La “casita” solidaria Busca apoyo para su ampliación

Fue creada por padres de chicos con cáncer y lleva 25 años brindando contención a otros familiares de pacientes que llegan al Hospital de Niños

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La “casita” de la Asociación de Padres de Pacientes Oncológicos (APPO) tiene 25 años acompañando a familias de niños en tratamiento en el Hospital Sor María Ludovica. Surgió como una casa de tránsito, que las mamás denominaron como un “hogar fuera del hogar”, porque ofrece apoyo y contención ante las dificultades cotidianas. Hoy, la entidad civil se encuentra en expansión y requiere de ayuda para restablecer de forma “urgentes” este servicio a los padres.

APPO nació en diciembre de 1995 por iniciativa de un grupo de padres a los que les tocó vivir el difícil momento de acompañar el tratamiento de sus hijos, que decidieron transformarse en una red de apoyo para el entorno familiar.

Con este objetivo, cinco años después adquirieron una casa situada en 14 entre 69 y 70, a tres cuadras del hospital, para albergar a la gente que venía del interior de la provincia.

Alicia Gosella integra el grupo fundador y es responsable de la casa. “Yo perdí a mi hijo y la forma que encontré para salir era ayudar a quienes estaban en la misma situación”, contó en diálogo con este diario. “Muchas veces me tocó dormir en el pasillo del hospital. Y eso que vivía en Los Hornos, pero no podía trasladarme porque tenía que tomar dos colectivos”, indicó al explicar lo que motivó la compra de la casa, que se realizó a través de rifas y la solidaridad de la gente.

La “casita” contaba solo con dos habitaciones, una cocina comedor y un baño, pero con el tiempo creció la necesidad de ampliar el espacio se hizo cada vez más urgente.

Ante esta realidad, con la ayuda del Club de Leones La Plata Norte, Distrito O5 del Leonismo Argentino, hace dos años se inició la obra de ampliación, pero ante la situación económica del país a la fecha no se pudo finalizar.

“Era una casa precaria, se demolió y ahora está en reconstrucción. Tiene seis habitaciones con baño privado, una cocina y un salón para que los papás puedan estar en ese lugar cuando los chicos están realizando el tratamiento”, explicó Marcela Martínez, integrante del Club de Leones e impulsora de este proyecto.

La iniciativa se puso en marcha en el año 2022, tras la aprobación de la entidad internacional, y el estado de avance de la obras a la fecha es del 60 por ciento. “Con los vaivenes del país y la inflación, los fondos que se recibieron se licuaron y no alcanzó para terminar la construcción”, señaló Martínez.

De su finalización depende que los padres puedan contar nuevamente con sus instalaciones y acompañar el tratamiento de sus hijos. Por eso, desde la asociación se apela a la solidaridad de la gente, ya que pese a pedir ayuda en diferentes estamentos del Estado Provincial y Municipal, aseguran que “nunca” obtuvieron respuesta.

Ante la urgencia, Gosella explicó: “El hospedaje quedó en stand by y es un lugar muy importante. Con el presupuesto que teníamos se tendría que haber terminado, pero nos quedó la casa a la mitad”.

Entre las necesidades prioritarias se encuentran la colocación de aberturas, materiales para las instalaciones de agua, luz y gas, pintura y sanitarios.

La “casita” para los padres

Soledad es mamá de Camilo. Viven en Monte Hermoso y su hijo fue paciente de la Sala de Oncología Pediátrica del Hospital Sor María Ludovica desde los siete meses hasta los 16 años. “Hoy tiene 20”, contó.

En ese tiempo conoció la Asociación APPO y se albergó en la `casita´. “Para nosotros siempre va a ser la “casita”, porque significó mucho. No solo porque encontramos un lugar para descansar, almorzar y pegarnos una ducha. Fue un lugar de contención”, resaltó Soledad.

Al relatar su experiencia, esta mamá contó la importancia de encontrarse con familias que estaban atravesando una situación similar y “compartir ese dolor que llevamos como familia y poder encontrar a otra persona con quien compartir los miedos y la incertidumbre`. Fue muy importante”, indicó.

Además, no dejó de agradecer el apoyo de Alicia. “Siempre tenía una sonrisa a la hora de recibirte. Te hacía olvidar de que estábamos lejos de la familia”. Y agregó: “Tengo solo palabras de agradecimiento y los mejores recuerdos. Espero que a la ‘casita’ se le reconozca el valor que realmente tiene, porque no es solo un lugar de descanso, sino de encuentro, sostén y contención”.

 

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