Alcauciles: la joya de otoño
Edición Impresa | 24 de Abril de 2025 | 06:13

Cada estación tiene sus productos estrella, y en otoño uno de los más esperados en las verdulerías de cercanía y mercados de productores son los alcauciles. Esta flor comestible, originaria del Mediterráneo, llegó a estas tierras de la mano de los inmigrantes italianos y españoles, que le dieron un lugar de privilegio en la cocina familiar.
Además de su sabor único, que combina notas suaves, amargas y terrosas, los alcauciles son reconocidos por sus beneficios para la salud. Son ricos en fibra, ayudan a regular el colesterol, favorecen la digestión y tienen propiedades antioxidantes y depurativas. Su componente estrella, la cinarina, estimula la función hepática y contribuye a eliminar toxinas del organismo.
En la cocina, los alcauciles invitan al disfrute pausado y a las recetas de tradición. Se pueden cocinar enteros, hervidos o al vapor, y comer hoja por hoja, mojadas en salsas de oliva, limón o mostaza suave. También se lucen grillados, salteados, en tartas, risottos o pastas rellenas. Un clásico porteño que nunca falla: alcauciles a la romana, rellenos con pan rallado, ajo, perejil y aceite de oliva.
Para conservarlos frescos, lo ideal es guardarlos en la heladera, dentro de una bolsa perforada, y consumirlos dentro de los 3 o 4 días.
Tip gourmet: aprovechá también los corazones de alcauciles para armar bruschettas, ensaladas tibias o conservarlos en aceite con hierbas para tener un antipasto casero siempre a mano.
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