Triunfo para la historia

No conseguía una victoria allí desde 2008 y sólo 9 veces había salido victorioso de ese escenario. El festejo de anoche rompió con todos los registros negativos y lo dejó en una expectante posición en la tabla

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Martín Cabrera

mcabrera@eldia.com

Hay triunfos que quedan para toda la vida. Los que valen un título, los que son con una goleada histórica y esos conseguidos en escenarios complicados. El de anoche de Estudiantes en la Bombonera es uno de esos. Pasarán los años y se recordará el festejo de 2023 con el golazo de tijera de Mauro Boselli, que sirvió para sumar tres puntos claves, para romper una racha negativa de 15 años en esa cancha y para lograr la décima victoria en la historia del profesionalismo como visitante ante Boca. Tremenda alegría para el Pueblo Pincha, que en este tramo del torneo está de pie, feliz y empezando a mirar los puestos de arriba cuando hace un mes atrás todo era confusión. El Pincha, de paso, logró ganar su quinto partido de los siete que lleva el nuevo DT al frente, sumando el torneo y la Sudamericana. Además, ganó tres partidos seguidos como visitante y dos de ellos a equipos grandes como Boca e Independiente.

El equipo de Eduardo Domínguez, que supo aguantar el temporal y la pasó mal en el arranque del segundo tiempo, se fue soltando cuando vio que su rival había agotado sus variantes y se animó a buscar el gol. Lo logró con dos de sus mejores jugadores, o mejor dicho de esos jugadores recontra inteligentes que saben cuándo, cómo y dónde atacar. Centro de Fernando Zuqui quirúrgico al corazón del área para que Mauro Boselli, que se había bancado los 85 minutos solo contra el mundo, ensayó una tijera, una volea o como quieran definirla a las espaldas de Facundo Roncaglia. De esa manera le pegó fuerte y al palo derecho de Sergio Romero, que dio una débil respuesta y vio más cerca que nadie cómo la pelota ingresaba al gol. Golazo para una victoria impensada pero llena de vigor y empuje.

Ahora Estudiantes trepó al noveno puesto, está en el lote de los equipos que se clasifican a las copas internacionales del próximo año y llega con el tanque lleno de alegría al partido del próximo martes por la Copa Sudamericana ante Tacuary de Paraguay. Un cuento de hadas para un plantel que transitó feos momentos cuando los resultados no llegaban y todo empezaba a desmoronarse.

 

Domínguez demoró con los cambios pero los jugadores le respondieron con un gran triunfo

 

El primer tiempo mostró a un Estudiantes queriendo presionar arriba, con movilidad pero poco peso ofensivo. Boca tardó una enormidad en hacer pie y se lo notó fastidioso con la pelota, lento y sin recursos individuales y colectivos. Sólo en los últimos 10 minutos pudo inquietar a Mariano Andújar, con un remate de Miguel Merentiel desde afuera del área y un par de desbordes de Marcelo Weigandt por la derecha del ataque. El entretiempo llegó justo para la visita.

Jorge Almirón decidió mover el banco y mandó a jugar el segundo tiempo a Sebastián Villa. El colombiano, primero por la derecha y luego siempre por la izquierda, empezó a empujar a su equipo. En el mano a mano ganó en todas y así posicionó a su equipo en el área de Andújar. Esos primeros 15 minutos fueron los peores del visitante, que parecía groggy y no encontraba respuestas. Lo sostuvieron los tres centrales y sus laterales (principalmente Gastón Benedetti), que se desdoblaron en la marca y cuando pudieron tuvieron la pelota. Llamó la atención que el técnico no moviera el banco pero está claro que está convencido de estos jugadores y entiende, ahora, que no tiene recambio del mismo material. Soportó el temporal como pudo y cuando Boca cruzó la línea defensiva apareció Mariano Andújar para decirle que no a cada una de sus insinuaciones.

Pasados los 20 minutos Estudiantes volvió a salir de la cueva. Fernando Zuqui fue el que llevó la lanza y Santiago Ascacibar el que corrió por todos en la mitad de cancha. Por derecha Leo Godoy se animó a pasar al ataque y luego su tocayo Matías Godoy hizo lo mismo por la izquierda, luego de reemplazar a un irregular Benjamín Rollheiser.

En los últimos 15 minutos el Pincha se dio cuenta que podía llevarse algo más que el empate, el resultado que parecía acomodarse mejor al partido. Primero fue el Corcho Rodríguez quien habilitó muy bien a Godoy por la derecha y luego Zuqui quien tiró un centro picante al área, que encontró al goleador con un gesto técnico no apto para todo tipo de jugadores. Mauro Boselli, el mismo que hizo delirar a los hinchas con su gol en el Mineirao y tantos más, empujó a Estudiantes al triunfo más importante del año, por las formas y por el escenario donde lo consiguió.

Boca, inmerso en una crisis profunda y compleja, no tuvo reacción. El final fue a pedir de Estudiantes, que se llevó una victoria para recordar para siempre.

 

 

 

Estudiantes

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