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Séptimo Día |LA IMPRENTA NO IZÓ BANDERA BLANCA

La “guerra” entre el papel y las pantallas

Diarios, revistas y libros acosados por la irrupción de la era electrónica. La cita de Víctor Hugo que perdura. Testimonio de un profesor de historia, que conduce una revista digital

La “guerra” entre el papel y las pantallas

El papel sigue dando pelea con diarios, revistas, libros y demás en medio del avance digital / Web

MARCELO ORTALE
Por MARCELO ORTALE

14 de Agosto de 2022 | 04:16
Edición impresa

¿Un invento derrota al anterior? Lo nuevo, ¿siempre puede con lo viejo? Un personaje de “El jorobado de Notre Dame”, el relato incluido en la majestuosa novela “Nuestra Señora de París” de Víctor Hugo, se encuentra en una pieza cercana a la catedral francesa, con un libro en la mano.

El personaje le muestra a un amigo el pequeño libro, confrontándolo con el templo que ven por la ventana: “Ceci tuera cela” (”esto matará a eso otro”), le dice. Le da a entender que el pequeño libro podrá más, que será más poderoso que el monumentalismo de la catedral.

Esa frase es utilizada hoy por muchos especialistas cuando hablan de la batalla global declarada entre el soporte papel y las pantallas. En la actualidad, el papel sería Notre Dame, la enorme catedral amenazada por una pequeña pantalla electrónica.

Mucha gente decide apostar por las librerías, por los diarios y las novelas impresas

 

La invención del orfebre alemán Johannes Gutenberg no fue fácil, pero finalmente, en 1540 y luego de años de investigarla y experimentarla en secreto, creó la imprenta y definió la derrota de la pluma. La letra acunada en plomo hizo olvidar en poco tiempo a los manuscritos. La difusión del conocimiento se amplió y durante cinco siglos la imprenta impuso su reinado.

Primero la radio, luego el cine y la televisión a principios y mediados del siglo pasado, desafiaron al imperio del papel. Lo que el canadiense Marshall McLuhan calificó como “galaxia Gutenberg” había empezado a perder brillo. Las imágenes filmadas parecían alumbrar más. La industria editorial perdió musculatura.

En poco tiempo el cine y la TV conquistaron públicos que antes atendía el papel impreso, aunque no pudieron abolirlo por completo. Diarios, revistas y libros lograron seguir otro tiempo en el podio. Los críticos de cine y de televisión siguieron imponiendo rumbos: sus columnas daban a entender que el poder aún estaba con ellos.

Pero el cambio tecnológico nacido con el mundo digital se precipitó, en esta época, rica en dramáticas simplificaciones culturales. De la mano de millones de computadoras que crearon publicaciones y ediciones electrónicas, muchos pueden decir como el personaje de Víctor Hugo: “ceci tuera cela”. El vértigo, el apuro pueden más. Son más.

Y no son pocos –al contrario, deben ser ya mayoría- los que hoy suponen que se está cerca del último suspiro de los libros, diarios y revistas fabricados con papel. Además del giro tecnológico, los costos del papel también parecen ser definitorios, para volcar la suerte de la batalla.

No habían podido el cine y la TV. Tampoco las PC. Pero la embestida más aplastante -¿el asalto final? - llegó del lado de unas pantallas más pequeñas: las tabletas y, sobre todo, la telefonía celular. Los celulares parecen ser el arma más letal, el misil más devastador, el que le pondrá punto final a la imprenta.

En cualquier reunión familiar, los chicos se alejan de una posible tertulia escribiendo y leyendo en las pequeñas pantallas de los celulares. Se manejan con una literatura inalámbrica, certera, plagada de emoticones. ¿Es lo nuevo que quedará? Son muchos los hogares de gente instruida, que no tienen ninguna biblioteca, ningún libro con soporte papel en sus viviendas.

Y sin embargo...el papel no está quieto. Da pelea, se mueve para no morir. Mucha gente decide apostar por las librerías, por los diarios y novelas impresas, por la unidad, el color y hasta el sabor del soporte papel. Lo dicen muchos especialistas. Lo digital se sigue expandiendo, claro está, pero el soporte papel –sobre todo en el género de las novelas- mantiene una sólida vigencia.

Lo confirmará en esta nota, más adelante, Maximiliano Fabi, joven profesor de historia en secundarios platenses, director de una revista digital que, sin embargo, sostiene que el soporte papel no desaparecerá y que, por el contrario, hay un florecimiento de editoriales de libros en papel.

