Sigue la tormenta: dólar y riesgo país se disparan

En el arranque del mes, las distintas cotizaciones del “verde” subieron con fuerza. Mientras, los bonos y las acciones se hundieron en medio de un clima de incertidumbre

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La primera rueda de octubre confirmó que la tensión financiera no cede. El dólar minorista subió ayer 50 pesos hasta $1.450 en el Banco Nación, mientras que en el segmento mayorista avanzó 43 pesos hasta $1.423. El dólar blue, en tanto, se ubicó en $1.460 tras un salto de 15 pesos.

En los financieros, el contado con liquidación (CCL) se elevó a $1.574, un incremento del 2,1%, y el MEP trepó 2,3% hasta $1.528. De esta manera, la brecha entre el CCL y el mayorista se mantuvo en torno al 10,6%.

El mercado volvió a advertir la presencia oficial en las operaciones de cambios. Tal como ocurrió el martes, se detectó una barrera de órdenes de venta por cuenta del Tesoro, esta vez en $1.425, que contuvo la presión. Pese a estos movimientos, los operadores dudan de la capacidad del Banco Central de sostener la estrategia de intervención sin un mayor desgaste de reservas, que ya perdió más de 1.100 millones de dólares en apenas tres jornadas de septiembre.

El clima electoral, sumado a las medidas de emergencia lanzadas en las últimas semanas -baja de retenciones, mayor segmentación en el acceso a divisas y respaldo político de Estados Unidos-, no logró despejar la incertidumbre. Los analistas advierten que la estabilidad del dólar es cada vez más frágil y que octubre será un mes de alta volatilidad.

El inicio del mes trajo otra mala noticia en el frente de la deuda. Los bonos soberanos en dólares acumularon cinco jornadas de caída, con retrocesos de hasta 2,2%. El AE38D se negoció en torno a los 50 dólares, mientras que el Bonar 2041 (AL41D) descendió a 46 dólares.

Este movimiento arrastra al riesgo país, que trepó hasta los 1.230 puntos básicos. La suba refleja la desconfianza de los acreedores respecto a la sostenibilidad de la deuda argentina, en un marco de reservas debilitadas y sin un programa económico consistente.

El índice S&P Merval retrocedió 0,4%, aunque la caída estuvo atenuada por el avance del CCL, que suele favorecer a las empresas con ingresos en dólares. Entre las principales bajas se destacaron Grupo Supervielle (-3,4%), BYMA (-2%), Banco Macro (-1,9%) y Metrogas (-1,5%).

El mercado accionario local no logra despegar como opción de inversión y la cautela predomina. Los flujos se concentran en instrumentos defensivos y dolarizados, mientras que la cercanía de las elecciones limita cualquier rebote sostenido.

La desconfianza también se reflejó en Nueva York. Los ADRs de empresas argentinas cerraron en su mayoría en baja: Mercado Libre perdió 5,9%, Banco Supervielle 4,4%, Loma Negra 3,4%, Grupo Financiero Galicia 3,3% y Banco Macro 3,2%.

Los inversores internacionales muestran menor disposición a sostener posiciones en activos argentinos y prefieren reducir exposición hasta que se despeje el panorama electoral y económico. El contraste con la leve baja del Merval evidencia que mientras los locales buscan cobertura a través del dólar financiero, los extranjeros directamente optan por salir.

El aumento del riesgo país y la dolarización de carteras muestran que los agentes económicos se cubren frente a un escenario incierto. Con el dólar en alza, los bonos en baja y las acciones en retroceso, el inicio de octubre hereda la volatilidad de septiembre y anticipa un mes cargado de tensión.

A menos de un mes de las elecciones presidenciales, la política y la economía se entrelazan en un mismo terreno de incertidumbre. Sin señales claras de estabilización fiscal y monetaria, los mercados esperan definiciones que aún no llegan.

ALGO MÁS QUE LAS ELECCIONES

Más allá de la dinámica diaria, los analistas resaltan que el mercado argentino atraviesa un proceso de dolarización que no se explica únicamente por la cercanía de las elecciones. La combinación de tasas reales negativas, reservas en caída y un esquema cambiario cada vez más segmentado genera incentivos permanentes para refugiarse en divisas. La suba de los dólares financieros durante septiembre, que acumularon alzas superiores al 15% en pocas semanas, es una muestra de esa tendencia.

Los informes de consultoras privadas destacan que el Gobierno enfrenta un dilema complejo: sostener la intervención cambiaria con reservas que se erosionan o liberar parcialmente el mercado y convalidar una corrección brusca en el tipo de cambio. Cualquiera de las dos alternativas conlleva costos elevados en términos políticos y económicos. En paralelo, los contratos de dólar futuro muestran que los inversores pactan precios crecientes hacia fin de año, lo que refleja expectativas firmes de devaluación.

Otro foco de tensión se encuentra en la deuda en pesos. Si bien el Tesoro logró renovar vencimientos en las últimas licitaciones, lo hizo a tasas cada vez más altas y con un perfil de colocaciones concentrado en plazos muy cortos. Este escenario mantiene latente el riesgo de rollover y amplifica la incertidumbre sobre la sostenibilidad financiera hasta diciembre.

 

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