Los hospitales de Gaza atraviesan “una situación indescriptible”
Edición Impresa | 20 de Marzo de 2024 | 01:05

Dos médicos franceses, que estuvieron varias semanas en el hospital europeo de Gaza, relatan su experiencia, operando en condiciones “terribles”, con escasez de antisépticos y entre pacientes gritando de dolor.
“No hay más medios para garantizar la asepsia [prevención de enfermedades infecciosas] de un servicio hospitalario”, dijo el doctor Khaled Benboutrif, urgentista francés, que estuvo en el sur de la Franja de Gaza entre el 22 de enero y el 6 de febrero con la asociación Palmed, especializada en la ayuda a los palestinos.
“No había camillas, teníamos que curar a los heridos grave en el suelo”, aseguró este médico en una rueda de prensa en Marsella, en el sur de Francia.
Su compañero Pascal André, infectólogo, constató entre el 8 y el 22 de febrero que “muchos pacientes tenían infecciones graves posoperatorias” ya que el lugar “no estaba lo bastante limpio” debido a la falta de antiséptico.
“Estamos ante una situación indescriptible, injustificable”, estimó este médico francés.
“Las cirugías se realizan en condiciones terribles, porque la gente no puede lavarse correctamente”, advirtió André.
Muertes “evitables”
Otra de las dificultades es que numerosas personas desplazadas por los combates se han refugiado “en los pasillos, las salas de espera, en las escaleras” e incluso en “ascensores” del hospital, dijo Benboutrif.
“Vi en reanimación a pacientes entubados por la boca, con ventilación y que tenían los ojos abiertos porque no había suficiente hipnótico”, recordó el doctor André.
Muchos camiones con ayuda humanitaria están bloqueados en la frontera con Egipto. Israel controla el acceso de la ayuda terrestre al enclave, que entra con cuentagotas y es insuficiente para las necesidades de los 2,4 millones de habitantes, al borde de la hambruna según la ONU.
André explicó que algunos pacientes “gritaban porque no había anestésicos” y que los que tenían enfermedades de larga duración no tenían medicinas.
En febrero vio a una joven madre morir “porque no tuvo acceso al tratamiento para su diabetes”. Son muertes “totalmente evitable” y “de las que no se habla, que no están contabilizadas”, lamentó.
Además de los heridos por bombardeos, el doctor Benboutrif dijo que habían llegado a las urgencias “muchas víctimas de francotiradores”.
“Está claro que disparaban a los niños. Estaba bien dirigido, bien calculado”, comentó el médico, hablando del caso de una niña de 11 años que quedó tetrapléjica tras haber recibido un disparo en las cervicales.
Basura y aguas residuales
Al drama que se vive en los hospitales se suma el que se da en los campamentos de palestinos desplazados, donde abundan los montículos de basura pútrida y charcos de aguas residuales contaminadas, que agravan los riesgos sanitarios para quienes huyeron de los ataques israelíes.
“Sufrimos los malos olores, las alcantarillas están infestadas de mosquitos que pican a la gente y transmiten infecciones”, dice Sayed Rafic abu Shanab, que vive en esta localidad del sur del territorio palestino donde cientos de miles de gazatíes se han refugiado tras huir de los combates.
La ONU advirtió de una hambruna inminente en el territorio después de más de cinco meses de guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamás.
En tanto, trabajadores humanitarios alertaron de que el deterioro de las condiciones sanitarias deja a los gazatíes en una situación aún más vulnerable.
“El saneamiento es uno de los factores clave en la crisis nutricional, la crisis sanitaria, y yo diría que también la inseguridad alimentaria”, señaló Jamie McGoldrick, coordinador humanitario de la ONU para los territorios palestinos, en conferencia de prensa.
“La gente tiene hambre pero el hambre se agrava porque sus sistemas inmunitarios son afectados por las condiciones de vida. La gente vive en condiciones muy miserables y hacinadas”, dijo.
La guerra en Gaza comenzó con el ataque sin precedentes de Hamás del 7 de octubre en el sur de Israel, que dejó unos 1.160 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en cifras oficiales israelíes.
La represalia israelí, dirigida a destruir a Hamás, ha matado al menos 31.726 personas, en su mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud en el territorio, controlado por Hamás.
La mitad de los gazatíes sufren niveles “catastróficos” de hambre, y se prevé que el norte del territorio enfrentará una hambruna para mayo a menos de que haya una intervención urgente, advirtió el lunes una evaluación de seguridad alimentaria apoyada por la ONU.
En Rafah, donde la población pasó de 300.000 a 1,5 millones desde octubre, según la ONU, la gente apenas sobrevive en espera de una posible tregua, evitando las crecientes montañas de basura en su búsqueda diaria de comida.
“No hay recolección de basura”, dijo McGoldrick.
“Al lado de los campamentos, al lado de las carreteras, hay montañas de papeles, plástico, latas, restos de comida, etc.”, señaló.
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