La familia solidaria, con visitas del patrullero, en el barrio acostumbrado a la alarma

La violencia extrema sacude a un lugar donde todos se conocen desde hace décadas. Indicios sobre una situación compleja

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A dos cuadras la escuela, a tres la iglesia y la plaza, a cuatro la comisaría. El horror de la mañana en el corazón de uno de los barrios más antiguos de Tolosa quebró la campana de cristal que parece cubrir al puñado de manzanas encerrado entre la costura de las vías del Roca, la estación local, la circunvalación y la doble vía con rambla en 117.

Alrededor de la vivienda en la que Alicia Coradello construyó y sostuvo una familia extendida, aún contra indicadores de preocupación sobre la pareja de su hija, el barrio mantiene una especie de foto antigua de vecinos. Buena parte se conoce desde hace décadas, por compartir la cuadra, cruzarse a diario y confluir en escuelas y clubes de la zona.

Desde la casa de Alicia se hizo sonar la alarma vecinal a las 7 de la mañana y 2 minutos. Se temió por otro robo o un asalto violento. El tema está en la boca de todos, todo el tiempo. Incluso, hay un permanente estado de movilización y reclamo a través de la Asamblea vecinal de Tolosa.

Esta vez, la violencia tenía otra forma y venía de una casa de la que no se esperaba. En minutos, la Policía cortó el paso en las esquinas de 117 y 529, y 115 y 530. Más tarde, el operativo impedía llegar a 116 desde una cuadra antes.

Detrás de las cintas, el estupor por la locura y ensañamiento con la criatura de 10 años a quien buscaban algunos compañeritos del colegio católico Nuestra Señora del Carmen. En esas caras de niño, estaba la misma expresión sombría que en las de los vecinos más viejos, esos que conocen a Soledad y a su hermano casi desde que nacieron. “No se puede creer que les pase algo así. Son gente de primera. Soledad es una chica bárbara, solidaria, que colabora con actividades comunitarias”, contó Pablo, referente de una de las instituciones de la zona.

“Sé que no podía acercarse a la casa y a veces venía el padre a buscar a los chicos”

Marcelo
Comerciante del barrio

 

“Son vecinos maravillosos. Es una familia maravillosa, me duele en el alma lo está ocurriendo”, declaró Rubén, quien vive a 20 metros de la casa de la tragedia.

El hombre tuvo palabras de elogio hacia la mujer que recibió un disparo en el rostro. Sobre el agresor contó que lo cruzaba cuando sacaba el auto y “siempre fue muy educado. No sé qué le habrá pasado”, se preguntó y añadió que a Ciro “lo conocía de toda la vida. Lo veía cuando pasaba hacia la escuela”, comentó el vecino.

Entre el respeto y el cariño iban las palabras de vecinos conmocionados. También aparecieron los corrillos, los cálculos y algunos datos sobre una relación marcada con violencia. Entre otros, la visita “cada dos por tres” de un móvil de la policía, según contó uno de los vecinos que prácticamente tiene ventanas cruzadas con la casa de Alicia.

“Son unos vecinos maravillosos. Me duele lo que les está sucediendo”

Rubén
Vecino de la cuadra

 

“Sabía que tenían una relación enfermiza y la suegra lo había echado. Sé que no podía acercarse a la casa y a veces venía el padre a buscar a los chicos”, apuntó Marcelo, el propietario de una gomería de la zona de trato cotidiano con el homicida.

El comerciante añadió que “no estaban conviviendo -con Soledad-, pero se veían aparte, no acá”, indicó. El hombre añadió que en la gomería cruzaban palabras con Chirino y en referencia a su vínculo le mencionaba que “tenía problemas familiares”.

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