Estudiantes sufrió mucho pero igual se metió en cuartos de final de la Copa Libertadores
Edición Impresa | 21 de Agosto de 2025 | 02:49

Por MARTIN CABRERA
Lo que cuesta vale. Anoche a Estudiantes le costó muchísimo clasificarse a los cuartos de final, ya que sufrió demasiado el 0-0 contra Cerro Porteño en UNO, resultado que le permitió meterse entre los 8 mejores equipos de la Copa Libertadores gracias al 1-0 en Asunción. En La Plata se vio un equipo demasiado temeroso, casi por exceso, teniendo en cuenta el rival que tuvo enfrente. A juzgar por el resultado, nada que reprochar, por lo visto en el juego no pareció acertada la medida de arriesgar tan poco. Por lo pronto es hora de festejar porque consiguió un objetivo que da orgullo, pero dentro de un mes ante Flamengo (su próximo rival) tendrá que mejorar bastante si realmente tiene pretensiones de llegar más lejos.
En el primer tiempo Estudiantes ya mostró un flojo nivel colectivo e individual. No tuvo superioridad en el medio y le faltó frescura por las bandas, porque el pibe Gómez estuvo más preocupado por marcar que atacar y del otro lado Alexis Castro no sintió la función. El exNacional y Tiago Palacios por la punta opuesta fueron los puntos más flojos del equipo, totalmente entendible por el planteo inicial que pensó el DT.
Para colmo el equipo entero estuvo mal con la pelota en sus pies. Muy mal. Flojos pases, cortos o largos, empujados o frenados por el viento. sin sorpresa ni cambio de rumbo... El resultado de esa radiografía fue haber jugado casi todo el período lejos de Alexis Martín Arias cuando la intención era lo contrario. Si hasta el campo fue otro enemigo: varios jugadores se resbalaron.
Lo planificado por Eduardo Domínguez no resultó. No le salió casi nada y solo por la poca audacia y falta de peso del rival en ofensiva no fue peor ese 0-0 que alimentaba fantasmas y convertía en elefantes a las hormigas. No gustó nada lo realizado por el Pincha que más de un vez le tuvo que rezar a San Muslera o al santo que le creyera cuando los de rojo y azul pasaron la mitad de cancha. Por suerte para el Pincha no hizo nada Cerro. Ni siquiera lo mereció.
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El público expresó su desagrado cuando en la última jugada del primer tiempo la pelota fue de una punta a la otra sin que ningún jugador tuviera la decisión de tirar un centro al área cuando había jugadores y un Guido Carrillo levantando su brazo derecho pidiendo la pelota casi como una súplica. Hubo una expresión popular que se escuchó en el estadio.
Para jugar el segundo tiempo no varió nombres pero Castro se colocó como un falso 9 detrás de Carrillo. Tampoco le pudo aportar nada al equipo que siguió igual de errático y sin un plan colectivo a la vista.
La primera vez que pateó al arco fue a los 3 minutos del complemento. Lo hizo Mikel Amondarian desde afuera del área y tan alto que en situaciones normales no hubiese sido ni destacado. Igual, el pibe y el otro Gómez fueron los mejores de un equipo errático por demás. Se puede sacar de ese listado a Cristian Medina.
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Para hacer más complicada la noche Domínguez armó línea de 5 con Arzamendia de central y Castro de lateral por izquierda. No se entendió en absoluto y 10 minutos después la mantuvo pero ya con Santiago Núnez y sin Medina. Y con Castro. Inentendible.
La peor versión se vio entre los 20 y 30 minutos, cuando Cerro Porteño llenó el área de centros y aunque con nada de fútbol y menos ideas hizo que las dudas se transformen en temor. Estudiantes (Y Domínguez por sobre todas las cosas) tendrá que agradecer que enfrente tuvo un rival muy limitado para esta instancia porque de lo contrario no se hubiese clasificado. O la hubiese tenido más difícil. Ese gol en Asunción en el séptimo minuto de descuento fue clave.
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En ese final Cerro Porteño intentó quemar sus naves a puro pelotazo. Una jugada que Luis Amarilla se tiró en el área, un remate de Morel por encima del travesaño y poco más. No lo mereció el rival, pero fue tan temeroso el Pincha que hasta pareció hacer méritos.
Alexis Castro, de flojo partido, tuvo una chance inmejorable de terminar con el sufrimiento a falta de 10 minutos cuando quedó mano a mano con el arquero rival pero definió al cuerpo. Y Farías, ya en el final, demoró su remate y se terminó llevando la pelota a la otra banda. No generó mucho Estudiantes que se terminó abrazando a un empate que además de darle el pasaporte a los cuartos de final le otorgó un cheque de 1,7 millones de dólares. Hoy festeja y saca pecho, pero a futuro tendrá que mejorar. Para eso tendrá un mes, de acá en adelante comprarse el mejor traje para la gala de Conmebol reservada solo para los mejores 8 equipos.
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