Otra vez la pesadilla

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Por EDUARDO TUCCI

deportes@eldia.com

Una nueva decepción y van... Los desajustes, la falta de coherencia en el juego más la ausencia de convicción y velocidad se van haciendo moneda corriente para la Selección que tuvo el peor debut en Brasil. Debilidades en todas las líneas le hicieron mucho más fácil el trámite a los colombianos que ya en el primer tiempo habían hecho méritos como para adueñarse del tanteador.

Seguramente vendrán horas de autocríticas y replanteos: mejorar la imagen de cara a la presentación del miércoles será indispensable para poder mantenerse en la competencia.

El primer tiempo Argentina no lo jugó, lo sufrió. La confusión dominó absolutamente las líneas albicelestes, Messi estuvo perdido, como toda la noche, y Colombia –con un Cuadrado imparable—se fue adueñando de la escena claramente. Cada uno hacía lo que podía en el equipo de Scaloni, el juego colectivo brillaba por su ausencia y eso naturalmente no resultaba suficiente. La pelota estuvo mucho más tiempo sobre campo argentino, Otamendi y compañía pasaron momentos muy complicados y para Ospina todo fue tranquilidad.

La segunda mitad arrancó con algunos chispazos de los nuestros que parecieron torcer las acciones. Nada de ello prosperó: llegaron los goles colombianos, la apatía dominó a cada integrante del equipo nacional y el juego siguió sin aparecer. En definitiva, el sueño de torcer la racha que arrastra nuestra representación se encaminaba irremediablemente a transformarse en otra pesadilla.

A la Selección volvieron a aquejarla viejos males y en el comienzo de este nuevo proceso aparecieron los mismos fantasmas de otros ciclos en los que ganar se volvió prácticamente una odisea. Nuestra representación, que aún goza de crédito internacional ya no es una potencia y en esa sintonía hay que analizar el choque con los colombianos y lo que viene.

Hay heridas abiertas que se remontan a un cuarto de siglo atrás y basta con marcar, por ejemplo, que Lo Celso, Foyth, Lautaro Martínez, Dybala y Paredes ni siquiera habían nacido cuando se produjo la última vuelta olímpica argentina en una Copa América: Ecuador 1993.

El equipo de Scaloni saltó a escena precedido de todo tipo de dudas y muchas de ellas estaban enfocadas en el capitán, el único sobreviviente desde 2006 para aquí. Frente al equipo cafetero, Messi estrenó nuevas sociedades pero las ilusiones se diluyeron rápidamente porque el rosarino estuvo prácticamente ausente.

El debut no pudo haber sido peor: más allá de tratarse de un equipo en construcción Argentina demostró durante los erráticos noventa minutos ante los cafeteros carecer de estilo y un sello definidos.

Queda en claro que la representación nacional no hizo más que reafirmar en esta Copa América sus intenciones de animador más que de candidato, una de las discusiones planteadas en la previa de la Copa. Ahora vienen Paraguay, la necesidad de ganar sí o sí y los apremios lógicos de una clasificación que puede complicarse. Por lo visto anoche queda mucho por hacer para poder torcer el rumbo. Las dudas que existían antes de este debut crecieron notablemente.

 

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