“Pasé por cuatro escuelas, todas públicas, siempre me aburría”

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Héctor Roldán recién supo que tenía un coeficiente intelectual de 148, mayor a la media, a sus 40 años. Este platense que ahora tiene 57 asegura que en ese momento comprendió por qué le había costado tanto adaptarse a la escuela y terminar una carrera.

“Pasé por tres escuelas, todas públicas, siempre me aburría y tenía problemas de conducta, me suspendían y mi mamá me terminaba cambiando”. Pasaba de una cosa a la otra, porque todo le interesaba. Su madre que era maestra y su padre obrero, no entendían por qué no se quedaba un minuto en paz. La palabra “inquieto” marcó toda su infancia. Hasta lo llevaron al médico y lo medicaron con ritalina para que se calme.

Empezó más de cuatro carreras que no terminó. Hoy vive de la venta de máquinas industriales, pero también es payaso de hospital y uno de los fundadores de Creaidea, la organización que contiene a las familias que tienen chicos superdotados.

“Supe de mi condición por casualidad, haciendo un test cuando recién empezaba Internet, en el año 2000”, recuerda. A partir de ahí se contactó con Mensa, el organismo internacional que evalúa y nuclea a las personas con CI elevado.

Asegura que recién empezó a vivir mejor a los 21, “porque hice psicoterapia y eso me ayudó a estar más cómodo socialmente”. Hoy está casado y es padre de dos hijos, uno de ellos, Tomás, también con altas capacidades. Pedro, el segundo, no se sabe. “Él eligió no testearse, pero a los 22 ya era ingeniero en sistemas”.

 

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