Un error que costó mucho en la carrera copera

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“El puesto de guardameta es ingrato y te deja expuesto ante todos”, suele rezar una máxima del mundo del fútbol. Y cada vez que un error sorprende a quienes se ubican bajo el horizontal, la frase vuelve a aparecer como un consuelo ante la bronca.

Transcurrían apenas tres minutos del primer tiempo y el partido recién estaba encontrando las primeras situaciones. Sin embargo, un Godoy Cruz muy predispuesto al triunfo y a mantener su ventaja en la búsqueda de la clasificación a la Libertadores, ya se había acercado al arco defendido por Andújar. Pese a un previo aviso, la fatalidad deportiva ocurrió en el momento explicitado.

Guillermo Pol Fernández acomodó el balón, observó entre la barrera las distintas posibilidades e impactó un balón que, desde su concepción, no parecía llevar demasiado peligro. Ante un remate débil, con más colocación que potencia, y que uno intuía que moriría en las manos del guardameta pincharrata, el propio Mariano Andújar lo convirtió en algo más. Sin colocar el cuerpo detrás de las manos, otra de las máximas de los arqueros, la pelota se escurrió por debajo de sus brazos y generó una desazón de la que Estudiantes no logró salir en todo el partido.

Pese a que fue un error, sólo uno, la ingratitud del puesto terminó por sentenciar una derrota que significa más que tres puntos dejados en el camino. Godoy Cruz se presentaba como un rival directo en la lucha por la clasificación a la Libertadores 2019. Pero una falla, donde no se puede fallar, permitió que la victoria se fuera de 25 y 32 para instalarse en la tranquilidad de Mendoza.

 

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