Estudiantes, sin solidez ni eficacia, quedó preso de la irregularidad
Edición Impresa | 2 de Septiembre de 2024 | 03:07

Estudiantes viene de ser campeón de la última Copa Argentina y de la reciente Copa de la Liga. Lo dicho resulta algo tan cierto e irrefutable como el hecho de que el renovado equipo de Eduardo Domínguez no consigue ser el que supo ser tiempo atrás.
Sin dudas las múltiples transferencias calaron muy hondo en un once que no encuentra funcionamiento ni rebeldía para sumar de a tres y que por momentos también parece falto de motivación para hacerlo.
Salvo algunas pocas excepciones (caso Gimnasia, Newell´s o Boca), el Pincha se ha mostrado mayormente apagado y sin el shock necesario para reactivarse. Ni desde los equipos inicialmente planteados por Domínguez ni desde la inyección de energía que deberían aportar los del banco.
Los números son elocuentes. De los 13 partidos disputados, el León apenas ganó 4, empató la misma cifra y cayó en los 5 restantes. Además, en esa cantidad de encuentros convirtió únicamente 14 goles y recibió 13. Sin embargo, si una toma únicamente lo hecho desde el reinicio de la competencia hasta el momento, la irregularidad se profundiza.
Todo comenzó de muy mala manera con aquel 1-2 ante Central Córdoba en cancha de Belgrano del pasado 17 de julio, con el cual Domínguez y los suyos se despidieron en 16avos de final de la Copa Argentina. No obstante, el golpe no despertó al grupo.
Tras esa dura caída, llegaron dos empates con poco vuelo y sin goles. Primero 0 a 0 ante Unión en el Jorge Luis Hirschi y luego otro cruce sin emociones, pero ante Huracán en el Ducó.
El punto máximo de alegría y goles llegó en el clásico, donde el equipo fue uno en el primer tiempo y otro completamente distinto en el segundo. Otra vez una muestra de irregularidad.
Tras unos 45 minutos iniciales con poco para rescatar, en el complemento el León fue pura voracidad y consiguió un 4-1 que se repitió días más tarde en Rosario ante Newell´s.
Parecía que el Pincha al fin se sacaba la modorra y reaparecía en su mejor versión, pero no fue así.
Dos caídas de manera consecutiva por 2 a 0 ante Independiente y frente a Atlético Tucumán, dejaron en claro que el segundo tiempo ante el rival de toda la vida y la excursión al Coloso Marcelo Bielsa fueron una especie de espejismo.
No obstante, otra vez ante Boca, sobre todo en el complemento, mostró la versión que espera su gente de un once que tiene material como para hacer lo que hizo.
Sin embargo, la visita a Córdoba volvió a desnudar a un equipo que no encuentra solidez (hace seis partidos que no deja su arco en cero), que no viene siendo eficaz (un gol en los últimos cuatro encuentros) y al que la zanahoria (el Trofeo de Campeones) le queda muy lejana.
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