El gran partido que jugó sólo deparó aplausos de sus hinchas agradecidos

Su hambre de gloria lo hizo genuino vencedor durante el tiempo regular. Benedetti jugó bárbaro y no mereció el castigo de fallar su disparo

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@firmamendinueta

La derrota final no describe ni califica lo hecho por el equipo que jugó exactamente como su gente esperaba. No puede haber reproches para quienes forzaron la definición desde el p unto del penal, luego de haber jugado con el coraje y la ambición que le demandaba su rica historia.

Flamengo volvió a su tierra con el premio mayor. Estudiantes, en cambio, se quedó con la conciencia tranquila por la el esfuerzo realizado.

Ese rasgo inconfundible de querer siempre un poco más, de empujar los límites en lugar de aceptarlos mansamente, y de permitirse soñar con la gloria, anoche lo ayudaron para jugar un partido tan serio como valiente. Sólo la impericia en el capítulo extra, el más estresante que depara el fútbol, le impidieron coronar la historia. Pasarán los años y la memoria colectiva de la institución elegirá términos elogiosos para recordar lo hecho por un equipo que, pese a la tristeza innegable, se retiró del campo escuchando merecidos aplausos. El Pincha estuvo, sin dudas, a la altura de las circunstancias.

Perder nunca es grato para el que compite, pero hay derrotas y derrotas. La sufrida por Estudiantes anoche no lo daña, sólo lo baña en un dolor que pasará.

EL ZURDAZO FUERTE DE bENEDETTI LE ENTREGÓ AL lEÓN LO QUE QUERÍA

El primer tiempo tuvo los condimentos indispensables para entregarle a la multitud picos de temor y de ilusión durante un trámite bastante equilibrado.

Estudiantes estaba jugando con determinación e inteligencia, pero Flamengo, mediante apariciones talentosas, le generó tres sustos mayúsculos, con una salvada decisiva de Facundo Rodríguez y un remate de Saúl Ñíguez en la base del palo derecho de Muslera. En ese contexto, cuando la mayoría pensaba que se iban a ir al descanso con la chapa del cero a cero, llegó el zurdazo fortísimo de Gastón Benedetti que Agustín Rossi apenas pudo ver. Parado donde debía estar, el ex arquero albirrojo levantó sus brazos, pero en nada logró desviar la trayectoria goleadora. Esa explosión anímica a segundos del pitazo final dejó la mesa servida para el banquete del complemento.

resultado al margen, la labor del Pincha sólo generó elogios

Hoy se hablará del partidazo de Santiago Núñez, un auténtico León que entregó su esfuerzo máximo. También, del penal que falló Benedetti, aunque sin olvidar que jugó con clase y distinción. El gol que le anularon (correctamente por off side) fue una obra de arte como para incluir en un manual de definición mano a mano.

Palacios recuperó buena parte de su protagonismo, Medina fue útil hasta que se cansó, Carrillo ratificó su vital importancia y Román Gómez se ganó el corazón de los hinchas marcando con criterio y pasando al ataque sin miedo a perder la pelota.

Ascacibar no jugó bien y el Vasquito también tuvo una noche opaca. Lo más valioso de quien se quedó con las manos vacías fue su espíritu colectivo inquebrantable.

El balance de esta participación en el torneo más importante del continente otorga un saldo netamente positivo. Estudiantes quedó muy cerca de la semifinal porque logró equipararse con un rival superior.

Los aplausos del final no fueron de compromiso. La gente se expresó así porque en todo momento sintió que valió la pena cada esfuerzo realizado para estar allí.

En el minuto 16 del primer capítulo fue notable el cierre de Facundo Rodríguez para salvar su arco

 

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