Nerviosismo, errores ajenos y propios, un cóctel muy explosivo para jugar un clásico

La salida de Hurtado fue por lo menos llamativa, le quitó sorpresa y velocidad al ataque. Silva fue solo voluntad, pero no alcanzó

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Por WALTER EPÍSCOPO

wepiscopo@eldia.com

Se pueden encontrar varios motivos por lo cual perdió Gimnasia, dentro de un partido de trámite parejo. Poco fútbol y excesiva lucha, donde “la” diferencia fue el gol de pelota parada, nada más.

Por un lado, tras la exagerada expulsión de Faravelli (con una amarilla era suficiente) se rompió el partido, y el responsable no fue otro que el árbitro Delfino. Y esto se encuadra en los “errores ajenos”

Dicho esto, Gimnasia todo, entró en un nerviosismo general que se llevó puesto a Darío Ortiz (el DT jura que no dijo nada) y a los futbolistas que se vieron perjudicados. Y a partir de ahí ya les fue muy complicado mantener la calma en los 60 minutos que quedaban por delante, y más aún perdiendo luego. Aquí va aquellos del “nerviosismo”.

Y por último los errores propios. Más allá de perder la marca en el gol de Albertengo, hubo fallas individuales al intentar jugar y querer dos pases seguidos. Y otro tema fueron los tres cambios, que realmente no se entendieron, o no surtieron el efecto que esperaba Ortiz.

De las tres, la más llamativa fue la salida de Hurtado, que era una amenaza latente para la defensa albirroja. El DT se inclinó por dejar a Silva que solo aportó lucha.

DE PRINCIPIO A FIN

Como quedó dicho, hasta los 30 minutos fue un partido. El Lobo empezó con un 4-1-3-2, con Ayala delante de la línea de cuatro, Faravelli más adelante, el venezolano Vargas por derecha y Comba por izquierda. Arriba, Hurtado y Silva.

Gimnasia era prolijo, tenía controlado los ataques locales y contaba con alguna aproximación en ofensiva. Todo dentro de un trámite parejo. Pero la expulsión del Loro cambió el partido. Porque además del rosarino también se fue el técnico al vestuario. Por unos minutos Hurtado bajó al carril derecho para fortalecer el medio.

Entró Tijanovich por Vargas y ocupó el sector derecho, donde justamente estaba el venezolano. Silva se paró delante de los volantes para tapar la salida estudiantil y como un “llanero solitario” quedaba arriba Hurtado, esperando algún pelotazo.

Hasta la roja del Loro fue un partido. A partir de ahí todo cambió y Ortiz no acertó en los cambios

 

El complemento trajo sorpresas desde el banco. Si bien Gimnasia se mantuvo en partido hasta el final y jugó de igual a igual con uno menos, que Hurtado no saliera a jugar el segundo tiempo causó sorpresa. Y ya no habría velocidad, por que los venezolanos Hurtado y Vargas no estaban; Comba decayó muchísimo en el complemento, y todo fue muy previsible.

Ayala desde el centro del campo intentó abastecer de juego a sus compañeros, pero pasados de revoluciones e imprecisos, les costó mucho llegar hasta el arco local. Monti se paró al lado del paraguayo para ayudar en la recuperración; Tijanovich por derecha se desdoblaba en defender y atacar.

El Indio mandó a Melluso para tratar de llegar por ese sector, pero no fue solución. La defensa albirroja, salvo por una muy clara de Coronel que no fue gol por centímetros, se mostró sólida.

Con el correr de los minutos al Lobo se le fue escapando un clásico más, que en la previa hasta para muchos era favorito. Estudiantes lo ganó con una pelota parada, y después supo aprovecharse bien de esa jugada que cambió el partido a los 30 minutos del primer tiempo. Tal vez, once contra once, otra hubiera sido la historia, nunca lo sabremos; como tampoco qué hubiese pasado si Ortiz repetía el equipo que le había ganado a Independiente en el Bosque.

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