Zaniratto, el que revivió al equipo y a los hinchas

Sin brillos, pero muy unido en el esfuerzo colectivo, se “regaló” el premio de estar en la definición del torneo. “Lucho” deja huella positiva

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Por MARTIN MENDINUETA

@firmamendinueta

Gimnasia está feliz. Así de simple. Después de haber sufrido momentos horribles, derrotas hirientes y de sentir que la mediocridad era la enfermedad que se le había metido entre la camiseta y la piel, el viejo Lobo generó una muy valorada indemnización para sus hinchas tan fieles.

Todo empezó en el Monumental y coronó su logro anoche en Vicente López. Tres victorias seguidas (River, Vélez y Platense), cohesión grupal (parece algo natural, aunque no siempre es sencillo de lograr), confianza en sí mismo y serenidad para recuperarse de la derrota en el clásico donde había jugado mal, fueron sólo algunas de las virtudes construidas desde el convencimiento y la coherencia de su joven entrenador.

¿POR QUÉ NO PUEDE EVALUARSE LA POSIBILIDAD DE DEJARLO COMO DT?

¿Dónde está escrito que sería un craso error ratificarlo como entrenador para la próxima temporada?

¿No merece una oportunidad alguien formado en el club, serio, ubicado y ejecutante de decisiones saludables? La respuesta es sí. Claro que sí.

Fernando Zaniratto le ha hecho bien al semblante general de Gimnasia y se advierte en el crecimiento de rendimientos individuales que hasta hace poco fallaban continuamente.

“La pasamos mal estos meses y nos merecíamos esto que estamos disfrutando”, lo declarado por Marcelo Torres minutos después de terminado el partido refleja con nitidez la capacidad “tripera” de dar vuelta una historia que venía sumamente complicada.

Solidario en el esfuerzo y mejor parado en la mitad de la cancha (Augusto Max se convirtió en un titular indispensable en la zona de batalla permanente), dejó de ser aquella formación endeble al que todos quería enfrentar para reivindicarse.

Con el mismo plantel que tuvo a su disposición Alejandro Orfila, y que parecía “material de descarte” en la mayoría de sus integrantes, “Lucho” Zaniratto fue capaz de armar un equipo unido, consciente de sus limitaciones, confiado en sus fortalezas y sin miedo para afrontar cada uno de los duros desafíos que le fue soltando el fixture.

Algún día volverá a perder, porque de ningún modo se convirtió en invencible, pero afrontará la derrota desde un escalón más alto. Ahora confía más en sí mismo y nadie sabe hasta dónde lo puede conducir su autoestima con heridas ya cicatrizadas.

Ayer tardó un rato en acomodarse, recibió un obsequio inesperado del arquero Desábato y a partir de allí fue aprovechando las severas limitaciones de un rival que en casi nada se parece al que meses atrás salió campeón con la dupla Orsi-Gómez.

Repito la primera oración: Gimnasia está feliz y ¡vaya si tiene motivos para sentirse así!

Apoyado en Insfrán, en Max y en el “Chelo” Torres, demuestra algo que le cae bárbaro a cualquier hincha: que está dispuesto a luchar dejando todo para seguir dejando atrás los tiempos en que todo le salía mal.

Justo en los últimos días de gestión de una comisión directiva que ha recibido las críticas más ácidas, el equipo le comunicó a su gente que esto no ha terminado y que ha nacido una hermosa ilusión.

Gimnasia

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