De la protección al abuso, un hilo delgado

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Por ANDREA F. VILCHES (*)

Actualmente, abundan las noticias refiriéndose a violaciones, abusos en los hogares, escuelas, trabajo, etc. Hace 22 años que me desempeño como Psicoanalista, y esta temática es moneda corriente en el relato de los pacientes, formando parte de los secretos familiares.

Por ello, no es un tema ajeno al Psicoanálisis y debemos “elogiar” el hecho de que el abuso en general (incluido el de género, violencia) sea un capítulo más relevante en el área jurídica, en los temas cotidianos y en el reconocimiento social. El sujeto viene al mundo en total desamparo, dependiendo de la asistencia ajena que lo anticipa y lo constituye. Así desde el principio, la relación del infans con el otro auxiliar-asistente-experimentado, es asimétrica. Este desamparo estructural da lugar al ejercicio de poder de un sujeto sobre el otro. El abuso consiste en que el infans ha devenido objeto de goce (sexual, pero también agresivo) de otro que se aprovecha de esta situación de asimetría. Este desamparo originario es la que se reactualiza en cada situación de abuso, en la que el sujeto queda a merced del otro. En la adultez, hablaremos de abuso cuando un sujeto sea sometido por otro que ejerce poder, poder que la víctima indefensa le otorga.

En los hogares, en las escuelas, en el trabajo hay modos de abuso invisibilizados donde burlar, ningunear, desplazar, utilizar, es un modo de abuso del otro.

Freud, sostuvo que el otro siempre está integrando nuestra vida psíquica sea como modelo, objeto, rival o ayudante. Qué modelo de lazo con el otro predomina en nuestra cultura? La cultura debe realizar muchos esfuerzos para frenar las tendencias agresivas del ser humano y para poder significar e historizar, dando lugar a nuevas investiduras libidinales y abriendo posibilidades creativas.

 

(*) Psicoanalista

 

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