Una multitud tripera se sintió local y desató una gran fiesta

Desafiaron la distancia, alentaron durante todo el partido y, al final, armaron un verdadero carnaval en la tribuna visitante

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RAFAELA
(Enviados Especiales)

Pasaban los minutos y nadie quería moverse de la tribuna. El triperío desató una verdadera fiesta tras la tanda de penales que depositó al equipo en las semifinales de la Copa Argentina y saboreó una victoria importante, grande, de esas que se analizan por la relevancia de lo jugado, al margen del análisis puntual del juego.

Fueron casi cuatro mil los mens sana que desafiaron la distancia y la incomodidad para ir a un estadio que le trae malos recuerdos al pueblo albiazul y que hicieron añicos aquellos viejos fantasmas para anotarse un verdadero triunfazo ante un durísimo rival.

Desde temprano, los fanáticos del Lobo fueron copando las tribunas, colocaron las banderas y no pararon de saltar y gritar a lo largo de los noventa minutos.

Aún cuando el equipo no daba pie con bola, el triperío siguió creyendo en el elenco de Troglio y explotó tras el empate de Jan Hurtado, a quien la familia gimnasista ha adoptado como un hijo dilecto de la casa.

Los penales fueron un espectáculo aparte. Se ejecutaron en el arco donde estaban los triperos y cuando se consumó la clasificación la explosión de júbilo fue indescriptible. A tal punto que casi media hora después del partido, aún seguían cantando y bailando plenos de felicidad.

 

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