Platenses que apostaron a un cambio: el camino hacia una vida sustentable

Dice Heike Freire: “Aprender a vivir en armonía con la Tierra supone un cambio profundo en nuestra forma de sentir, pensar, actuar y relacionarnos que nos aporta salud y plenitud, que nos devuelve nuestra sabiduría innata”.

La sustentabilidad se ha vuelto un tema muy importante en la agenda a partir de la pandemia, y comenzó a ser pensado mucho más seriamente por las empresas. Sobre todo, porque hay estudios que indican que ocho de cada diez consumidores piensan que no están haciendo lo suficiente por el cuidado del medioambiente, hecho que implica que las empresas tienen la obligación de pasar a la acción, y a la vez la oportunidad de diferenciarse de sus competidoras.

Nuestra ciudad no es la excepción a esta tendencia. Hay compañías que hace más de una década comenzaron a pensar en proyectos con esta filosofía, y otras a las que la pandemia las hizo conscientes de sumarse a ese cambio.

Recientemente, la consultora Kantar lanzó su estudio fundacional global, entrevistando a más de 30 mil consumidores de 35 países, incluida la Argentina. El análisis, que parte del marco de referencia de los objetivos de desarrollo sustentable (ODSs) de Naciones Unidas, identifica cuáles son las áreas que requieren acción inmediata y cómo los negocios pueden facilitar a los consumidores la decisión de compra sustentable.

“A veces parece que las autoridades no terminan de tomar medidas reales para combatir algunas problemáticas ambientales. Sin embargo, creo que el cambio climático es cada vez más perceptible y la toma de conciencia es cada vez mayor en la gente”

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Aseguran que “los consumidores, más informados e involucrados que nunca, se sienten más empoderados y con la capacidad de cambiar la realidad con sus acciones cotidianas. De hecho, casi la mitad ha dejado de comprar una marca al no estar de acuerdo con la forma en la que trata al planeta, la sociedad o sus empleados”.

“Las personas están dispuestas a hacer esfuerzos, como llevar sus bolsas al supermercado, reutilizar envases o separar los residuos reciclables de los orgánicos. Sin embargo, no siempre las buenas intenciones se transforman en cambios de hábitos: existe una grieta entre valores y acciones porque, en el día a día, hay otras prioridades. Los problemas de sustentabilidad no se limitan al medioambiente: en Argentina, cuestiones sociales como la pobreza encabezan la lista de preocupaciones. En segundo término, preocupan la contaminación del agua y la falta de acceso a agua limpia y segura”, dicen desde Kantar, afirmando que “las empresas tienen que escuchar al consumidor y entender qué es lo que tienen que hacer para facilitar las decisiones de compra sustentable. Algunas personas necesitan un estímulo económico, otras simplemente mayor claridad en la información”.

PLATENSES PIONEROS

Brenda Andersen y Constanza Darderes son fundadoras y dirigen un local de “ropa con otra oportunidad”, una tienda para comprar y vender ropa de segunda mano cuidadosamente seleccionada. La marca nació en 2013, con la idea de hacer de la venta de ropa usada algo de calidad y fomentar hábitos de consumo sostenibles en el ámbito de la moda.

“Creemos que comprar ropa nueva genera una responsabilidad, porque esas prendas en su proceso productivo contaminaron enormemente. ¿Qué proponemos? No comprar de más, tener un mix de prendas básicas y especiales, eligiendo prendas de calidad y cuidándolas. Podemos deshacernos de aquellas que no nos pusimos en los últimos dos años y que circulen, así otra persona las puede aprovechar y extender su vida útil”, dicen las precursoras de la moda circular en nuestra ciudad, que tienen un local en La Plata y otro en CABA.

Su emprendimiento ya lleva reinsertadas en el mercado 300 mil prendas, evitando así su descarte y reemplazo por nuevas. Esto implica contribuir a la disminución del impacto ambiental de la industria textil, que tiene uno de los patrones de producción más preocupantes en cuanto al uso de sustancias químicas tóxicas, el alto consumo de agua y energía, y la generación de grandes cantidades de desechos.

La sustentabilidad se ha vuelto un tema muy importante en la agenda

“Al mercado platense le encantó nuestra propuesta: encontrar prendas de calidad, de moda, a bajo costo y con mucha variedad. En nuestras tiendas encontrás miles de prendas seleccionadas colgadas, listas para llevarte a tu casa. A su vez, siempre hicimos foco también en la transparencia en la gestión”, subrayan Constanza y Brenda, que han innovado hace ya casi una década con esta marca con filosofía sustentable que es un éxito.

