En un partido aburrido, el empate en cero les quedó bien

Hubo justicia en Avellaneda en un 0-0 feo, donde hubo entrega y marca, pero nada de fútbol. El árbitro Rey Hilfer, no cobró un penal muy claro a favor de Gimnasia

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Por WALTER EPÍSCOPO

wepiscopo@eldia.com

Que partido feo nos entregaron Racing y Gimnasia ayer. Nunca fue tan justo el 0-0. Nunca estuvo tan bien que no hubiese público en las tribunas, por que pagar una entrada para ver un partido así, hubiese sido una verdadera estafa. Una “foto” de lo ocurrido en el atardecer de la víspera en el Cilindro de Avellaneda, es que en los primeros 45 minutos, ninguno de los dos tuvieron un solo tiro al arco.

Se concentraron tanto en neutralizarse, que quedaron en deuda a la hora de pensar en el arco de enfrente. El primer tiempo fue un verdadero “bodrio”. Aburrido. No hubo un solo tiro al arco de ninguno de los dos equipos. Lo que se dice una llegada clara que obligara al ¡uuuhhh! de los hinchas frente a la tele, no hubo.

Ninguno de los dos pudo romper la defensa del otro. Se neutralizaron de manera perfecta.

El Lobo salió a jugar con un dibujo táctico de 5-4-1. Leonardo Morales se metió entre los titulares para marcar a los hombres más adelantados de un lado y Guillermo Fratta del otro. Maxi Coronel paradito libre. En los laterales, Gerometta por derecha y Melluso por izquierda, esperaban agazapados para subir rápidamente por sorpresa, como laterales-volantes.

De los dos, Melluso fue quien se mandó más y mejor al ataque por su sector.

Arriba Contín quedó muy solo, y en contadas oportunidades se pudo juntar con Pérez García.

Sobre los 15 minutos, precisamente tras una trepada de Melluso, llegó un centro, Contín no pudo y detrás suyo apareció Pérez García, y desde la puerta del área sacó un remate muy alto.

Los arqueros fueron verdaderos espectadores de lujo. Jamás fueron llamados a intervenir.

Solo hubo apróximaciones. Se jugaba de una área a la otra, pero no se aceleraba en los últimos metros y todo moría en un centro a la nada o un rechazo. Ni siquiera en algún córner hubo alguna aproximación.

Todo fue muy trabado, con mucha pierna y poco juego. A ninguno de los dos se le cayó una idea de como atacar al otro.

Ninguno de los que podía inventar algo, apareció tampoco. Todo era pierna dura y fricción, y el fútbol estaba ausente.

En el local, muy poco de Chancalay, Copetti y Nacho Piatti, y Correa arriba era bien neutralizado por los centrales albiazules.

El complemento ya se planteó de otra manera. La dupla Martini-Messera mandó a la cancha a Brahian Alemán y sacó al uruguayo Fratta. Era todo un indicio que defensivamente las cosas estaban bien, pero faltaba juego ofensivo. A Miranda le costaba mucho hacer jugar a sus compañeros, y Pérez García tampoco lo conseguía.

Pizzi también movió el banco sobre los 15 minutos y puso a Lisandro López y Lovera, por que su equipo no llegaba. La dupla mandó a la cancha a Alexis Domínguez (fue su debut) por Contín, pero el partido seguía siendo aburrido. Feo.

Ni siquiera los cambios de nombre ni de esquemas, lograron que el partido mejorara, algo que sacudiera la modorra mientras la lluvia empezaba a amenazar.

Pero inexplicablemente, como dos boxeadores cansados tirándose manotazos, al menos hubo algo para anotar como situaciones.

La primera de Racing (y del partido) ocurrió a los 28 minutos. Sí, en los anteriores 73 minutos anteriores, no pasó nada. Tras un córner desde la derecha, Enzo Copetti se anticipó de cabeza en el primer palo, y en una acrobática acción con una pierna en el aire, Maximiliano Coronel sacó sobre la misma línea de sentencia cuando la pelota iba a entrar, con Rey vencido.

Tan solo 2 minutos después, Leonardo Sigali empuja claramente al debutante Alexis Domínguez mientras quería bajar la pelota. La acción fue sobre la misma línea del área grande. Todo Gimnasia pidió ¡penal! Rey Hilfer amonestó al defensor racinguista, cobró la falta, pero un milímetro afuera.

El tiro libre ejecutado por Alemán no trajo consecuencias, y en el rebote Miranda probó al arco y el disparo se fue cerca.

El pibe de Tolosa mostró algo diferente con la pelota en los pies, pero estuvo muy solo. Incluso Alemán tampoco gravitó en el juego y no pudo ser su socio.

Tras esos dos únicos “golpes” que se habían tirado Racing y Gimnasia, parecía que no habría más. Solo quedaba que alguno se equivocara en tiempo de descuento. Y casi pasa...

En el final, Rodrigo Rey salvó a todo Gimnasia, cuando le sacó el gol de los pies a Copetti que se había filtrado y pisaba el área chica. El golero Tripero se hizo de la pelota y se quedó a “vivir” aprisionándola.

Hubiese sido injusto. Ninguno de los dos mereció ganar (por que no supieron atacar), ninguno mereció perder (por que defensivamente no fallaron). Jugaron de área grande a área grande. Sin arcos. El empate estuvo bien en un partido tan gris, frío y deslucido, como la tarde.

 

 

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