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Información General |ARGENTINA ES UNA DE LAS NACIONES MÁS ENVEJECIDAS DE LA REGIÓN

Envejecimiento poblacional: un logro que impone un fuerte reto al país

Fruto del aumento en la expectativa de vida, el hecho de que las personas que superan los 60 años representen un porcentaje de la sociedad cada vez mayor plantea un desafío que va más allá de la economía y la salud

Envejecimiento poblacional: un logro que impone un fuerte reto al país
6 de Septiembre de 2022 | 02:33
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Como dejaron en evidencia los dos últimos censos nacionales, el segmento de la población que supera los 80 años es el que mayor crecimiento relativo registra en el país. Con un número cada vez más importante de adultos mayores no quedan dudas de que en Argentina, como en buena parte del mundo, la gente vive cada vez más; lo que no está muy claro es si ese vivir más equivaldrá en un futuro cercano a vivir dignamente.

Gerontólogos, sociólogos y otros expertos en el tema coinciden en advertir que para que eso sea posible urge por lo pronto dejar de enfocar el envejecimiento poblacional sólo como un problema que amenaza los sistemas sanitario y previsional para considerarlo un reto mucho mayor de toda la sociedad.

Aunque a un ritmo menos acelerado que otros países del mundo, Argentina empezó hace algunas décadas un sostenido camino hacia el envejecimiento poblacional. De este modo se convirtió en uno de los cuatro países con mayor proporción de población envejecida en la región, con más de 7 millones de personas mayores de 60 años, una condición demográfica que, según proyecciones, escalará a uno de cada cuatro argentinos en 2050.

El envejecimiento de la población es el resultado de un descenso en la tasa de fecundidad, que en Argentina pasó de 3,2 hijos por mujer en 1950 a 2,3 hijos por mujer en 2015; y, en simultáneo, de la disminución de los índices de mortandad en todas las edades, aparejado al aumento de la expectativa de vida, que escaló de 61,4 años en 1950 a 76,5 años en 2018.

Para el demógrafo e investigador del Conicet en el Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad Enrique Peláez, se trata de “uno de los mayores logros de la historia de la humanidad, pero también uno de los mayores desafíos”.

“No son años que ganamos enfermos, los años de vida saludable han aumentado también”

 

Como señala el investigador, se quería vivir más años y, gracias a avances científicos y tecnológicos, se logró ganarle años a la vida. Sin embargo, en general esto no es acompañado por una valorización de la vejez, en una sociedad que privilegia el ser o parecer joven.

“Nos resistimos a ver el envejecimiento como un problema, como suele ser visto, aunque sí está claro que trae importantes desafíos desde el punto de vista de la organización de las sociedades y las políticas públicas”, sostiene Peláez

A su entender, se trata de desafíos que atañen no sólo a los sistemas de jubilaciones, de salud o de cuidados, sino también a la creación de actividades sociales y de participación ciudadana, de trabajo, de educación o lo referido a adecuaciones en las ciudades, las viviendas o el transporte público.

El envejecimiento poblacional es uno de los mayores logros de la humanidad, pero también uno de los mayores desafíos desde el punto de vista de la organización de las sociedades y las políticas públicas”

Enrique Peláez
Demógrafo

 

Como coinciden en señalar especialistas en tercera edad, ni las organizaciones de salud, ni los comercios, ni la arquitectura urbana, ni el sistema de transporte ni la administración pública están preparados para afrontar el enorme cambio demográfico que atraviesa nuestro país, lo que podría traducirse en pocos años en un muy mala calidad de vida para la población mayor.

El gran desafío, implica, “ante todo avanzar en un cambio de paradigma, que abandone la visión reduccionista de que la vejez es igual a enfermedad y pérdida de autonomía”, dice la psicogerontóloga Gabriela Williams, coordinadora del dispositivo para personas mayores de la asociación civil Proyecto Suma.

La vejez “es ciertamente una etapa en la que hay mayor prevalencia de enfermedades, pero la vejez es algo mucho más complejo y heterogéneo que eso”, señala.

