El barrio, petrificado por el dolor ante la crueldad sin límite contra una familia

Las puertas de la Primaria y Secundaria del colegio Nuestra Señora del Carmen permanecieron cerradas durante la jornada de ayer.

El cruel asesinato de Ciro Peñalva (10), quien acudía a ese establecimiento educativo, dejó a una familia deshecha y a un barrio que no sale del estupor.

Quienes viven desde hace muchos años en las cercanías de la casa de 116 entre 529 y 530, Tolosa y conocían a la abuela de Ciro, Alicia Coradello, aseguran que el movimiento en las calles es “normal”, pero en los rostros “todavía se observan” las marcas que dejó el aberrante crimen perpetrado por Juan Cruz Chirino.

Rubén Alvariño tiene su domicilio en la cuadra y mantenía un vínculo amistoso con la familia.

En diálogo con EL DIA, el hombre refirió que “ayer (por el martes) los que habíamos salido de nuestras casas nos encontramos con el operativo y no lo podíamos creer”.

“Estuvimos parados junto a otros vecinos como seis horas. Hablábamos entre nosotros y decíamos lo mismo, que fue una cosa terrible”, manifestó.

Para los frentistas, se trató de “un caso tremendo” que “nos tocó a todos”.

En ese sentido, Alvariño sostuvo que “el barrio es un caos, estamos todos consternados. Nadie sale del estupor, yo quedé muy dolido”.

Graciela, otra moradora de la zona, le dijo a este diario que los conocía “de vista” y les parecía “una familia buena”, dijo.

“Nos levantamos temprano, estábamos tomando mate. Cuando escuchamos la alarma y llegó la policía creímos que había sido un robo. Después nos enteramos todo por los medios y me causó mucha pena lo del nene, estamos todos angustiados por lo que pasó”, añadió.

En tanto, desde el jardín maternal el Refugio del Angel, ubicado en la esquina de 116 y 530 contó una docente que “todavía quedan las sensaciones de esas horas difíciles que vivimos todos”.

La comunidad buscará consuelo en la oración: el sábado a las 19 horas se realizará un misa en recuerdo de Ciro en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen.

La familia de Alicia Coradello y Soledad Marcos, abuela y madre de Ciro, “era maravillosa”, opinó Alvariño y recordó que “hace por lo menos unos 25 años que viven acá. Vivían en 115 bis entre 529 y 530. Después refaccionaron esta casa y se mudaron a 116”, dijo.

Asimismo, aseguró que “a Alicia la conocen y la quiere todo el mundo porque son muy respetuosos y es gente de trabajo”. Y señaló que a Chirino “lo conocía”.

“Me llama mucho la atención lo que pasó, porque he visto salir a la pareja (Marcos y Chirino) a todos lados con los chicos”, indicó.

Sobre la relación “enfermiza” que mantenían (según contaron familiares de Soledad Marcos), el frentista aclaró que “nunca me enteré que habían tenido problemas”.

“No sé cómo era” ese vínculo, por eso “tampoco puedo decir mucho”, expresó.

Respecto a al crimen, declaró que “pegarle a un angelito 16 puñaladas es de cobarde y de loco. Un ser humano normal no puede ser capaz de cometer semejante barbaridad”.

Por último, al igual que los allegados a las víctimas, descartó la versión que refería una posible reconciliación entre la madre y el padre biológico de Ciro: “Me parece que es mentira. Lo he visto -al papá- venir a buscar a Ciro con su mujer y sus hijos”.