El Diablo metió la cola y dejó a Boca en llamas
Edición Impresa | 20 de Mayo de 2025 | 01:58

Independiente lo hizo. En un partido electrizante y no apto para cardíacos, el Rojo le ganó anoche a Boca por 1-0 en la Bombonera y se clasificó para las semifinales del torneo Apertura. Para el equipo Xeneize fue una nueva decepción, porque además de haber quedado afuera de la Copa Libertadores y de perder el Superclásico, sus posibilidades de avanzar en el torneo doméstico quedaron truncas.
En el final, los hinchas volvieron a expresarse con silbidos e insultos hacia los jugadores, por esta nueva frustración.
El clima en la Bombonera fue de lo mejor. Lejos de las críticas y de los reproches, los hinchas brindaron un aliento ensordecedor y permanente, y contagiaron a los jugadores que salieron decididos a ganar el partido y clasificar a las semifinales.
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La tensión y el nerviosismo se hizo presente desde el comienzo del partido. Con un Boca impreciso y con un Independiente recostado en su área, listo para responder de contragolpe. Sin embargo, en la primera llegada clara, Rodrigo Rey le sacó el gol a Miguel Merentiel (anoche fue el capitán), a los 4, después de una gran asistencia por derecha de Palacios.
Y en la réplica, el Rojo respondió con un disparo de Montiel que encontró bien parado a Marchesín, después de una buena jugada en ataque comandada por Millán.
El partido se hizo intenso, de ida y vuelta. Independiente se hizo de la pelota después de los 10 minutos, gracias al trabajo de Loyola, Millán y Marcone. pero dentro de ese contexto, no estuvo fino en los metros finales.
Boca, mientras tanto, se abroqueló bien en la mitad de la cancha, donde Zenón, con algunas dificultades, trató de armar el juego desde la izquierda, y el chileno Palacios, lo hizo por el otro sector. A los 15, y después de burlar a una defensa abierta, Merentiel definió cruzado ante Rey, pero el asistente lo invalidó por posición adelantada. Fue un llamado de atención para los centrales del Rojo, que dejaron al descubierto esa zona.
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Después de la media hora, estuvo lo mejor del partido. Con los dos equipos jugados al ataque, y bien predispuestos a quebrar el cero. A los 34, una gran intervención de Marchesín impidió que Giménez anotara el primer gol.
Tres minutos más tarde (a los 37), Merentiel volvió a perder un gol increíble. Quedó mano a mano con Rey, y esta vez, el arquero, con un manotazo, evitó la caída de su arco. Y a los 39, nuevamente Boca estuvo cerca de abrir el marcador.
Corrida por derecha de la Bestia Metentiel (una pesadilla para la defensa del Rojo), tras dejar en el camino a Valdez, entregó la pelota atrás para la entrada de Carlos Palacios, que solo frente al arco, desperdició la menor jugada del partido, la que pudo haber generado la apertura del marcador.
En el balance, Boca se fue al descanso dejando una mejor impresión futbolística. Por ambición y por situaciones, estuvo más cerca que Independiente, que no estuvo preciso en los últimos metros.
Tuvieron que pasar 13 años para que Independiente vuelva a ganar en la Bombonera
CON LA MISMA INTENSIDAD
Boca salió a jugar la parte complementaria con la misma intensidad del el primer tiempo. Con la proyección permanente de los laterales, y el andar incansable de los volantes, en especial del chileno Carlos Palacios.
Independiente, por su parte, tuvo la solidez defensiva de Kevin Lomónaco, que respondió las veces que fue requerido; el aporte de los volantes (Marcone) fue importante, sobre todo en la recuperación del balón, aunque en ofensiva, Angulo no estuvo preciso y Montiel, con algunas ráfagas.
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A los 6, un disparo de Millán, que se desvió con Battaglia, fue un llamado de alerta para la defensa de Boca, que por momentos dio algunas ventajas.
Sin embargo, en el mejor momento de Boca, Independiente pegó a los 19 a través del colombiano Angulo. El lateral volante se anticipó a Merentiel (se quedó pidiendo infracción), eludió el cruce de Costa y remató de zurda, al palo opuesto de Marchesín. Golazo... A partir de allí, la hinchada empezó a cantar “movete, Boca, movete...”, mientras el equipo de Herrón se jugó las últimas fichas con más empuje que ideas.
Boca apostó todas sus fichas en el final. Sin reacción ni convicción fue superado por un Independiente que defendió el resultado con uñas y dientes. Y terminó imponiéndose sin objeciones.
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