Al amor por los colores, no lo mata ni la crisis económica

A pesar de una venta incómoda y con valores para nada “populares”, el Triperío dijo presente en gran número

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Por WALTER EPÍSCOPO
wepiscopo@eldia.com

Fue una semana muy rara para los hinchas del Lobo. Por que se pusieron felices ante la noticia de poder estar en la cancha de Banfield, y más después del debut triunfal ante Argentinos Juniors. Una venta desprolija, por internet con la tarjeta, y luego tener que ir a un local o a la Terminal de Omnibus a buscar la entrada. Y con la locura de un precio para nada popular, de 500 pesos. Nada de eso importó, el amor por los colores, el sentimiento por el Club de sus amores pudo más.

Y los hinchas Triperos fueron llegando de a poco al “Florencio Sola”, en familia. Muchos chicos con sus padres, mujeres, todos preparados para vivir la experiencia que de a poco nos han robado a los argentinos, de poder ir de visitante. Algo que hoy parece extraño. Con el ritual de viajar, de juntarse en un auto, de viajar en un micro, de comer algo por ahí junto a otros desconocidos que tienen la misma camiseta y locura. Otra vez el duelo de cantitos y de hinchadas bien entendida, que no pasa de eso, de cantitos.

A pesar de no haber sido una venta de entradas convencional, el hincha se las ingenió para estar. Y desplegó sus banderas, acomodándose en un sector de la cabecera visitante, desde la altura del arco, hacia uno de los costados donde están las viejas torres. “Los Grandolio”, “Ensenada”, “Berisso”, “Paulo”, “Neuquén”, “Tolosa”, “Plaza España”, “Plaza San Martin”, entre otras, fueron las primeras banderas que se colgaron.

El cielo amenazante mientras se acercaba el horario del partido y la temperatura que iba bajando. El viento, la lluvia finita y las nubes espesas grises. La lluvia más fuerte que fue realidad recién cuando se jugaban los primeros minutos del complemento.

Para ese entonces, el sector de la gente del Lobo se vió completo. Es que cuando estaba por terminar la primera etapa, pudieron empezar a entrar una buena cantidad de hinchas que llegaron en varios micros. La Policía los demoró primero en la subida de la Autopista en nuestra Ciudad, por lo que salieron más tarde de lo previsto; y después a pocas cuadras de la cancha con un cacheo demasiado lento, luego el ingreso más lento aún, que hizo que muchos hinchas recién pudieran ingresar cuando se estaba por terminar el primer tiempo. Algo vergonzoso, por que encima que debieron pagar una entrada carísima, los hicieron entrar tarde, y prácticamente no vieron el primer tiempo.

Lo cierto es que prácticamente se vendieron las 4 mil localidades que se pusieron a la venta, y esos hinchas que desafiaron el mal clima y las carísimas entradas, gritaron con fuerza “Ginasiá, Ginasiá”, tratando de empujar al equipo en busca del empate.

Hasta el final, los hinchas no pararon de cantar, y el “dale Lobo, y dale Lobo....” fue tan fuerte, que el público local que estaba mudo, se sintió tocado en su orgullo y empezó a cantar también.

Partido chivo, un rival que viene siendo esquivo en los últimos tiempos, y en la fría, lluviosa y gris tarde en el “Florencio Sola”, no pudo torcer la historia, y la deuda de poder sumar de visitante, sigue sin poder pagarse.

 

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