Un nivel muy pobre de rendimiento que hizo imposible distinguir cuál es el estilo de juego
Edición Impresa | 16 de Abril de 2019 | 03:53

Por MARTÍN MENDINUETA
La primera derrota del segundo ciclo tutelado por Gabriel Milito se pareció bastante a la etapa final de la conducción de Leandro Benítez. Sin una gota de poderío, haciendo valer cero su condición de local y vacío de argumentos sólidos para quebrar la elogiable dinámica del rival, Estudiantes irá el próximo viernes al estadio de Banfield más obligado a reivindicarse que a pasar de ronda.
Absolutamente cautivo de la presión ejercida por los juveniles dirigidos por Hernán Crespo, el “León” profundizó severamente aquella primera decepción, cuando no pudo vencer al ya descendido San Martín de Tucumán. El “Taladro” se lo fue “comiendo” sin dejarle hendija para la reacción. Los pibes vestidos de verde lo atoraron en la salida y desplegaron una movilidad que contrastó con la parsimonia albirroja a la hora de intentar gestar algo positivo en tres cuartos de cancha.
Una muy mala actuación de Gonzalo Jara (su peor versión desde que llegó al club), más el fracaso rotundo de la línea media con Mauricio Rosales (evidentemente Milito confía mucho en sus cualidades), Braña (si a los cuarenta años no lo ayudan a marcar a chicos veinteañeros, es lógico que quede expuesto a una sucesión de errores), Enzo Kalinski (es especialista en nada, toca bien donde su toque no lastima al rival y marca sin tener la agresividad ni el quite de un típico volante central) y Matías Pellegrini (el gran crédito del equipo hoy está lejos de la magnífica frescura que mostró cuando debutó con el “Chino”), construyeron un bodoque incapaz de seducir a su gente.
Si a esto le sumamos una tarde errática de Gastón Fernández y la opaca actualidad de Mariano Pavone (igual Milito debió dejarlo hasta el final, sólo porque ninguno de los que ingresaron superan su prestación), más que un equipo moderno y moldeable a distintos sistemas tácticos, únicamente se observó a un Estudiantes preso en la impotencia.
¿PRIMERO EL SISTEMA Y DESPUÉS LOS NOMBRES?
Si así fuera, sería un craso error. Estudiantes parece estar más pendiente de un dibujo o formato táctico que de cuestiones básicas, fundamentales, como son defender bien, hacerse fuerte en la zona media y atacar con variantes. El último domingo no fue profundo por las bandas, vio correr más y mejor a los del otro equipo, le costó horrores generar situaciones propicias para llegar al gol y. por si esto fuera poco, estuvieron cerca de marcarle tres goles.
¿Cuál es hoy la identidad “Pincharrata”? ¿A qué está jugando? ¿Qué es lo que busca? Sus hinchas se fueron tristes por la caída, pero mucho más por no tener respuestas para cada una de esas preguntas.
El problema no es, bajo ningún punto de vista, que en la tribuna no quieren a Milito por su “cuna” y/o por su idea futbolística. Eso es viejo, ya está, ya pasó. El conflicto de hoy es no saber qué es lo que pretende el entrenador cuando ubica a Mauricio Rosales adelante de Facundo Sánchez. El primero no marca diferencias en la búsqueda ofensiva y, al mismo tiempo, le anula a Sánchez lo mejor que tiene, su espontaneidad y sorpresa para pasar a ocupar posiciones de ataque.
Otro interrogante que sobrevuela el ambiente: ¿Es mejor eso que se vio o devolverle la titularidad al uruguayo Manuel Castro? ¿Tanto se equivocaron los hinchas que se habían entusiasmado con su manera vertical de atacar por la derecha? Hay decisiones que no se entienden, pero esto no es irónico, es real.
En el segundo tiempo del clásico Pablo Quatrocchi hizo ingresar a Carlo Lattanzio y el rápido delantero se hizo notar. Estuvo intenso y hasta estrelló un remate en el travesaño. Sin embargo, los suplentes del primer equipo son Edwar López y Mateo Retegui. El ataque está a “punto caramelo” para reformularlo por completo. Por si no se entiende la idea expresada, para renovarlo entero.
En tres días tiene que volver a jugar y sería muy peligroso que cometiera los mismos errores. No clasificar para la próxima fase de esta Copa Superliga sería una tristeza más para una temporada plagada de manchas. En cambio, volver a jugar tan mal sería peor. Es obvio que necesita buenos refuerzos, pero ahora, con lo que tiene, está obligado a mostrar una cara distinta.
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