Alta tensión y polémicas

Edición Impresa

Por EDUARDO TUCCI

Fue un clásico tenso, de dientes apretados y con un final incierto. A Gimnasia le pegó duro la expulsión de Faravelli mal decidida por Delfino mientras que Estudiantes supo capitalizar la superioridad numérica para quedarse con el partido más esperado. El árbitro rompió el partido con aquella roja del primer tiempo que lo condicionó por el resto de las acciones. No es bueno cuando en un partido debe hablarse mucho del juez y en esta edición 160 del choque más esperado el encargado de impartir justicia –que venía de estar parado por una muy cuestionada actuación en River-San Martín de Tucumán—capitalizó las polémicas.

Estudiantes pegó en el momento justo cuando Albertengo les ganó a todos en el salto para capitalizar uno de los tantos tiros de esquina generados y se fue al descanso con la tranquilidad de la ventaja frente al desconcierto de un rival en inferioridad numérica que debía cambiar de planes,

El Lobo salió a quemar las naves en el segundo tiempo, prescindiendo de los venezolanos y pudo acercarse hasta Andujar en el cuarto de hora final. El Pincha tuvo en esos momentos, en los pies de Lattanzio y en un par de contragolpes a fondo, la posibilidad de poner cifras más claras. Todo en medio de un clima de alto voltaje.

El protagonismo del juez se vio incrementado en el curso del juego con errores en jugadas clave. Sacó tres veces más la tarjeta menos deseada e incluso una de ellas –la aplicada al arquero Martín Arias—ocurrió cuando las acciones ya habían finalizado.

Bien caliente, el clásico se fue extendiendo en medio de protestas subidas de tono –más del lado de Gimnasia--, jugadores en el piso y poco tiempo para el fútbol. Hubo cambio de libreto por ambos lados respecto de lo que se habían propuesto al principio y a Estudiantes se lo notó mejor dispuesto aunque el dominio del juego resultó tan desparejo como el piso del estadio.

De todas formas la pierna fuerte y el rigor en la marca fue el argumento dominante en ambos bandos, un espectáculo previsible para cualquier clásico, aunque en este caso acentuado a partir del momento que el árbitro perdió el control de las acciones.

En el balance para Estudiantes quedó la satisfacción lógica de quedarse con el clásico, una muy buena manera de cortar la racha tan negativa como preocupante con puntos clave además del buen debut del pibe Facundo Mura y el oficio de la Gata Fernández en los momentos decisivos.

Del otro lado, una caída dolorosa, con bajas por las expulsiones y la pérdida de oxígeno que provoca un tropezón de esta naturaleza cuando cada punto vale oro.

En definitiva, las urgencias de los dos tuvieron mucho que ver en el desarrollo trabado que propusieron durante la mayor parte en un partido en el que no sobraron espacios. Los triperos apostaron de lleno a la pelota parada y Estudiantes tuvo las jugadas de mayor riesgo hasta sellar el resultado final, mientras el árbtitro Delfino terminó ejerciendo el protagonismo que no deben tener los árbitros: provocó las principales polémicas y generó una protesta generalizada por la disparidad de criterios observada a la hora de sancionar.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE