Adiós a Lalo Schifrin: un maestro total que consquistó Hollywood con su irresistible música

Compositor de la banda sonora de más de 200 películas y series, entre ellas “Misión Imposible”, es uno de los pocos argentinos que saben cuánto pesa un Oscar. Acababa de cumplir 93 años

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Muchos recuerdan el momento donde se enteraron de que la canción de “Misión imposible”, que ya es parte de la cultura popular, que parece compuesta antes del inicio de los tiempos, fue creación de un argentino: el gran Lalo Schifrin, que ayer partió hacia la eternidad con 93 años.

Detrás, dejó una vida verdaderamente de película: Boris Claudio Schifrin se acercó a la música impulsado por su padre, Luis, primer violinista del Teatro Colón, y por Ernesto Barenboim, padre de Daniel, quienes se convirtieron en sus primeros maestros. Empezó a estudiar Derecho, pero Juan Carlos Paz le insistió para que ingresara al Conservatorio de París, donde tuvo a Olivier Messiaen como maestro de composición, e incursionó profesionalmente en locales nocturnos de jazz, que eran frecuentados por intelectuales como Julio Cortázar. Era solo el comienzo: al promediar la década del 50, y regresar a Buenos Aires, formó una big band, y conoció al trompetista Dizzy Gillespie, quien llegó al país con Quincy Jones, y así los tres pudieron compartir una sesión con el ascendente Astor Piazzolla. Gillespie quedó muy entusiasmado con el encuentro que nadie había programado, a tal punto que encargó a Schifrin una composición que el argentino terminó dos años después, tituló “Gillespiana” y fue su mejor manera de persuadir al estadounidense de nombrarlo su director musical, tarea que cumplió hasta 1962.

En ese tiempo, Schifrin iba al cine: de chico, cuenta, le gustaba ir a los cines de la calle Lavalle para ver viejas y no tan buenas películas solo para escuchar sus bandas de sonido. A mediados de los 50, tuvo su primera comisión: composiciones suyas fueron parte de “Venga a bailar el rock”, de Carlos Stevani, y poco después fue convocado por Fernando Ayala y su socio Héctor Olivera, para la música de “El jefe” (1958), que dirigió el primero y donde surgió el sonido característico del sello Aries, tocado en saxo por Rubén “Gato” Barbieri.

 

Cada película tiene su propia personalidad. No hay reglas para escribir música para cine. La película dicta lo que la música será. Lo importante en la música de cine es ayudar al director a transmitir emociones”

Lalo Schifrin
Músico y compositor

 

Su primera participación en la TV estadounidense fue en 1964 en “Caravana”, a la que siguieron “La hora de Alfred Hitchcock”, “Ben Casey”, “El agente de CIPOL”, “Centro Médico” “Valle de pasiones” y en cine la memorable “La leyenda del indomable”. Desde entonces compuso para más de 200 títulos de cine y TV, como “Infierno en el Pacífico”, “Bullit”, y tras varios títulos más, la inigualable partitura de “Misión imposible”, que lo consagró.

Siguió, tras aquel éxito, trabajando en cine: hizo la música de películas emblemáticas como “Harry, el sucio”, “Operación Dragón”, “Brubaker”, viajó a Italia para “La piel”, de Liliana Cavani, hizo “Tango”, de Carlos Saura...

Por todo eso, su amigo,Clint Eastwood, le entregó un Oscar honorario por su contribución a la música del cine, en 2018: había recibido seis nominaciones al Oscar (cinco a partitura original y una a canción original) pero siempre se ha ido a casa con las manos vacías.

Cuando finalmente fue reconocido por la Academia, tenía 86 años, pero seguía trabajando. De hecho, incluso con algunas limitaciones físicas, siguió componiendo atravesando la pandemia, estrenando nuevas piezas hasta entrados los 90 años. “Me siento muy joven debido a la música. Tengo una hoja pentagramada en la mesita de luz por si en la noche me despierta la idea de un tema musical”, contaba por esos días.

Pianista notable, enorme compositor, requerido director orquestal, fue capaz de enlazar y popularizar esas facetas a partir de incorporarse al mundo del cine y las series donde, aseguró, “pude lograr lo que yo llamo el contrapunto audiovisual”. Todo, bajo una premisa: “Cada película tiene su propia personalidad. No hay reglas para escribir música para cine. La película dicta lo que la música será. Lo importante en la música de cine es ayudar al director a transmitir emociones”.

 

Lalo Schifrin

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