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Policiales |FAMILIARES Y ALLEGADOS A LAS VÍCTIMAS HICIERON UNA DESCRIPCIÓN DEL ASESINO

Ludopatía, celos y violencia, en seis años de una relación que se volvió “enfermiza”

Soledad había denunciado a Juan Cruz en 2017, pero la orden de restricción se venció. Los perfiles de una pareja con “idas y vueltas”

28 de Noviembre de 2018 | 02:07
Edición impresa

Para los familiares y allegados de Soledad Marcos (32), la relación que la mujer mantenía con Juan Cruz Chirino era “tóxica”.

Ayer a la mañana, el hombre asesinó a sangre fría y de 16 puñaladas a Ciro Peñalba (10), hijo de Marcos con una pareja anterior. Luego, tras encerrarse en una habitación durante nueve horas, se pegó un tiro.

Ese abrupto y cruento final fue la conclusión de seis años de un enfermizo vínculo, en el que eran constantes las “idas y venidas”, los maltratos y, en algunos casos, la violencia.

Un familiar cercano a Soledad dialogó con este medio y relató cómo fueron esos años en los que se “peleaban para volverse a juntar al otro día”.

“Desde que nació el primer hijo (en total tuvieron tres en común), la relación se vio marcada por las continuas peleas”, explicó la fuente. Y agregó: “Estaban siempre en una situación de ‘te dejo, te quiero de vuelta’. Fue una relación enferma desde el inicio”.

De acuerdo al testimonio, Chirino era “ludópata”. Esa adicción al juego se reveló de manera temprana y en el tiempo que duró la relación sería la causa de muchos cortocircuitos.

“Apenas comenzaron a salir, a él le aparecieron deudas de juego muy importantes que le levantó el padre (médico reconocido del Hospital de Niños Sor María Ludovica)”, detalló el joven consultado.

El problema con las deudas sumaba una arista más en el cuadro, ya que “era un ambiente pesado ese donde se movía”, aclaró el testigo.

En la casa de Tolosa les faltó dinero más de una vez y Alicia lo denunció por robo, indicó.

Desde ese momento, su relación con Chirino cambió.

Después de que lo acusaron de haberles robado, “empezó a maltratarla. Hubo insultos, empujones”, expresó el familiar. En dos de los casos de violencia más extremos, decidieron denunciarlo.

A pesar de todo eso, la relación entre Soledad y Juan Cruz siguió.

“Le dijimos muchas veces que lo dejara, que le hacía mal, que no era un buen tipo. Pero se separaban y al poco tiempo volvían a estar juntos”, señaló la fuente.

DOS PERSONAS DISTINTAS

Las personas cercanas a Marcos aseguraron que Chirino “era muy manipulador” y “manejaba” a su novia para obtener lo que quería.

Según revelaron, esa ascendencia se extendía también a la dueña del hogar y madre de Soledad, Alicia Coradello.

A causa de ello, algunos familiares prefirieron alejarse un poco porque consideraban que Chirino era “tóxico”. Estudiaba abogacía y recientemente se desempeñaba como promotor en una agencia de venta de automóviles.

Sin embargo, “nunca conseguía un trabajo fijo, porque siempre lo echaban. A veces por robar, otras por irresponsable, todo ligado a su ludopatía”, dijo una fuente muy cercana a la pareja.

En tanto, Soledad trabaja en la Secretaría de Salud de la Nación. Asesorada por personal de esa cartera, presentó una denuncia contra Chirino en el Juzgado de la Familia Nº 5 de La Plata, en marzo de 2017.

Voceros oficiales informaron a EL DIA que “se le otorgó una restricción de acercamiento por 30 días, la cual no se renovó porque la víctima no continuó con la causa”.

El amor que tenía por sus hijos es visible en sus redes sociales y confirmado por sus amistades. En su perfil de Facebook, Juan Cruz tenía como foto de perfil el dibujo de una chica con un arma con mira telescópica y la portada en negro.

Ciro, por otra parte, era “un nene inquieto, pero muy bueno. Un poco vago para estudiar, le gustaba más jugar que ir al colegio”, afirmó una allegada. Acudía a la escuela “Nuestra Señora del Carmen”, ubicada en 115 entre 530 y 531, a pocas cuadras del lugar de los hechos. Durante los seis años en los que Marcos y Chirino estuvieron juntos, Ciro “se bancó mucha violencia”.

LA CASA DE 116: ESCENARIO FATAL

El escenario de toda esta historia fue siempre el domicilio de Alicia, en 116 entre 529 y 530.

Allí vivían Soledad, sus cuatro hijos y su madre. En ese lugar también permaneció en aquellos lapsos en los que estuvieron juntos, Juan Cruz Chirino. No obstante todos los conflictos mencionados, “él entraba y salía a gusto”, aseveró la familia de Marcos.

Alicia “los mantenía a todos, hasta le hacía de comer” a Chirino, admitieron las fuentes.

Los vecinos observaron que en el inmueble “se escuchaba el griterío de los chicos, parecía que nunca estaba vacía”. Ayer, durante nueve horas de locura, esa casa familiar se convirtió en un infierno.

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Multimedia

Tiempos “felices”, en la playa: Ciro junto a su madre Soledad Marcos y el asesino, Juan Cruz Chirino / WEB

Otra época. Frente a la catedral, Marcos y Chirino, a los besos / WEB

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