Cronología del horror: la trama oculta del asesinato en City Bell
Edición Impresa | 21 de Noviembre de 2025 | 01:40
La investigación por el violento crimen de la psiquiatra Virginia Franco continúa sumando elementos que podrían resultar decisivos para reconstruir qué ocurrió en las horas previas a su muerte. Tras la difusión de las imágenes que mostraron el estado de absoluto desorden en la vivienda de 473 entre 15 A y 17 -y que expusieron un escenario con un desorden que no parecía casual-, ayer se realizó la nueva autopsia ordenada por el fiscal Álvaro Garganta. Si bien aún no se conocen los resultados, fuentes judiciales remarcaron que este estudio será determinante para avanzar sobre las principales hipótesis.
En paralelo, EL DIA pudo confirmar un dato que ya se analiza como un punto central de la línea temporal del homicidio: Virginia asistía a la Clínica Privada de Psiquiatría San Juan, ubicada en barrio Hipódromo, únicamente dos días a la semana: los miércoles y los viernes. Y el viernes 14 de noviembre, un día antes de ser hallada sin vida, ella faltó sin aviso, algo completamente inusual para una profesional que, según colegas y pacientes, jamás cancelaba turnos sin comunicación previa. Ese día tenía varias citas programadas.
El dato inquietó aún más cuando se corroboró que, durante ese mismo viernes, Virginia Franco no respondió los mensajes que le envió un amigo cercano. En su declaración, contó que intentó comunicarse con ella por la tarde, pero el teléfono “figuraba apagado” y él comenzó a preocuparse. Ese mismo hombre fue quien, al día siguiente, el sábado 15 a las 10.30, entró a la casa y la encontró muerta en el interior. La fiscalía considera que el lapso entre el jueves por la tarde y el viernes es ahora un tramo crítico para reconstruir la secuencia del ataque.
Ese período coincide además con otro dato que hoy cobra relevancia: el jueves anterior al hallazgo, vecinos aseguraron haber visto a dos sujetos dentro del patio de la propiedad, supuestamente realizando trabajos en la ligustrina. Sin embargo, tras el asesinato, se constató que el pasto estaba crecido y el cerco verde presentaba imperfecciones, lo que contradice la versión de una tarea reciente. Este elemento reactiva la sospecha de que esos hombres podrían estar vinculados al ingreso a la casa y, eventualmente, a la agresión.
Lo cierto es que, con el correr de las horas -y según confiaron a EL DIA-, los investigadores van afinando una conjetura que, aunque se mencionaba desde el inicio, ahora cobra fuerza: la posibilidad de que en la vivienda hubiera dinero guardado y que una escena originalmente pensada como un robo haya derivado en el crimen.
Un informe clave
Mientras tanto, la fiscalía 11, a cargo de Álvaro Garganta, avanza también en una línea económica. En las últimas horas se solicitó un informe completo de sus movimientos bancarios, transferencias, consumos y extracciones sobre cuentas a nombre de Virginia Franco. El requerimiento apunta a determinar si la víctima tenía movimientos financieros recientes o si manejaba sumas de dinero en efectivo en su domicilio.
El dato no es menor. Aunque todavía esperaba la sucesión de su esposo fallecido, personas de su entorno señalaron que Franco podría guardar dinero en su casa, y que recientemente había evaluado la posibilidad de invertir en plazos fijos, algo que mencionó a allegados durante los últimos meses. A esto se suma que los peritos trabajan sobre su notebook en busca de correos, registros o documentos que ayuden a establecer si había retirado fondos o si existía alguna operación pendiente.
Con estas piezas, y como se mencionó, el crimen podría haber ocurrido en el marco de un robo violento que se desbordó, especialmente si los agresores sabían -o creían- que había dinero en la propiedad. El desorden extremo en el interior de la vivienda, ya evidenciado en las imágenes incorporadas al expediente, encaja dentro de esa posibilidad, aunque los investigadores remarcan que aún no hay conclusiones firmes.
Por lo pronto, la fiscalía reconstruye minuto a minuto las últimas 48 horas de vida de la psiquiatra, con tres puntos en primer plano: los movimientos sospechosos en su jardín en donde “desconocidos” realizaban presuntas tareas de poda, su celular sin conexión durante el viernes y que a la fecha, no aparece; y el faltazo a su trabajo en la clínica de 115 y Diagonal 74. Así, el caso sigue abierto, con más preguntas que certezas y un rompecabezas que, pieza por pieza, la Justicia intenta completar.
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