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La antigua muralla de Lisboa, un atractivo turístico en crecimiento

La famosa “Cerca Velha”, levantada durante el dominio del imperio romano, es aprovechada por hoteles y restaurantes para establecer sus instalaciones, respetando la construcción, para atraer visitantes

1 de Noviembre de 2015 | 00:31

La mayor parte de la Cerca Velha (Muralla Antigua) que se conserva en la capital de Portugal se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de Lisboa, ya que visitantes de distintas naciones concurren atraídos por las partes de un espectacular muro, cuyas características virtualmente lo hacen casi único entre los de su tipo en toda Europa.

Las promociones turísticas de Lisboa aprovechan este gran resurgimiento del interés por la vieja muralla y por ello, la incluyen de manera destacada.

Esta espectacular muralla procede del periodo medieval de dominio islámico, pero esta construcción en realidad se remonta a tiempos de los romanos y fue también utilizada tras la conquista cristiana, en el siglo XII.

DESCUBRIMIENTOS

Pero uno de los aspectos más interesantes de este atractivo turístico lisboeta es que de manera permanente se van descubriendo en diferentes sectores de la ciudad, tramos de la muralla que en muchos casos ni siquiera se tenían noticias de su existencia.

“A día de hoy, el muro continúa siendo descubierto con constantes labores arqueológicas”, cuenta la arqueóloga Manuela Leitao, del Proyecto de Estudio y Valorización de la Cerca Velha.

“Es una manera de hablar sobre el pasado un poco diferente, y la gente cada vez más busca cosas distintas”, añade la coordinadora del plan, puesto en marcha en 2009 por el Centro de Arqueología del ayuntamiento lisboeta.

VISITAS GUIADAS

Leitao recalca que las primeras visitas guiadas eran acompañados por arqueólogos.

“Estamos contando aquello que nosotros mismos descubrimos, quizás eso despierta más interés en la gente”, explica.

RECORRIDOS LIBRES

Puesto que la atracción del público desbordaba las visitas organizadas, desde hace un año se puede realizar en la vieja muralla de forma libre un recorrido circular de un kilómetro y medio señalizado por 16 tótem informativos, desde el castillo de San Jorge hasta la orilla del Tajo.

La planta de la muralla, estudiada por historiadores desde el siglo XIX, se consideró tradicionalmente de origen musulmán, cuando la ciudad de Lisboa era Al-Usbuna (del siglo VIII al XII).

COLUMNA VERTEBRAL

El urbanismo anárquico de los barrios más antiguos de la capital parece cobrar sentido con la muralla como columna vertebral, ya que sus paredes condicionaron la construcción desde tiempos de la antigua Olissipo, nombre de la ciudad romana de Lisboa.

Los trabajos del equipo de Leitao consiguieron comprobar una hipótesis ya formulada anteriormente: que los restos de muralla de época musulmana se corresponden a la perfección con el recorrido de una estructura defensiva anterior.

En concreto, con una construcción del periodo romano (Siglo II a.c. - IV), de la que incluso se aprovecharon bases y sillares.

La muralla se apoda “antigua” por oposición a otros muros construidos en el siglo XIV, tras la conquista cristiana (1147), para defender perímetros más amplios de los piratas y los escarceos con los castellanos a medida que la capital portuguesa crecía.

Incluso allí donde la muralla antigua es casi invisible, como en su descenso por la Alfama, la disposición de casas que crecieron pegadas a su sombra funciona como reflejo de la pared que una vez fue, siguiendo una línea semicircular en ese barrio laberíntico a primera vista.

BAJADA

La bajada termina en la llamada Casa dos Bicos, hoy sede de la Fundación José Saramago, uno de los varios palacetes del siglo XVI construidos sobre la parte de la muralla que transcurre junto a la ribera del río Tajo.

Este palacete, gravemente dañado tras el terremoto de 1755, fue rehabilitado a finales del siglo XX, cuando se descubrieron bajo su planta restos de muralla de varias épocas.

Por ello, en el interior de la Casa dos Bicos se inauguró el año pasado un espacio arqueológico de exposición, que muestra bases de torres y muros, tanto romanos como cristianos, en varios pozos excavados en el suelo de la planta baja.