"Asociar la vejez con problemas de salud, dependencia funcional y una carga económica implica considerar que las personas mayores únicamente son útiles en la medida en que pueden producir”

Sol Minoldo
Doctora en Ciencias Sociales

 

Es que los años de vida que se ganaron “no son años de vida que ganamos enfermos, los años de vida saludable han aumentado muchísimo también y la mayoría llega bien a su vejez”, explica por su parte la gerontóloga Olga Chiadó.

En ese contexto, la especialista resalta la importancia de propiciar un abordaje biopsicosocial de la vejez, que promueva un envejecimiento activo desde la salud física como también la psíquica y emocional, la autonomía y la participación social, al tiempo que atienda la diversidad en la vejez.

“Parece absurdo aclararlo, pero muchas veces no se tiene en cuenta que no hay dos vejeces iguales, todos envejecemos distinto, según nuestras trayectorias y condiciones de vida y a cómo podemos, sabemos y queremos envejecer”, afirma Chiadó.

Para la especialista, hoy resulta indispensable escuchar las demandas de las personas mayores y de sus redes, que no se limitan a demandas por límites físicos sino también deseos, proyectos y expectativas, que “nada de eso se pierde en la vejez”.

“Muchas veces se cree que las personas mayores pierden el interés y las ganas de hacer. La realidad es que, salvo que haya ciertas patologías, el cuerpo envejece pero la psiquis no, al contrario, se desarrolla”

Gabriela Williams
Psicogerontóloga

 

“Muchas veces se cree que las personas mayores pierden el interés y las ganas de hacer. La realidad es que, excepto que haya ciertas patologías, el cuerpo envejece pero su psiquis no, al contrario, se desarrolla”, asegura Williams.

De cara a una sociedad cada vez más envejecida, ambas especialistas destacan la necesidad de seguir creando programas desde los gobiernos y la sociedad civil que promuevan espacios de inserción social y la posibilidad de recreación, de consumo cultural, de seguir estudiando o incluso trabajando, especialmente cuando se atraviesan duelos por la viudez, la pérdida de amigos o la jubilación.

Aunque son numerosos los prejuicios que recaen sobre la vejez, “uno de los más dañinos es el de pensar que ‘el aluvión de viejos’ que vendrá significará un problema o carga económica” al modificarse la relación entre personas en edades laborales y en edades jubilatorias, explica Sol Minoldo, doctora en Ciencias Sociales e investigadora del Conicet.

“Transferirlo inmediatamente a una conclusión económica es erróneo y no es más que un prejuicio edadista de asociar a las personas mayores con problemas de salud, dependencia funcional y una carga económica. Esto tiene detrás una premisa muy fuerte de que las personas únicamente son útiles en la medida en que pueden producir para el mercado, lo cual es discutible”, explica la socióloga.

“No hay dos vejeces iguales, cada quien envejece según su trayectoria y sus condiciones de vida”

 

Para Minoldo “ es necesario analizar con más contexto y ver qué pasó con los cambios en las maneras de producir durante estas décadas. No se puede asumir que una reducción de personas en edad laboral automáticamente implica reducir la capacidad de producir riqueza”, dice.

“Cuando hacemos proyecciones de PBI es muy raro que se prevea una caída por causas demográficas”, dice Minoldo, quien señala que, “además, son muchas las personas mayores que siguen aportando a la producción de riqueza desde trabajos mercantiles y no mercantiles”.

Asimismo, la capacidad de consumo de estas personas “se puede sostener con cambios tanto en los bienes y servicios que produzca el mercado, con un mayor peso del consumo de personas mayores, como en aceptar que la inversión en el sistema previsional incremente su peso en el conjunto del gasto social del Estado para que el envejecimiento sea sostenible”, sostiene.

“Nadie quiere que el Estado transfiera a los mayores una mayor proporción de la riqueza. Entonces, el verdadero problema que enfrentamos no es técnico, sino distributivo y ante todo político”, concluye.

 

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