Sumar mucho en lo que resta del año será indispensable para que este ciclo continúe

El mal momento fastidia, pero es más grave que el futuro preocupe. En diciembre, el área fútbol ya no tendrá margen de error

Edición Impresa

Por MARTÍN MENDINUETA
@firmamendinueta

La manera en que se siente, se vive y se desarrolla el fútbol en nuestro país hace realmente difícil cumplir con aquellos proyectos que se nutren, indefectiblemente, del estado anímico diario de socios e hinchas. ¿Quién soporta las malas épocas sin caer en la tentación de pegar “volantazos” salvadores que descompriman un ambiente tenso? Casi nadie es la respuesta que brota con naturalidad. Y por algo será.

En Estudiantes se dijo claramente que este sería un semestre de transición, de “vuelo bajo” en cuanto a los objetivos. Se consensuó sin necesidad de llevarlo a una consulta popular que la prioridad era y es terminar la construcción del nuevo estadio de 1 y 55 y que por eso, en base al manejo de un presupuesto acotado, se iban a realizar pocas incorporaciones y se iba a confiar en un “hombre de la casa” como es Leandro Benítez para la conducción del plantel profesional.

El mensaje fue claro y pareció criterioso. Sonó lindo. No hubo reclamos ni cataratas de quejas. Los hinchas también habían empujado en esa dirección cuando terminó el nada positivo ciclo de Lucas Bernardi.

Aquella vez los hinchas se expresaron de un modo coincidente: “La dirigencia tiene que dejar de hacer apuestas riesgosas con entrenadores novatos. Para traer a un técnico de afuera que recién empieza, que le ofrezcan la conducción al ‘Chino’, que es uno de los nuestros y además es buena gente”. Palabra más, palabra menos esa era la opinión de muchísimos albirrojos.

El tema es que ahora la “transición” se ha vuelto ácida en materia de resultados y el malhumor ya subió a escena sin pedir permiso. A nadie le gusta ver al equipo en los últimos lugares de la tabla y, entonces, aquella convicción de soportar la etapa de transición viniera como viniese parece haber empezado a tambalear.

BILARDO SIEMPRE TUVO LA RAZÓN

Adelantado para el tiempo en que brilló como director técnico y nada hipócrita en un mundo donde hablar para quedar bien es uso, costumbre y ley, Carlos Salvador Bilardo, el mejor entrenador y conductor de grupo que he visto, siempre repitió una frase que le trajo miles de severas críticas y no pocos dolores de cabeza. “Ganar es lo único que importa”, decía el “Narigón”. Y más allá de que hay buenas y malas maneras de buscar el triunfo, la cruel realidad indica que, al menos en el mundo de la pelota, si no ganás, tus verdades pierden fuerza y la paciencia, tarde o temprano, encuentra su punto límite.

A un entrenador lo define su estilo, su modo de trabajar, su capacidad para relacionarse con el plantel que tiene a cargo, su claridad para hacerse entender y su seducción para comunicar, pero por más que apruebe con creces cada uno de los ítems, si el equipo no logra buenos resultados, si no gana seguido, encontrará rápido el punto final.

Yendo al presente de Estudiantes, el panorama está claro. El plantel ya no es de primera línea, hay muy buenos jugadores que, por el lógico paso del tiempo, han bajado su nivel de prestación, los refuerzos que llegaron para este torneo no han rendido satisfactoriamente y los jóvenes han caído en una meseta de rendimiento con escaso relieve. Todos saben esto; desde el presidente Verón hasta el hincha que dice no hacerse tanto problema cuando el equipo pierde, pero aún así es imposible cerrarle el paso al fastidio generalizado. Hasta el propio Benítez, jugando fuerte frente a los micrófonos, en la previa del partido frente a Atlético Tucumán dijo que más necesario que jugar bien era ganar.

El equipo no sólo no jugó bien, sino que además le empataron muy cerca del final del partido. Mañana, cuando vuelva a saltar al césped “cervecero”, la obligación por alcanzar la victoria será todavía mayor. ¿Por qué? Si todos saben que hoy no es un gran equipo, ¿cómo es posible que no se acepte la lógica consecuencia de estar realizando una floja campaña?

La respuesta a esa atinada pregunta está incorporada en nuestra idiosincrasia, hay que buscarla en nuestros rasgos y especial carácter para vivir la pasión por el fútbol. Somos así. Vivimos el fútbol de un modo casi salvaje. La eficacia manda y los que ganan, gobiernan. El Doctor Bilardo, por eso también fue el mejor de su tiempo, lo percibió antes que el resto. A él le gustaba el “juego bonito” (¿acaso no recuerdan cuando juntó en el mediocampo de 1982 a Trobbiani, Ponce y Sabella?), pero advirtió con nitidez que iba a perdurar sólo si sus equipos ganaban mucho más de lo que les tocara perder. El tipo ganó, ganó y ganó. Lo discutieron, aunque siempre le llovieron jugosas ofertas para dirigir en cualquier parte del mundo.

¿Y entonces? ¿Cuál es la conclusión para esta incomodidad que atraviesa y sufre hoy cada hincha de Estudiantes? Muy simple, al “Chino” lo van a querer siempre y van a entender todas las circunstancias que rodean a esta etapa, pero si no gana bastante de acá a diciembre, recibirá el mismo trato que cualquier mortal en esta “selva” que supimos concebir.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE