Tendencias: animales silvestres, los únicos “beneficiados” por la pandemia

Está claro que la pandemia del coronavirus no benefició a nadie, al menos humano. Pero sí a muchas especies de animales silvestres que, debido a la disminución de la circulación de personas y transportes, permitió que, lentamente, pudieran ir reinsertándose en lo que antaño fueran sus hábitats naturales. Y muchos de ellos fueron ayudados por ambientalistas que, al observar la presencia de animales silvestres en zonas geográficas no habituales, pudieron organizar cientos de operativos de rescate y reinserción a su ambiente natural, lo que comenzó a suceder en muchas provincias e, inclusive, en nuestra ciudad.

Es que en La Plata, por ejemplo, la Dirección de Protección Animal municipal debió asistir a muchos animales hallados en la vía pública. En el Parque Pereyra Iraola, por ejemplo, un equipo de expertos de esa repartición halló a dos crías de comadreja sobre el lomo de su madre muerta. Los especialistas estimaron que sobrevivieron así entre uno o dos días, tras lo cual fueron trasladadas para su rehabilitación y un biólogo les suministró leche deslactosada con una jeringa a cada una en una jaula acondicionada en condiciones similares a su hábitat, y con la menor manipulación de parte de las personas para no generar dependencia en el animal.

“Tuvimos dos particularidades una fue la poca circulación de personas sobre ejidos urbanos por la pandemia, lo cual permitió a algunas especies circular donde ante no lo hacían, y otra fueron los incendios forestales, que afectaron mucho a la fauna”.

Leandro Caltabiano,
biólogo

Pero estas comadrejas no fueron los únicos animales silvestres asistidos en nuestra región, ya que hubo también rescates de aves, como un pichón de pavo real, un aguilucho rojinegro y un caraú, que fueron encontradas con distintos tipos de heridas en la vía pública.

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El fenómeno se repitió en casi todo el país con monos carayá, tortugas, guacamayos, aguará pope, yacaré, gallinetas, aguará guazú y loros habladores, entre muchos otros ejemplares.

En Chaco, por caso, hubo en plena pandemia muchas apariciones de distintos tipos de animales, de especies autóctonas y en peligro de extinción, que producto de la sequía tras 7 u 8 meses sin lluvias y las quemazones de pastizales hicieron que se acercaran a las ciudades donde no se los veía. Uno de los casos más emblemáticos fue el de un aguará guazú que, obligado a migrar por el fuego y el humo, fue hallado en inmediaciones de un shopping en la ciudad de Resistencia.

“La pandemia fue negativa para el ser humano, pero positiva para las especies, que pasaron a zonas pobladas por humanos”, advierten los ambientalistas, que hacen hincapié en que los animales silvestres “no pueden esperar aún en medio del coronavirus, por lo que hay que asistirlos, y evitar el tráfico ilegal y el mascotismo de especies autóctonas”.

“En Formosa -señala la administradora de la Reserva de Animales Silvestres Guaycolec, la ingeniera zootecnista Ivana Iker- ya se rescataron más de 100 animales silvestres, que luego son reinsertados en su hábitat natural. Los animales silvestres son una demanda constante, y tratándose de seres vivos, no pueden esperar”.

“En Santiago del Estero se triplicaron las tareas de rescate y reinserción de la fauna silvestre en su ambiente natural. Los animales salieron al no haber actividad humana normal, por eso encontramos animales en lugares no habituales”

Jorge Goles,
especialista en Fauna de esa provincia

“En Santiago del Estero se triplicaron las tareas de rescate y reinserción de la fauna silvestre en su ambiente natural”, describió el especialista en Fauna de esa provincia, Jorge Goles, quien explicó que se rescataron aves, zorros, comadrejas y pumas, entre otros, y consideró que “los animales salieron al no haber actividad humana normal, por eso encontramos animales en lugares no habituales, muchos estaban encerrados o en cautiverio e incluso sufrieron algunos accidentes no comunes. Hemos realizado muchos rescates en zonas antropizadas, con casos que nunca habíamos visto, como el de una familia completa de carpinchos a la vera del río Dulce. Es evidente que la pandemia fue negativa para el ser humano, pero positiva para las especies que pudieron ingresar en zonas antropizadas, lo que nos enseña que el hombre tiene que aprender a vivir con el medio ambiente en armonía”.

Un panorama similar se dio en San Luis, donde “aparecieron” más de 390 animales silvestres, entre ellos zorros, tortugas, águilas, lagartos, pumas y aves, muchas de ellas en peligro de extinción.

“Tuvimos dos particularidades -apunta el biólogo Leandro Caltabiano- una fue la poca circulación de personas sobre ejidos urbanos por la pandemia, lo cual permitió a algunas especies circular donde ante no lo hacían, y otra fueron los incendios forestales, que afectaron mucho a la fauna”.

En Mendoza, en tanto, la pandemia hizo que se diera un caso inverso, pero también favorable para las especies. “Disminuyó la presencia del tráfico de especies, caza furtiva y pesca ilegal -destacó Adrián Gorrindo, del departamento de Recursos Naturales de esa provincia- dado que la pandemia hizo que se restringiera la circulación de las personas, por lo que para esos cazadores, pescadores y traficantes, se les hizo más difícil llegar a los puntos de extracción en el medio silvestre. Pero igualmente, se vio una gran práctica de cacería a caballo con perros en banda. Encontramos grupos de entre 10 a 15 personas intentando realizar cacerías de manera prohibida”.

En Jujuy, el coordinador del Centro de Atención de la Fauna Autóctona (Cafaju), Roque Yapura, cuenta que “por la cantidad de animales que fueron apareciendo este año, se trabajó más que cualquier otro. Lo importante es que el animal se reconstituya en su hábitat natural, y allí se pueda valer de sí mismo y pueda sobrevivir. Por ejemplo a las aves se les hace una prueba de vuelo para ver si tienen fortalecidos los músculos y si son capaces de cazar como aves rapaces, por lo que pueden estar en cautiverio 3, 6 o 12 meses, de acuerdo a cómo se vaya dando su rehabilitación”.

Allí, ya se rescataron al menos 50 animales, entre ellos diversas aves, corzuelas, pecaríes de collar, comadrejas, zorros y un puma cachorro que entró a una casa del barrio Alto Comedero.

En Córdoba, en tanto, el secretario de Ambiente, Juan Carlos Scotto, describió que “la disminución del ruido y la reducción del movimiento de personas en zonas residenciales vecinas a reservas naturales, fue una oportunidad que facilitó que muchas especies circulen por lugares que en otra ocasión no lo harían, pero como todo ser vivo, necesitan de alimentos, agua y refugio. La fauna silvestre es vulnerable, y nosotros podemos convivir con los animales silvestres sin afectarlos, por lo que es clave seguir en estos casos lo que los expertos en vida silvestre nos indican. Por eso, ante un avistamiento de fauna silvestre no se debe intervenir, solo seguir algunas reglas básicas como no dañarlos, no agarrarlos, no atraparlos”.

En este sentido, los biólogos de Ambiente indican que “cuando aparece un animal de estas caracteristicas, no hay que alarmarse, hay que dejar que el ejemplar siga su rumbo, no alimentarlo ni darle agua. Pero también hay que ser cuidadosos con la disposición de los residuos domiciliarios o con el alimento de mascotas, ya que esto facilita que los animales se instalen en ese lugar”.

EN EL SUR

Situaciones similares se produjeron también en la provincia de Buenos Aires, como por ejemplo en Bahía Blanca, y también en el sur del país. Pablo Petracci, director de la Estación de Rescate de Fauna Marina, contó que “nos tocó contener en nuestra estación pingüinos de Magallanes que habían sido rescatados, y después de 200 días fueron derivados a Mundo Marino”, mientras que en Chubut se advirtió para que la gente no intente arrimarse a los animales con fines afectivos o para alimentarlos “porque eso puede tener ribetes muy peligrosos”.

Es que allí, la poca presencia de gente en el frente costero durante la pandemia hizo que muchas especies que habitualmente no llegan a la costa sean observadas en las playas, como una foca leopardo que apareció en la costa de Rada Tilly, o un ejemplar de ballena sei que encalló en las playas.

En Neuquén, en tanto, cóndores y águilas fueron rescatados tras caer en distintos puntos de la provincia, intoxicados con plomo al ingerir la carne de animales muertos que contenían proyectiles, como un cóndor que cayó en mal estado en la zona de Chos Malal, un ave que está en peligro de extinción, y que pudo ser curado y liberado en su hábitat, al tiempo que también se pudieron recuperar otras aves, anfibios y mamíferos.