Volvió Paredes: Boca se salvó del papelón en el final

Boca volvió a decepcionar. A dejar muchísimas dudas en su juego, como viene sucediendo en los últimos tiempos. A pesar del debut de Leandro Paredes (en media hora le cambió la cara al equipo y fue clave en el gol del empate), debió conformarse con una igualdad (1-1) con sabor a poco ante Unión, lo que le permitió salvar la ropa en el final.

El Tatengue se había puesto en ventaja a los 18 del complemento a través de Cristian Tarragona, pero a los 40, un cabezazo de Lautaro Di Lollo, tras un centro preciso de Paredes, logró la paridad definitiva, en el momento en que la gente comenzaba a impacientarse.

Con el empuje permanente de su gente y decidido a imponer su jerarquía, Boca salió con determinación a jugar el partido ante Unión. Con un planteo definido de 4-3-2-1, trató de manejar las acciones a partir del trabajo Malcom Braida por la derecha y con el chileno Palacios por el otro sector; y de la recuperación permanente de Battaglia y Alarcón, y la movilidad de Velasco, que se movió libre entre la zona de volante y Merentiel, el único punta que dispuso Miguel Russo.

Unión, intentó ordenarse tácticamente del medio hacia atrás, y de vez en cuanto se animó a atacar con pelota dominada, mediante los aportes de Gamba y Tarragona.

Sin embargo, y a pesar de la propuesta del equipo, Boca no encontró espacios para lastimar. Ni siquiera se le cayó una idea como para construir alguna jugada de riesgo.

Al grito permanente de ¡Dale Boca, dale Boca...! el equipo intentó hacerse fuerte en ofensiva, pero equivocó los caminos. Unión, con mayor cautela en el traslado y en el retroceso, tuvo sus momentos de lucidez, aunque sin demasiada precisión en los metros finales.

La primera situación de riesgo fue para el Tatengue. A los 28 minutos, tras la salida de un tiro de esquina, Valentín Fascendini, apareciendo por detrás de todos como un fantasma, le dio en forma defectuosa prácticamente debajo del arco. Murmullo en estadio...

Dos minutos más tarde, Palacios hizo una pared con Merentiel; el uruguayo que asiste a Braida, pero el ex San Lorenzo, en el mano a mano, no pudo con el arquero Tagliamonte, que tapó de manera brillante.

Boca siguió mostrándose más ofensivo, pero seguía equivocando los caminos. Merentiel, sin un socio ideal, se la bancó solo arriba, peleando entre los centrales. Mientras que Alarcón y Velasco estuvieron lejos de su nivel, y en consecuencia, no le aportaron demasiado al equipo. A los 43, casi llega la apertura del marcador, pero esta vez, William Alarcón no pudo conectar debajo del arco un centro venenoso de Lautaro Blanco. Boca se fue al descanso dejando sensaciones de ser un equipo sin ideas ni variantes. Con más empuje que juego, trató de llevarse a Unión por delante, y sin embargo, falló en el intento.

EL DEBUT DE PAREDES Y EL BALDAZO DE AGUA FRÍA

Boca arrancó la parte complementaria con otra determinación, decidido, pero sin convicción a la hora de hilvanar jugadas de riesgo.

Es cierto que tuvo mayor dinámica en el traslado, pero también es cierto, que no tuvo ideas romper el orden defensivo de Unión.

De a poco, Boca lo fue metiendo contra las cuerdas al equipo de Santa Fe. Con Merentiel bien metido en el área; y con Velasco movedizo en todo el frente del ataque.

Sin embargo, y cuando los hinchas palpitaban el ingreso de Leandro Paredes, llegó el baldazo de agua fría que enmudeció a todos.

A los 18, Fragapane se desprendió de su marca, se adelantó algunos metros y logró tirar centro para que Tarragona, solo y sin marca, y ensayando una pirueta, defina alto ante la salida de Marchesín.

Después del mazazo Tatengue, llegaron los cambios: el debut de Leandro Paredes, el retorno del uruguayo Cavani y la inclusión de Barinaga. Y esas variantes le cambiaron la cara al equipo. Porque Paredes, con algunas pinceladas, mostró que está por encima del resto. Mientras que el ex Belgrano (reemplazó a Advíncula) fue clave por la derecha, sobre todo en la permanente proyección y en la búsqueda de espacios. Y así fue que a los 40, Boca encuentra el gol del empate. Tiro de esquina de Paredes; la pelota precisa para que Di Lollo, con un frentrazo, establezca la paridad.