidental” y adoptando una postura que está causando “malestar” en el Kremlin.
“UN DILEMA”
“Es un dilema para Putin”, afirmó Has. “Él respaldó la candidatura de Erdogan pero enfrentará una Turquía más activa y prooccidental en el próximo mandato de Erdogan”.
Moscú podría tratar de presionar al líder turco desafiando sus intereses en el noroeste de Siria, donde Ankara respalda a los grupos armados de la oposición desde el inicio del conflicto. Aunque Rusia se ha unido a Irán para afianzar el gobierno del presidente Bashar Assad y Turquía apoyaba a sus enemigos, Moscú y Ankara han negociado acuerdos de alto el fuego.
Pero Rusia endureció bruscamente su postura este mes al vetar una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU respaldada por casi todos sus miembros para la continuidad de las entregas de ayuda humanitaria a las zonas controladas por la oposición a través del paso fronterizo de Bab el-Hawa con Turquía, una ayuda vital para cerca de 4,1 millones de personas en el empobrecido enclave. Moscú advirtió que, si no se aceptaba su proyecto, el paso se cerraría. La presencia de 3,4 millones de sirios en territorio turco es una cuestión delicada para Ankara. Erdogan defendió su repatriación voluntaria a zonas del norte de Siria bajo control turco.
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