“Desde el momento en que fue desactivada como estructura defensiva, la ‘Cerca Velha’ se fue adaptando a las necesidades de la ciudad a lo largo de los tiempos”, relata la arqueóloga.

UN INTERES RENOVADO

Las labores de recuperación sobre la muralla empezaron cerca del año 2000, pero solo en 2009 se sistematizaron gracias al apoyo del instituto de turismo de Portugal.

En la actualidad, todavía quedan numerosos tramos pendientes de los trabajos de restauración o excavaciones por abrir en varios puntos de la ciudad, en muchos casos en suelo privado.

Por eso, Leitao afirma que su equipo permanece “muy atento” a todas las obras que se inician en el perímetro de la vieja muralla.

No obstante, la arqueóloga señala que no sólo ellos están interesados en estos hallazgos, sino que en los últimos años la disposición de los lisboetas por recuperar este patrimonio también ha crecido.

“Nuestra contribución ha sido sensibilizar a las personas. La llegada del turismo también tiene un peso”, afirma Leitao.

INVERSIONES TURISTICAS

Ejemplo de ello son inversores privados que quieren integrar el patrimonio en sus edificios, o dos hoteles que están pagando los trabajos de arqueología y restauración para mantener visibles esos restos del pasado.

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El costo de un pasaje aéreo entre la capital de Portugal y Buenos Aires arranca desde argentinos, en vuelos con una escala.

Pedro Guerra fue propietario del primer restaurante que integró un fragmento de muralla e incluso abrió un pequeño espacio museístico en su interior.

En recientes declaraciones Guerra manifestó que, en el caso de su negocio, los restos arqueológicos son un valor añadido que funciona como atractivo turístico sumamente importante.

En su propiedad, se encontraron restos de un pequeño vertedero de la época romana, con huesos y otros fragmentos que permitieron conocer qué comían los habitantes de la antigua ciudad de Olissipo.

Sin embargo, aún hay quien tenga fragmentos de muralla encofrados en su casa sin saberlo, y, por no tratarse de un negocio, el interés por conservarlo es menor, a pesar de que en términos generales la población “conoce y respeta” el trabajo de los equipos de arqueología, puntualiza Leitao.

LA CIUDAD COMO UN ORGANISMO

Para seguir el rastro de los antiguos muros, el visitante tiene, a veces, que entrar en restaurantes, museos y otros edificios, o leer las piedras marcadas en el suelo que señalan la planta de una antigua torre o muro.

El Centro de Arqueología se plantea, para facilitar el recorrido, realzar un poco más las discretas marcas que debe seguir el turista a la vista del éxito de esta actividad, aunque siempre intentando “no introducir ruido” en el centro de la ciudad de Lisboa.

El objetivo del equipo que lidera la arqueóloga es mostrar a turistas y residentes que la ciudad no es un conjunto de edificios sin contexto, sino “un organismo vivo, en constante transformación”.

“Cuando miramos las murallas estamos entendiendo la ciudad. Es mucho más que limitarnos a ver torres y puertas, nos transporta a varios escenarios”, añade la arqueóloga.

Según ella, la muralla permite apreciar las modificaciones urbanísticas o la ausencia de ellas, en algunas zonas de Lisboa que siempre estuvieron muy determinadas por la orografía de esta ciudad, fundada, como Roma, en un territorio con siete colinas.

“Esta morfología del terreno funcionaba incluso como estructura defensiva natural”, añade, algo que sigue determinando la vida de los tradicionales barrios que atraviesa la Cerca Velha.

 

DATOS UTILES
Alojamiento: Esta es una buena época del año para viajar a Portugal ya que por tratarse de la temporada baja, en Lisboa y otras ciudades hay buenas ofertas hoteleras que pueden encontrarse en Internet.
Una de esas promociones en la capital lusa es la del “Americano Hotel” (tres estrellas), en donde la tarifa diaria por personas, en base doble y sin incluir el desayuno, es de 541 pesos argentinos. Este establecimiento se halla situado en el centro histórico de Lisboa, junto a la plaza de Restauradores y cerca de la de Rossio.
Otra promoción para aprovechar es la del “Hotel Roma” (tres estrellas) que se encuentra en el centro de la ciudad, sobre la comercial Avenida de Roma en Lisboa. La tarifa diaria es de 574 pesos argentinos por persona en base doble y sin desayuno.
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