Francia: tensión y nueva marcha para este sábado

En medio del malestar social que se vive en Francia tras la muerte del adolescente Nahel (17) a manos de la policía por no frenar en un control policial, la justicia anunció que investiga la muerte en Marsella de Mohamed, un hombre de 27 años, al sospechar que pudo ser víctima de un paro cardíaco tras ser alcanzado en el pecho por una “flash ball”, una pelota de goma que suele utilizar la policía francesa como elemento de disuasión. “Él sólo estaba grabando un video de lo que pasaba”, afirmó la esposa de Mohamed, fallecido al margen de los disturbios tras la muerte de Nahel en Nanterre. La mujer quiere saber más sobre las circunstancias que rodearon la muerte de su esposo, mientras andaba en scooter por la ciudad marsellesa. El joven se desplomó sobre el manubrio de su vehículo de dos ruedas en la noche del sábado al domingo pasado y fue declarado muerto minutos después. La muerte de Mohamed intensificó la furia ciudadana sobre el accionar de las fuerzas del orden, y en este marco se anunció la convocatoria a una marcha para este sábado contra la violencia policial.

Por otra parte, las fuerzas de seguridad detuvieron a 16 personas entre la noche del martes y la madrugada de ayer, el menor balance desde el estallido de violencia tras la muerte de Nahel.

Según datos del ministerio del Interior, ayer se detuvo a 16 personas, siete de ellas en París y sus suburbios, se dañaron ocho edificios, se incendiaron 78 vehículos, y se provocaron 116 fuegos en las calles.

Las autoridades desplegaron unos 45.000 policías para evitar nuevos altercados. Ningún agente resultó heridos y tampoco se atacaron locales de la policía ni de la gendarmería, precisó el ministerio.

El último balance confirma la desescalada en esta crisis, que relanzó el debate sobre la violencia policial y puso de relieve, con el ataque a la casa de un alcalde, la creciente violencia que enfrentan los cargos públicos.

El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció el martes una ley urgente para acelerar las reparaciones de miles de comercios y edificios dañados, durante una reunión con alcaldes para estudiar soluciones a la crisis.

La derecha y la ultraderecha piden mano dura contra los autores de los disturbios, pero la izquierda apunta al polémico papel de la policía en los suburbios y la situación en estos barrios, entre los más pobres de Francia.