Boca cerró el año en Rosario con otra muy floja actuación

De entrada quedó un gol abajo, y de no haber sido por el arquero, Central le hubiera sacado una mayor diferencia en el marcador

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Mientras se contaban los votos de las elecciones que marcaron un nuevo récord de asistencia para elegir al futuro presidente del club, el equipo de Boca entró el Gigante de Arroyito, en Rosario, para defender la punta del campeonato oficial de Primera, la Superliga, como visitante de Rosario Central... El mal tiempo, con lluvia incluida, que amenazó suspender el juego, y la posibilidad concreta de que fuera la despedida de Gustavo Alfaro como entrenador del equipo, fueron ingredientes que le dieron mayor interés a un partido que para el local significaba una gran chance para continuar con la suma de puntos que le permita escalar en la tabla de los promedios.

No pudo ser, porque la formación boquense, sin Carlos Tevez ni Mauro Zárate, quienes por lesiones ni siquiera viajaron a Rosario, volvió a fracasar en lo que a juego se refiere y perdió 1-0 ante un rival que lo dominó en algunos pasajes, particularmente el inicial, cuando se produjo la apertura, y terminó siendo más peligroso en ataque aún cuando la iniciativa le correspondió al visitante. A pesar del empuje final del elenco azul y oro, que lamentó como un pelotazo de Eduardo Salvio rebotó en el palo de la mano derecha del arquero.

La eliminación frente a River en semifinales de la Copa Libertadores, con polémicas declaraciones del entrenador, que continuó en esa línea después de cada presentación, y el nivel de juego, alejado de las expectativas, no hicieron más que complicar un cuadro de situación para una escuadra que dejó pasar otra buena oportunidad cuando en la fecha anterior no le pudo ganar en la Bombonera a Argentinos Juniors. Con toda esa presión viajó el conjunto Xeneize a cancha de Central, donde volvió a exhibir una serie de variantes, lo que ha sido moneda corriente a lo largo de toda la actual gestión.

Más allá de las excusas esgrimidas por Alfaro, respecto de los jugadores que abandonaron el equipo y de los que llegaron, con apellidos que el propio conductor técnico enumero en repetidas oportunidades, anoche Boca entró a la cancha de Central con la necesidad de una victoria que le asegurara el primer lugar en la tabla, objetivo primario de un grupo cuyo futuro, en buena parte, estará ligado a la nueva conducción de la entidad, esa que anoche se adjudicó las elecciones en un recuento que se completó mientras la pelota rodaba en el Gigante.

Antes de comenzar el que fue su partido 50 al frente de Boca, Alfaro lo calificó “el final de un proceso” cuyo propósito central era “dejar primero a Boca”, y con una serie de modificaciones que incluyó la presencia de Daniele De Rossi en la franja central postergó el protagonismo que se le ha venido reclamando, aunque sin éxito. Campo y pelota fueron patrimonio de Central ni bien el árbitro ordenó el comienzo y un cabezazo de Sebastián Ribas, desde buena colocación, no hizo más que certificar la tendencia del encuentro.

En ese tramo inicial, Central dejó ver el crecimiento logrado por el equipo desde la caída experimentada contra Estudiantes, la que puso a Diego Cocca al borde de la renuncia, que se desactivo en el marco de una racha que incluyó triunfos sobre Godoy Cruz, River y Aldosivi, más un empate frente a Central Córdoba, en Santiago del Estero. Las buenas intensiones del conjunto rosarino desembocaron a los 13 minutos en un ataque de alto riesgo, que incluyó un derechazo corto de Diego Zabala que explotó en las manos de Esteban Andrada.

Boca no podía siquiera equilibrar, porque la salida que trató de ser limpia del italiano de Rossi no tuvo continuidad en la línea media, y a los 17 minutos llegó lo que a esta altura parecía inevitable: el gol de Central. Nahuel Molina escaló por el carril derecho, cruzó al medio del área, no pudo conectar Zabala delante del arco y el uruguayo Ribas, entrando por detrás, aseguró el 1-0 que, al final, hizo reaccionar al conjunto Xeneize que a los 23 llegó vía Emanuel Más.

A esta altura del partido empezó a ser mayor el aporte de Eduardo Salvio, tratando de juntarse con Alexis Mac Allister, y aunque Ramón Ábila, que llegó con lo justo, por una lesión sufrida en un pie durante la semana de entrenamientos, continuaba a un lado, el partido, de repente, se apretó contra el arco de Jeremías Ledesma. Central aguantó apretado en terreno propio, agazapado, a la espera de salir rápido de contra.

Lo hizo con un más alto grado de peligrosidad, porque de no haber sido por un par de tapadas del arquero, y un pelotazo que se fue junto a un palo, la distancia hubiera sido más amplia. Pero zafó Boca y se mantuvo vivo en dirección a un segundo tiempo que se mantuvo dentro de los parámetros de la etapa inicial.

Con más ganas que juego, Boca se hizo cargo del partido en la recta final, desarrollando situaciones por afuera, con la intención de levantar centros para la entrada de Ábila. Por este medio lo acorraló a Central, que achicó los espacios y salió de contra. Un remate de Salvio pudo ser el empate, aunque el palo de la mano derecha de Ledesma lo evitó, y a la vuelta el que pudo aumentar fue Central, aunque Claudio Riaño no definió bien.

Así llegaron al final del año futbolístico que para Boca, por lo que anticipó su técnico en la previa, no fue el esperado.

 

 

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