Aquel recordado título ante el Xeneize: la primera alegría de la historia Tripera

En aquella ocasión, el equipo de José Ripullone superó a las estrellas de Boca y se alzó con la Copa Estímulo en cancha de River

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Aquel caluroso 9 de febrero marcaría un antes y un después en la historia mens sana. Y es que, pese a todos los pronósticos, el Lobo no se dejaría amedrentar por el poder de los Xeneizes y lo derrotaría por 2 a 1 mostrando supremacía, eficacia y mucho entusiasmo desde el primer momento.

Ya han pasado 89 años de aquella primera sonrisa, pero el recuerdo aparece siempre que Gimnasia se acerca a etapas decisivas.

EL MEJOR DE SU ZONA

El campeonato de ese año en particular se extendió más de la cuenta debido al Sudamericano, y por eso adoptó la modalidad de disputa de la “Copa Estímulo”, por lo que se dividieron a todos los equipos participantes en dos zonas (par e impar).

El Lobo comenzó de gran forma y dejó atrás a Colegiales, Platense, Estudiantes (BA), Talleres (RdE), Argentinos del Sud, Estudiantes, River y San Fernando. Ocho triunfos en la primeras ocho jornadas.

De esta manera, lentamente el equipo de Ripullone fue constituyéndose como uno de los candidatos al título dentro de una zona que tenía en el conjunto Millonario al principal contendiente.

Pese al gran arranque, en la novena jornada el Lobo conocería la primera de sus únicas tres derrotas. San Isidro haría valer su condición de local y superaría a Gimnasia por 2 a 1.

El mens sana, herido en su orgullo, se recuperaría con un triunfo ante Huracán por 2 a 1, pero Atlanta lo dejaría nuevamente sin nada una jornada después.

Seguidamente llegaron tres victorias al hilo (El Porvenir, Almagro y Banfield), para luego volver a tropezar, pero ante Racing, por 1 a 0 en Avellaneda.

En las últimas dos jornadas, con River acechando a fuerza de sus grandes figuras, el equipo de Ripullone consiguió sendos triunfos consecutivos en condición de local (Lanús y Tigre), para dejar atrás la amenaza Millonaria y obtener el merecido primer puesto para dirimirse el título con un Boca que tuvo que desempatar ante San Lorenzo por igualdad de unidades.

LA LARGA ESPERA CONTRIBUYÓ CON EL MASIVO APOYO

Pasaron más de 15 días desde el 19 de enero, última presentación mens sana, hasta el recordadísimo 9 de febrero, momento de la definición final.

Ante una ciudad expectante, que esperó ansiosa la resolución entre Xeneizes y Cuervos, la finalísima se hizo desear, y la parcialidad Tripera lo demostró con gran movilización.

Eran épocas muy distintas a la actual. Sin embargo, la pasión por los colores era la misma.

Desde muy temprano, miles de hinchas de Gimnasia, con sus trajes elegantes y los clásicos sombreros “ranchos” para protegerse del sol, fueron abordando los trenes para intentar apersonarse antes de las 17:10 en Avenida Alvear y Tagle, donde se encontraba la cancha del Millonario.

Más de 45.000 espectadores, entre los de azul y blanco y los de azul y oro, dijeron presente aquella calurosa tarde de febrero para agregarle color a una jornada que quedaría en la historia.

EL ENTUSIASMO COMO MOTOR

Manuel Jurado dio el pitazo inicial y el Lobo comenzó como aquel inconsciente e irrespetuoso boxeador que no sabe a quién se enfrenta.

Así, desde la experiencia de Miguel Curell y los pies ágiles de Franciso Varallo e Ismael Morgada, los dirigidos por Ripullone salieron dispuestos al golpe por golpe, frente a un Xeneize sorprendido, al que le costaron los primeros minutos.

Sin obtener réditos por el empellón inicial Tripero, Boca comenzó a crecer y logró imponer su clase para acercarse con continuidad al arco de Felipe Scarponi. Sin embargo, la impericia de los capitalinos y la buena tarea del veterano guardametas, llevaban tranquilidad a la parcialidad albiazul. Tal era la situación, que un involuntario error de Julio Di Gianno tuvo que hacer lo que el Xeneize no podía: quebrar a Scarponi.

Con el marcador 0-1 y un primer tiempo que lo tuvo más claro y decidido, el Lobo debía revertir una situación adversa y sacar chapa de campeón.

OTRA VEZ CREER PARA HACER

En el complemento, el estirpe de un Gimnasia que se hizo durante el camino, apareció. El mens sana volvió a arrinconar a Boca como en el inicio del juego y a los 10 tuvo la más clara con un remate que se fue apenas ancho del arco de Mena.

A partir de ese momento, los mencionados Varallo, Morgada, Curell y Maleanni, fueron el motor de un “expreso” que inició allí su camino y quedaría en la memoria de todos. El propio Martín Maleanni puso la igualdad a los 17, y a los 25, llegó la justicia en el juego.

Contra todos los pronósticos, el Lobo superó al brillante Boca de Evaristo y Cherro y levantó la “Copa Estímulo” ante los miles de fanáticos que evidenciaron la primera gran sonrisa mens sana.

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