Faltó el grito final

Por EDUARDO TUCCI

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Por EDUARDO TUCCI

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No pudo ser. Se escapó la posibilidad de coronar todos los esfuerzos concentrados para pegar el grito final. Quedó para el recuerdo la notable demostración de los hinchas triperos que aceptaron el desafío que marcaba la distancia entre La Plata y el escenario del partido para darle un marco notable al nuevo desafío del Lobo.

Esta Copa Argentina le permitió al equipo de Fito Rinaudo abrirse paso en paradas muy difíciles y por eso fueron creciendo las expectativas. Algo hay que dejar en claro desde el vamos: los dirigidos por Troglio no accedieron a la instancia decisiva de casualidad, llegaron tras dejar en el camino ni más ni menos que a los dos equipos que están a pocas horas de protagonizar un partido histórico para definir quien se queda con la Copa Libertadores y eso no es poco.

En tierra mendocina le tocó a los mens sana afrontar la instancia final de un torneo realmente federal que confrontó a equipos de todas las categorías tan duro que para más de uno significó un dolor de cabeza. El título se fue para Rosario pero a Gimnasia le debe quedar como compensación la idea de que este equipo –más allá de la irregularidad demostrada--, está en condiciones de pelear para ocupar una posición más desahogada en la Superliga.

O sea que, lejos de significar un lastre, esta actuación debería constituirse en el espejo donde mirarse para afrontar la pelea que le toca ahora a los mens sana en el orden local. Trogio y sus jugadores deberán hacer de tripas corazón y afrontar con todo los desafíos que le esperan de aquí a la finalización del campeonato.

Un capítulo aparte para el DT tripero que una vez más ha estado a cargo del timón en una instancia decisiva con la misma pasión de siempre y dejando su sello en un equipo sin lujos pero rendidor. Gimnasia y Troglio son tal para cual, sufren y disfrutan las mismas cosas, cada meta que alcanzaron siempre les ha implicado el máximo esfuerzo. Con la misma autenticidad que Pedro saludó a todo el mundo en el Minela después de eliminar a River, pocos días antes se había retirado con toda la bronca, en llamas, de 60 y 118 después de contestar los cuestionamientos de un plateista descontento con la labor del equipo.

Así se conocieron, crecieron y forzaron esta relación el DT y el club mens sana. Con idas y vueltas, alegrías y tristezas. Pero a fondo.

Pocos entrenadores han entrado en la galería de notables entre el triperío. Los más veteranos recuerdan todavía a Enrique Fernández Viola, el uruguayo que forjó en la década del ´60 aquel notable equipo que después condujo Adolfo Pedernera y pasó a la historia como el Lobo del ´62 en el que descollaron entre otros Pedro Galeano, los Bayo y el Loco Ciaccia. Después, Roberto Perfumo tuvo la suerte de dirigir aquella recordada final con River que terminó con la obtención de la Copa Centenario en 1994 y años antes Nito Osvaldo Veiga había hecho realidad el sueño del ascenso tras las recordadas finales con Racing. Más acá en el tiempo el gran Timoteo y después Pedro.

“La adversidad no nos vence, nos retempla”, era el grito de guerra de “Arriba Gimnasia” una agrupación muy pegada al club de la calle 4 hace una pila de décadas atrás. Los triperos seguramente se guiarán en esa dirección. A la espera de una revancha, con la misma pasión de siempre...

 

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