La música no para: entre las ganas de tocar (aunque sea por la web) y la incertidumbre financiera

Ante la ola de cancelaciones, decenas de artistas realizan shows virtuales, y se preguntan por el costo del parate

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El viernes por la noche, Juana Molina lucía una sonrisa de oreja a oreja. “Se puede”, decía al micrófono para miles de personas que seguían su concierto: la artista había triunfado ante las adversidades del contexto pandémico y llevaba adelante su show, sin público, desde ya, pero para miles de espectadores gracias a la magia de internet.

Y desde la independencia absoluta: sin una gran productora detrás que facilitara equipos o recinto, Molina, con ese espíritu hazlo-tú-mismo que es ya una forma de ser para los artistas independientes, improvisó un escenario en su living, con decorados de film alveolar (o papel burbuja), los juegos de luces que iban a estar en el escenario del complejo cultural C, donde se iba a llevar a cabo el show originalmente, y hasta un invitado de lujo como Catriel. Juana transmitió desde la página de YouTube de Futurock, para lo cual tuvo que pedir que le aumentaran la velocidad de internet, todo, ese mismo día.

La música se rebela ante el coronavirus: la artista fue apenas una pionera de una tendencia que crece como una balsa salvadora en el medio de la marea de cancelaciones. Ya se postergó el Lollapalooza, la vuelta de Soda y varias visitas internacionales, y esto parece ser solo el inicio de un puñado de meses sin grandes recitales, pero son varios los músicos que se las han ingeniado para seguir tocando vía web y, de paso, llevar salvadora música a los hogares en cuarentena.

Jorge Drexler inició la tendencia, tras cancelar su concierto agotado en Costa Rica y tocar desde el teatro vacío para su página de Facebook. Lo siguieron, además de Molina y entre otros, los españoles Ismael Serrano y Alejandro Sanz, Juanes y Alejandro Lerner, que el domingo lanzó “Entre Todos”, un ciclo virtual de conciertos con músicos amigos, un terapeuta, un filósofo y un infectólogo para acompañar a la población en tiempos de crisis.

“De golpe se me ocurrió que estas cosas pueden ser pruebas para cambiar el rumbo, moverse en otra dirección”, comentó Juana Molina desde sus redes sociales, antes de su show del viernes.

Y estos nuevos rumbos están tomando incluso algunos festivales: el Lolla se pasó para noviembre y en el mundo, entre cuarentenas obligatorias y medidas que prohiben las grandes aglomeraciones, poco a poco se van cayendo todas las fechas grandes, pero en España se les ocurrió lanzar, en cambio, el primer festival musical íntegramente digital, el pasado fin de semana: “Yo me quedo en casa” tuvo en su escenario virtual a Rozalén, Andrés Suárez, David Otero, Sofia Ellar, Dani Fernández, Marta Soto, Alfred García, Funambulista, Marwan y Carlos Sadness, en un proyecto que pretendió “acompañar en estos tiempos convulsos, entretener al público y concientizar de la importancia de mantenerse en casa”.

TIEMPOS DE CRISIS

“Los propios músicos están sufriendo la crisis global en sus propias carnes, dado que muchos han tenido que cancelar sus conciertos en las próximas fechas, así que han querido aprovechar la situación para, de forma altruista, ofrecer su música como antídoto contra el aburrimiento y el mal rollo”, explicaron en un comunicado.

Allí una de las problemáticas profundas de la pandemia: artistas que forman parte de la escena musical independiente viven horas de sensaciones encontradas entre el apoyo a las medidas que combatan la pandemia y la incertidumbre sobre cómo sostenerse ante la falta de actividad.

La cantante Silvia Iriondo propuso que “espacios como el Centro Cultural Kirchner y otros lugares gubernamentales abran sus espacios para conciertos sin público y que esos recitales sean filmados y transmitidos por la Televisión Pública, por ejemplo. Sería una manera de seguir manteniendo una vida cultural que para todos nosotros siga viva”. En una línea similar, el guitarrista José Saluzzi arriesgó que “mejor que nunca es un momento para utilizar las tecnologías que tenemos para transmitir nuestro arte, nuestro trabajo y así menguar la manera en que se afectan las labores artísticas y culturales”.

El uruguayo Leo Maslíah subió ayer a su cuenta de Twitter una foto suya con dos pensamientos ante este panorama. En uno de los gráficos se leía: “Supongo que en estos días van a anunciar planes de subvención para músicos, actores, sonidistas, etcétera, que nos quedamos sin ingresos” y en el segundo “Y las exoneraciones de pago de luz, agua, alquileres”.

Luciano “Lulo” Esain, baterista de las bandas de rock Valle de Muñecas y Acorazado Potemkin describió al presente como “una situación de incertidumbre” y sostuvo que “si no trabajamos no cobramos y hay una cadena que tiene que ver con sonido, iluminación, fleteros, asistentes y gente que trabaja al día y cuenta con ese ingreso y no se sabe cuándo volverá a acomodarse eso. Uno entiende la crisis sanitaria y todo pero también debe contemplarse la situación de personas que trabajan para que un concierto suceda”.

 

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