El Pincha pasó de la fiesta absoluta a la frustración total

Tenía el partido asegurado, pero dos distracciones y errores increíbles lo privaron de un triunfo que parecía encaminado

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SANTA FE
Enviados Especiales

Por MARTÍN CABRERA

mcabrera@eldia.com

Se acabó la buena racha de Estudiantes. En Santa Fe se terminó su invicto y esa frenética sumatoria que lo llevó a dejar de mirar la tabla de Promedios y atreverse a soñar con la pelea de arriba. Colón le ganó 3-2 en un partido que lo tuvo como para golear, pero sus errores, la falta de jerarquía y la extrema fortuna de su rival lo dejaron sin nada. Y con mucha bronca. Mucha.

El equipo de Gabriel Milito había logrado reponerse al tempranero gol rival. Y tenía totalmente controlado el partido. Estaba mostrando su mejor versión cuando en cinco minutos tiró por la borda todo lo bueno para dejar escapar, en un escenario complicado, puntos que ya parecían seguros.

El arranque del partido tuvo a un Colón más activo y con mejor predisposición. Encontró en sus laterales a los jugadores más punzantes y al colombiano Morelo el dolor de cabeza para Facundo Sánchez y los centrales. Sin superarlo, dio una mejor impresión. Entonces llegó el gol. Fue a los 11 minutos luego de una infracción de Mateo Retegui sobre Marcelo Estigarribia, que en realidad compró Delfino por la torpeza del delantero a la hora de mover sus brazos. Pero no hubo falta. Poco le importó a la Pulga Rodríguez, que con un derechazo preciso dejó sin chances a Mariano Andújar, que no recibía un tanto en contra desde la goleada ante Arsenal, seis fechas atrás.

El gol le dio impulso al local, que siguió empujando y aprovechando los desacoples defensivos de Estudiantes y, por sobre todas las cosas, la imprecisión de Gastón Fernández, que en el primer tramo del período estuvo muy mal con la pelota.

Hasta que el Pincha empezó a tomar el control del juego. Avisó con Edwar López y Manuel Castro por las bandas. Pero por sobre todas las cosas el repunte lo consiguió con la Gata, que empezó a hacer circular la pelota a lo ancho del campo y con pases filtrados. Por eso no sorprendió que a los 24 minutos el colombiano López marcara el empate, tras una corrida del uruguayo Castro por derecha y el pase magistral de Fernández, que dejó a López que empujara ante la salida fe Leonardo Burian.

Pudo aumentar el Pincha tras una jugada preparada: la Gata amagó a tirar el centro pero cedió al medio para que Castro le pegara fuerte y al palo izquierdo del arquero rival, que vio cómo la pelota pasó a pocos centímetros. Acariciaba el segundo gol el equipo de Milito. Y a los 36 lo hizo posible, otra vez con una corrida por derecha. Desborde de Mateo Retegui, cesión a Iván Gómez y éste a la Gata, que aguantó, giró y cuando todos esperaban el pase a Edwar López le rompió el arco a Burian.

A esa hora los aplausos a los jugadores locales se transformaron en murmullos e insultos. Los que hasta la previa eran héroes empezaban a estar en observación, por un nivel sorprendentemente malo, con poca reacción y uno extraño retraso en el campo. En buena parte generado por el manejo de la pelota de Estudiantes y el peligro que le generó por las bandas y por el centro del campo.

mismo panorama en el inicio del complemento

El segundo tiempo arrancó igual, con Estudiantes controlando la pelota, pero abusando de una tenencia sin eficacia. Más allá de eso nada hacía presagiar lo que iba a ocurrir minutos después, cuando en una ráfaga de cinco minutos perdió absolutamente todo. Realmente tenía el partido en el bolsillo y sólo se esperaba el gol que liquidara las cosas.

No sucedió. Y peor. A los 15 minutos la defensa se mandó un blooper de aquellos. Nadie tomó la decisión de sacar la pelota y Gómez equivocó un pase. Dejó corta la pelota para que otra vez Pulga Rodríguez, solo y sin marca, decretara el empate, tan injusto como sorprendente. Pero no fue lo único, porque en esos minutos de desconcierto y locura un contragolpe por la derecha del ataque local dejó mano a mano a Braian Galván, que definió fuerte y cruzado al segundo palo de Andújar.

FALTA DE CONTUNDENCIA QUE PAGÓ

Estudiantes pagó muy caro su falta de contundencia pero, por sobre todas las cosas, sus problemas en los laterales, el punto más bajo de la noche santafesina.

Y de repente, luego de tener un triunfo cómodo, quedó en desventaja, aturdido y golpeado. Milito movió el banco de suplentes para recuperar el eje, pero ya fue tarde. A pesar de tener más de 25 minutos por delante nunca pudo ni supo cómo imponerse. El rival se le cerró en su campo y a pesar de buscarlo por todos lados y tener alguna chance, se quedó con las manos vacías.

Derrota de Estudiantes en Santa Fe. Inmerecida y sorprendente. Una derrota que duele y que lo devuelve a su lugar. Porque todavía no es un equipo para pelear los primeros puestos y sufre la falta de jerarquía en algunos sectores del campo. Pero este equipo, a pesar de la derrota, está mucho mejor el que hace seis fechas atrás. Eso es indiscutible.

Cuando pase la calentura el técnico y los protagonistas podrán sacarle cosas positivas al juego. Y también hacer un análisis más acabado del cuadro de situación. Está claro que no era una maravilla semanas atrás ni tampoco fue un desastre anoche. Si su intención es salvarse del descenso seguramente le alcanzará con lo que tiene porque no va a perder muchos partidos como el de ayer, salvo que se vuelve a equivocar muy feo. Pero si quiere dar un salto de calidad está claro que necesita cuatro refuerzos de jerarquía. Y prestar más atención.

Perdió, le dijo chau a su buena racha y recibió un trompazo luego de un presente muy dulce. Pero seguramente no será más que eso: una trompada que hizo añicos su sueño de ganar otra vez para pelear más arriba.

 

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