SIN ENCHUFES

El autor Ismael Gálvez Clavijo aludió a los beneficios subsistentes del papel y escribió un singular artículo titulado “Diez razones por las que los libros de papel nunca desaparecerán”. Como un Moisés descendido del Sinaí expuso diez motivos, algunos vinculados a los sentidos, otros a cuestiones psicológicas y económicas.

“Florecen editoriales independientes que producen el libro artesanal, el libro objeto artístico”

 

Aquí se mencionan algunos: “Su tacto, su aroma, la emoción de recorrer el ejemplar impreso. Podrán llamarnos ilusos románticos, pero es así, puede que sea difícil de explicar, pero todos lo hemos sentido. Esa sensación de tener un libro en papel entre las manos, pasar sus páginas, sentir el tacto del papel, inspirar su aroma, es la emoción de recorrerlo”.

Visitar las librerías, esos “santuarios de los libros”, otra de las ventajas. Y acá va un tercer e inesperado beneficio de los libros en papel, siguiendo a Gálvez Clavijo: “Disfrutar en cualquier lugar sin necesidad de enchufes”. Uno leyó tantas opiniones sobre las ventajas del libro papel, consultó a Umberto Eco, a García Márquez, pero lo de los enchufes resulta novedoso.

Así lo explica la misma fuente: “Aunque los dispositivos de lectura son muy dinámicos y portátiles, necesitan estar cargados al funcionar con batería. Esto en el libro en papel no sucede, te lo puedes llevar a cualquier lugar y disfrutar sin necesidad de enchufes ni haber adquirido previamente un dispositivo”.

PROFESOR PLATENSE

Maximiliano Fabi (1985) es profesor de historia en tres colegios secundarios de La Plata. Se formó en la Escuela 38 de Gonnet, hizo el secundario en el Nacional y se graduó en Humanidades de la UNLP. Por edad y convicción asume la vigencia de lo tecnológico, al punto de que dirige una revista digital –”Oculi”- , lo que no le impide amar al libro en soporte papel y sostener que no desaparecerá.

“Están floreciendo editoriales independientes todo el tiempo y muchas de ellas producen el libro artesanal, el libro objeto artístico”, dice mientras consume un café en un boliche de la citybelense calle Cantilo.

Al hablar de la revista digital que produce acompañado por Marcelo Izaguirre y Myriam Soae en el comité editorial, ambos practicantes del psicoanálisis con una vasta trayectoria, sostiene que “si bien es cierto que se trata de una revista virtual, ello no intenta sostener la idea de que el papel impreso “atrase”, sino más bien propiciar el ensayo de pensar en el marco de un medio más actual, concretamente divulgar la lectura”.

Esa sensación de tener un libro en papel entre las manos y pasar sus páginas es especial

 

Fabi recordó que no hace mucho el ensayista argentino José Emilio Burucúa rescató el juicio de Umberto Eco sobre el “libro-objeto”, cuando señaló que éste no desaparecería jamás: “en realidad, la cuestión no pareciera ser solamente ésa, sino también considerar si esa supervivencia sería, acaso, al modo del “objeto suntuario” –como lo fue el libro en tiempos medievales- o si, más bien, la impresión industrializada se fusionará más íntimamente con la cultura popular”.

¿Quién es Sarmiento para un joven profesor de historia? “Recuerdo lo que alguna vez escribí: que un provinciano nacido en San Juan, en el seno de una de las familias más humildes de su localidad, y que se fue haciendo a sí mismo a través de una cultura de segunda mano, hasta llegar a ser, en 1868, presidente de su país, bien podría ser, si no un héroe, sí al menos una esperanza para el pueblo”.

Lo nuevo, ¿siempre puede con lo viejo? En el libro de Victor Hugo la cita deja pocas dudas. El cambio gana siempre: “Las cosas pequeñas acaban con las grandes; un diente triunfa sobre una masa. La rata del Nilo mata al cocodrilo; el pez espada mata a la ballena; el libro matará al edificio!” completa su cita el personaje.

¿La pequeña pantalla del celular, la tableta, matarán al papel? ¿Al soporte papel que ya reinaba antes de Gutenberg? Toca vivir en esta época y en esta extraña guerra, en la que ya millones de personas eligieron –acaso paradójicamente- no estar en un solo bando, sino formar parte de ambos.

Maximiliano Fabi, profesor de Historia

 

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