El empate sin goles favoreció a que la pasión, esta vez, no llegara a las calles de la Ciudad

Explosiones y fuegos artificiales en la previa. Un estadio decorado con rojo y blanco. Alguna movilización en la previa del partido. Después, el folclore a través de las redes sociales. Al no resultar ganador ninguno de los dos no hubo expresiones populares en las calles

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Si algo faltaba para que el clásico platense número 162, devaluado por el coronavirus, pasara de largo en medio de la segunda ola de contagios, la cual impulsó una serie de medidas que incluyen múltiples restricciones, era que no tuviera goles y en consecuencia un ganador. Todas las recomendaciones, los controles y en definitiva las limitaciones que se reforzaron en las últimas horas le restaron participación de la gente al partido que luego de más de 15 años volvió a 57 y 1.

Durante la mañana de cielo cubierto en la ciudad y tampoco en las primeras horas de la tarde, casi no se vieron camisetas de Estudiantes y Gimnasia en las calles, al menos con la misma proporción que en anteriores ediciones del mayor espectáculo deportivo a nivel platense. Recién cuando los equipos entraron a la cancha, en los barrios se escucharon explosiones y fuegos artificiales, con los más fanáticos del lugar a cargo de movidas que trataron de sostener la pasión en un pico alto.

La prohibición del público visitante en las tribunas, cuando los episodios de violencia parecieron ser imposible de controlar para los organismos especializados, le empezó a restar parte del folclore al más popular de los deportes, que en los clásicos, como este a cargo de Pinchas y Triperos, se multiplicaba, y los estadios vacíos,

desde que la competencia oficial se reanudó luego de la extensa cuarentena, terminó de cambiar los parámetros, con ejemplos claros, como el de ayer en UNO.

Este nuevo cuadro de situación desbarató los acostumbrados banderazos organizados para respaldar a los equipos, los cuales permitían asimismo, en un pasado no muy lejano, acompañar a las delegaciones hasta el estadio que

correspondiera. Entonces, para esta vez, los seguidores de los equipos debieron reorganizar sus rutinas de clásico, que al final se limitaron a manifestaciones barriales y juntadas para seguir las alternativas a través de la televisión y la radio.

Las secuelas dejadas por el Covid-19 en jugadores de Estudiantes, y particularmente de Gimnasia, se trasladaron al campo de juego, y los peligros de contagios para la población, con todo lo que eso trae aparejado por estas horas, limitó las expresiones populares de fanáticos que lejos estuvieron de tener motivos para salir a la calle a festejar.

Sin goles, con un punto que al cumplirse la décima fecha no modificó demasiado la posición de ambos en la tabla de la Copa de la Liga Profesional, la nueva edición del clásico platense casi que finalizó cuando el árbitro Darío Herrera, quien sumó el segundo empate sin anotaciones como juez central entre albirrojos y mens sana, hizo escuchar el pitazo final.

Mientras los protagonistas directos analizaron lo ocurrido adentro de la cancha, a través de las prensa, buena parte de los seguidores hicieron lo propio, básicamente, a través de las redes sociales, con mensajes que en el caso de los Pinchas estuvieron direccionados a destacarla extensa serie de enfrentamientos sin derrotas y las grandes posibilidades de triunfo en el tramo final del juego, y que los Triperos sostuvieron con el primer ataque a fondo del partido, que no pudo definir Eric Ramírez, al brote de coronavirus que afectó al plantel, y al aguante, el último cuarto de hora, con uno menos por la expulsión del colombiano Harrinson Mancilla.

A medida que se fueron escuchando declaraciones, usuarios de redes sociales las multiplicaron a través de sus cuentas. Así, se destacó por ejemplo los 14 clásicos, sin derrotas, que lleva Mariano Andújar como arquero de Estudiantes y el estado del terreno de juego “está todo roto” al que hizo referencia Marcelo Weigandt. Siempre considerando el punto de vista albirrojo, la racha de partidos jugados contra Gimnasia, sin resultados adversos, no dejó de ser resaltado.

En la mayoría de los casos, como es habitual, el mensaje inicial desembocó en una cadena de respuestas, algunas reforzando la idea y otras, por el contrario, aprovechando el concepto para contraatacar. Situaciones propias de las redes sociales que en esta oportunidad sirvieron más que nunca como una caja de resonancia para lo que fue este nuevo clásico platense sin gritos de gol, con tribunas vacías y devaluado por la pandemia.

 

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