Elección clave en España: el avance de la derecha, en el foco

Los españoles van hoy a las urnas para votar en los comicios que podrían convertir al país en el último de la Unión Europea en virar hacia esa orientación

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Los españoles irán hoy a las urnas para votar en las elecciones que podrían convertir al país en el último de la Unión Europea en virar hacia la derecha populista, un giro que supondría un gran cambio luego de cinco años de gobiernos de izquierdas.

El socialista Pedro Sánchez, el conservador Alberto Núñez Feijóo, la comunista Yolanda Díaz y el ultraderechista Santiago Abascal son los principales candidatos en las elecciones generales.

El presidente del gobierno saliente

Dado por “muerto políticamente” en varias ocasiones, Pedro Sánchez, de 51 años, ocupa la presidencia del gobierno desde mediados de 2018, cuando desalojó del poder al conservador Mariano Rajoy mediante una moción de censura en el Congreso apoyada por varios partidos de izquierda e independentistas catalanes y vascos.

Su gobierno, al que entró como socio el partido de izquierda radical Podemos a principios de 2020, logró aprobar un abanico de leyes, para legalizar la eutanasia, rehabilitar la memoria de las víctimas de la dictadura de Francisco Franco (1939-1975) o permitir el cambio de género libre a partir de los 16 años.

Político habituado a los golpes de efecto, espera desmentir los sondeos que pronostican su derrota en los comicios de hoy, que convocó por sorpresa luego de que la izquierda cayera derrotada en las elecciones municipales y regionales de mayo.

El conservador favorito

Al frente del Partido Popular (PP) desde hace un año, Alberto Núñez Feijóo logró recomponer las filas de la derecha después de una de sus peores crisis internas.

Presidente de su región natal de Galicia durante trece años, el líder del PP, de 61 años, considera que ha llegado su momento de dirigir el país.

Favorito en los sondeos, su programa se resume en “derogar el sanchismo”, en referencia al gobierno de Sánchez, al que la derecha acusa de haber cruzado líneas rojas.

Pone como ejemplo el indulto a los líderes independentistas catalanes condenados por la tentativa de secesión en 2017 o algunos acuerdos alcanzados para aprobar leyes con Bildu, un partido independentista vasco visto como heredero político de la organización armada ETA.

Político moderado, Núñez Feijóo sin embargo avaló alianzas de su partido para gobernar con la extrema derecha de Vox en varias regiones y municipios, tras las municipales de mayo. Un socio con posiciones que le incomodan, pero cuyo apoyo podría serle indispensable para formar gobierno si gana hoy.

La comunista que unió a la izquierda radical

Número tres del gobierno de Sánchez, la ministra de Trabajo, la comunista Yolanda Díaz, logró ensamblar Sumar, una plataforma con quince formaciones a la izquierda de los socialistas, entre ellas Podemos, tras superar unas muy rocosas negociaciones.

Virtualmente desconocida antes de llegar al ministerio en 2020, esta abogada de 52 años, de carácter afable, destacó rápidamente en el polarizado paisaje político español y se convirtió en la dirigente mejor valorada, según encuestas.

Apadrinó los planes de desempleo parciales para evitar despidos durante la pandemia, la revalorización del salario mínimo y una reforma del mercado de trabajo para reducir la precariedad, con un talante negociador que reconocieron sindicatos y patronal.

Díaz, que espera reeditar coalición de gobierno con Sánchez, tiene como medida estrella la propuesta de una herencia universal de 20.000 euros ($22.435) para todo joven de 18 años.

El ultranacionalista

Si hace apenas un lustro era irrelevante políticamente, Santiago Abascal se sueña hoy indispensable para formar gobierno, incluso con él como vicepresidente, si los conservadores acaban necesitando los votos de su partido de extrema derecha Vox.

Este antiguo militante del PP de 47 años, de musculatura trabajada y barba impecablemente perfilada, resucitó una extrema derecha marginal desde el fin de la dictadura franquista en 1975.

Con una prédica de antagonismo frontal al separatismo catalán, recibida con simpatía por parte del electorado tras el fallido intento de secesión de Cataluña en 2017, Vox, nacido como escisión del PP en 2013, se convirtió en 2019 en la tercera fuerza política en el Congreso.

Su programa niega la existencia de la violencia de género, critica el “fanatismo climático” y es abiertamente antiLGBT y antiaborto. Unas posiciones ultranacionalistas y ultraconservadoras que lo acercan a su aliado húngaro Viktor Orban.

Lo que dicen las encuestas

Las encuestas de opinión indican que la derecha política partiría con ventaja en las elecciones, y eso eleva las posibilidades de que un partido neofascista forme parte del nuevo gobierno. La extrema derecha no ostenta el poder en el país desde la transición democrática tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975, luego de un régimen autoritario de casi 40 años.

