De asintomáticos, brotes y curvas: el nuevo lenguaje que nos trajo el COVID-19

Edición Impresa

¿La curva se aplana o no se aplana? ¿Cómo evoluciona el Factor R? ¿Hay más asintomáticos que contagiados? Que el lenguaje es algo dinámico y que muta al calor de los cambios sociales no es ninguna novedad. Y la pandemia de coronavirus sin duda que lo volvió a demostrar: este virus surgido en China no sólo modificó la economía y la forma de relacionarnos sino que también generó un “efecto mariposa” en el ámbito lingüístico. Nos guste o no, el COVID-19 impuso un léxico nuevo con palabras que hasta hace poco ni siquiera teníamos en nuestra imaginación.

Si de fechar arbitrariamente este nuevo lenguaje se trata, podríamos ubicar el nacimiento de este vocabulario el 7 de enero de 2020, cuando en Wuhan los científicos identificaron el coronavirus como SARS-CoV-2. Luego la OMS acordó nombrar la enfermedad con el acrónimo del inglés COVID-19, (por coronavirus disease y el año que apareció, 2019), por más que el presidente de los EE UU se empeñara en designarlo como “el virus chino”.

Desde esa fecha comenzó a circular por el mundo un repertorio de términos, expresiones y terminologías especializadas que se vulgarizaron y se convirtieron en moda. Los lingüistas saben que en circunstancias excepcionales nacen palabras nuevas, pero suelen ser efímeras. En este caso, lo excepcional ha sido la “vulgarización” del lenguaje científico que se fue incorporando en todos los idiomas del mundo.

Estado de alarma global, crisis sanitaria, distanciamiento social, aplanamiento de la curva de contagios, emergencia de salud pública o brote pandémico son sólo algunos ejemplos. El vocabulario del coronavirus se amplió a nuevas definiciones: los agentes o vectores de los contagios, las personas asintomáticas y ahora los “supertransmisores” o “supercontagiantes”, aquellos que contagian a más personas que el promedio. Más complicado de entender es la “carga infectante” que se refiere a la cantidad de agentes que influyen en que alguien se infecte. A nivel más local, expresiones como “caso autóctono”, “caso sospechoso”, “transmisión comunitaria” o “transmisión en conglomerados” constituyen un glosario del lenguaje epidemiológico con el que la ciudadanía no sólo ya está familiarizada sino que es capaz de reconvertir. “Embarbijados” o “cuarentenear”, por caso, son sólo algunos ejemplos de esa reconversión.

 

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE