La peor Selección

Por MARTÍN CABRERA

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Por MARTÍN CABRERA

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Segundo partido en la Copa América y ninguna evolución. Apenas un empate que prolonga la agonía y que le permite a la Argentina tener la ilusión de ganar, para clasificarse como segundo de la zona o, lo más probable, uno de los dos terceros. Poco, poquísimo atendiendo al potencial que tiene el plantel, pese a la subestimación del presidente de la AFA, Claudio Tapia, que ratificó en el cargo a un técnico, Lionel Scaloni, sin experiencia ni pergaminos. Ahora ya es tarde.

El primer tiempo de la Selección fue indignante. Pocas veces un combinado jugó tan mal, con tan poca entrega y transmitiendo menos que un radio apagada. Nada para destacar y todo para criticar. Desde el himno, con once jugadores mirando a cualquier parte hasta los tiros libres de Lionel Messi a las manos del arquero. En 45 minutos, un equipo partido, sin ideas, lento y previsible, perdido en los retrocesos, tibio en el duelo contra los centrales rivales... Nada de nada. Si hubiese sido un equipo de la Superliga estaríamos hablando de fin de ciclo. ¿Para la Selección vale la misma calificación? Sí.

Ahora bien, ¿por qué Casco jugó de 4 cuando en River lo hace de 3? ¿Qué méritos hicieron Leandro Pareces y el Tucumano Pereyra para ser titulares en la Selección? ¿De qué juega Lo Celso? ¿Armani es el mismo que ataja en River? ¿Por qué Messi no es capaz de rebelarse ante tanta miseria? Todas las preguntas en el primer tiempo estuvieron enfocadas en lo mismo: lo mal que juega esta Selección, tal vez de las peores de la historia. O la peor.

El segundo tiempo fue prácticamente igual que el primero. Pero al menos en el inicio el equipo tuvo algo de rebeldía y Messi se pareció un poco al de Barcelona, el que pide la pelota, gambetea y patea al arco.

En ese arrebato de coraje y algo de fútbol llegó la jugada que derivó en el penal, un penal que no había reclamado nadie, que nadie lo había percibido. Penal por la mano de Piris sólo visto por diez computadoras. La Pulga cambió por gol con un fuerte remate. Premio para el mejor jugador argentino, con chispazos, pero el mejor por escándalo. No hay otro igual en este plantel.

Tras el gol otra vez el desconcierto, los horrores defensivos por la falta de concepto en el retroceso. Y el bruto penal de Otamendi, inentendible, tosco... Pero esta vez Armani estuvo atento, se arrojó a su palo izquierdo para desviarle el remate a Derlis González. Genial. Ahora, ¿a quién hizo callar? Un brote de soberbia digna de este equipo, que con el correr de los minutos se abrazó al empate. Para colmo Scaloni sacó a Lautaro Martínez y puso a Di María, otro cambio que se entendió menos que portugués mal hablado.

Volvió a fallar Scaloni, volvieron a fallar la mayoría de los jugadores y por eso este empate con sabor a nada, que le permite ilusionarse si gana el domingo para clasificarse como mejor tercero y no ser una de las cuatro selecciones que se marche a casa. Aunque eso suceda, el ciclo está cumplido.

Otro dato que dejó del partido es que el Kun Agüero y Ángel Di María no deben ser titulares en la Selección. Tal vez, no deberían ser convocados nunca más. No mejoran el sistema, no aportan nada y sólo sirven para llamar fantasmas con la prensa. Cuando la Selección tenga un técnico de verdad, con seguridad, no serán convocados más. Pero ¿por qué tiramos a la basura esta Copa?

 

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