Como no se espera que ningún partido logre la mayoría absoluta, los votantes eligen básicamente entre otra coalición de gobierno de izquierdas o una nueva formada por la derecha y la ultraderecha.

A un lado están el Partido Popular, la formación de centroderecha que las encuestas señalan como favorita, y el partido de ultraderecha Vox. Plantean las elecciones como la ocasión para terminar con el “Sanchismo”, un término que el PP utiliza para resumir lo que considera como formas dictatoriales del presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, la ideología radical de izquierdas y las numerosas mentiras del ejecutivo.

En el otro bando están los socialistas y Sumar, un movimiento que reúne por primera vez a 15 partidos de izquierdas más pequeños. Advierten que dar el poder a la derecha amenazaría todos los avances logrados en España tras el franquismo.

Derrota en los comicios municipales

Sánchez convocó las elecciones un día después de que su Partido Socialista y su socio izquierdista en la coalición de gobierno, Unidas Podemos, sufrieron un contundente derrota en los comicios municipales y regionales celebrados el 28 de mayo.

Antes de eso, Sánchez había insistido en que agotaría su mandato de cuatro años, lo que daba a entender que las elecciones se celebrarían en diciembre. Pero tras el revés de mayo, dijo que era justo que los españoles decidiesen cuanto antes el futuro político del país.

El Partido Popular fue, de lejos, la formación más votada en las municipales y regionales, lo que le dio el derecho a gobernar en todas las ciudades salvo en un puñado y en una o dos regiones.

Desde entonces, el PP y Vox han forjado pactos de gobierno en unas 140 ciudades y pueblos, además de sumar dos regiones a la que ya cogobernaban.

Los socialistas y las otras formaciones de izquierdas perdieron peso político en todo el país, pero tras superar la sorpresa inicial, se han reagrupado y han recuperado algo de terreno, lo que hace que el resultado de la votación de hoy sea todavía una incógnita.

Viraje

Un gobierno de PP y Vox significaría que otro miembro de la Unión Europea vira firmemente hacia la derecha, una tendencia observada recientemente en Suecia, Finlandia e Italia. Países como Alemania y Francia están preocupados por las consecuencias que podría tener ese giro en la política migratoria y climática del bloque.

Los dos principales partidos de izquierdas españoles están a favor de la participación en la UE, igual que el PP, pero Vox está en contra.

Los comicios coinciden con la presidencia rotatoria de España en la UE. Sánchez esperaba aprovechar el mandato de seis meses para mostrar los avances que había realizado su gobierno. Una derrota en las urnas podía dejar las riendas de la presidencia en manos del PP.

Controntación

La campaña ha estado marcada por la confrontación, con la izquierda y la derecha acusándose mutuamente de mentir sobre sus políticas y antecedentes.

El PP ha conseguido poner la honorabilidad de Sánchez en duda destacando sus numerosos cambios de opinión y sus alianzas con pequeños partidos independentistas regionales, algo que aleja incluso a algunos votantes de izquierdas.

Por su parte, la izquierda ha tratado de convencer a los votantes de que existen pocas diferencias entre PP y Vox y que una victoria suya supondría un retroceso de varias décadas en términos de avances sociales.

Casi todas las encuestas sitúan al PP por delante de los socialistas y a Vox por encima de Sumar como tercera fuerza más votada. Pero se dice que un 30% del electorado no ha decidido aún su voto.

Como las elecciones se celebran en pleno verano, probable que millones de votantes estén de vacaciones lejos de sus colegios electorales habituales. Pero las solicitudes de voto por correo se han disparado y las autoridades estiman una participación del 70%.

El factor sorpresa

Un factor sorpresa que podría alterar las perdiciones de las encuestas es Sumar: el flamante y amplio movimiento izquierdista que agrupa a 15 formaciones más pequeñas, incluyendo a Podemos y a destacadas figuras de la sociedad civil.

Su líder es la popular ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que ocupa también vicepresidencia segunda del gobierno y es la única mujer candidata en los cuatro principales partidos.

Es la primera vez que los pequeños partidos de izquierdas concurren en una única lista electoral en España. Se ha achacado a su fragmentación previa muchas de las pérdidas sufridas en ayuntamientos y gobiernos regionales en mayo, y esperan que la unión les brinde un mejor resultado.

El principal objetivo de Sumar es superar a Vox por la tercera plaza, que otorga la llave del gobierno. Esto le permitiría ofrecer un valioso apoyo a otro ejecutivo de coalición de izquierdas. Durante la campaña, las encuestas han sugerido de forma constante que la mayoría conjunta de PP y Vox es muy posible.

 

 

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