Este es el proyecto de la secundaria de la escuela de Gorina

Por su parte, Natalia Larocca es directora de Emprendimientos y Proyectos de una empresa platense dedicada a la construcción pública y privada, que también realiza desarrollos inmobiliarios. La compañía está trabajando hace aproximadamente 8 años en el cambio hacia planificaciones de bajo impacto ambiental. “Atento a la huella de carbono que sabemos que la construcción deja en el planeta, se han adecuado proyectos para que tengan un impacto significativamente menor, y hace cuatro años ya estamos trabajando en proyectos sustentables no relacionados directamente con la constructora, entre otros, los de remediación y recuperación de suelos deteriorados y de producción de carnes de pastura”, cuenta la arquitecta.

En este momento, la empresa está encarando varios proyectos cuya línea de trabajo principal es la sustentabilidad: uno ganadero, con un sistema de pastoreo rotativo, para producir carnes de pastura, orgánicas. La recuperación de una cantera que fuera de extracción de tosca en Gorina, con un plan público-privado que devuelve a la ciudad un espacio de cinco hectáreas de urbanización con características sostenibles, climatización por geotermia, electricidad con paneles solares, y un innovador sistema de recirculación del agua que permite purificarla, limpiarla y adicionalmente regar y refrescar el ambiente, para recuperar la capa fértil perdida durante la extracción que se realizó hace unos 30 años.

“Entre otros proyectos estamos trabajando en conjunto con empresas de medio ambiente en la remediación de suelos contaminados por petróleo, y la recuperación de suelos deteriorados por el monocultivo. La diferencia respecto de proyectos similares, pero no sustentables, es radical: nuestra propuesta dista mucho de comprarse una casa, o un alimento, es proponer a nuestros usuarios una nueva forma de alimentarse y de vivir, que esté más vinculada con el medio ambiente, que requiera de menos energía para funcionar, que tenga menos impacto ambiental, que vaya en línea con el cuidado del medioambiente”, enfatiza Larocca.

“Está claro que es una preocupación de quienes tienen resueltas las mínimas necesidades, pero la pandemia nos puso frente a lo imperioso de hacer algo hoy; y más allá de que las nuevas generaciones tienen una conciencia distinta del cuidado del medio ambiente, los adultos empezaron a tomar conciencia y a hacer al menos pequeños cambios. La sustentabilidad debiera ser un tema de Estado, una forma de vida, un cambio de forma de ver y hacer las cosas, y eso hoy no sucede. No se estimula ni se ayuda a quienes están queriendo hacer un viraje hacia la sostenibilidad. No hay promoción en la adquisición de productos de menor impacto, ni beneficios o ayudas desde el Estado al momento de hacer un proyecto sustentable. La realidad es que, si lográramos hacer viviendas eficientes energéticamente, que requirieran de un mínimo consumo para funcionar, la inversión en redes de infraestructura se minimizaría, los consumos en climatización o energía eléctrica serían infinitamente menores, pudiendo enumerar múltiples beneficios que siempre redundan en un mayor bienestar en el usuario y en un menor impacto en el planeta”, analiza la arquitecta local.

“Esto implica contribuir a la disminución del impacto ambiental de la industria textil”

Brenda Andersen y Constanza Darderes

EDUCACIÓN Y ALIMENTACIÓN, GRANDES PILARES

La educación, se sabe, es una de las bases de que este nuevo modo de vida deje de ser una tendencia y tenga raíces cada vez más sólidas. Martín Romano, es co-creador y representante legal de una escuela de Gorina, en la que se trabaja para que la educación desempeñe un papel importante en el cuidado del medio ambiente. “En primer lugar, lo hacemos generando contacto y amor por la naturaleza, ya que no se cuida y quiere lo que no se conoce. Por eso propiciamos el contacto cotidiano con el entorno natural, la huerta, además de los viajes educativos, campamentos y caminatas familiares, siempre cuidando de dejar los lugares en iguales o mejores condiciones de las que los encontramos”, detalla.

“Por otro lado, generamos conciencia sobre el impacto que nuestras acciones tienen en el medio ambiente y transmitimos una cultura que busque un desarrollo sostenible, satisfaciendo las necesidades de las generaciones actuales sin perjudicar las posibilidades de las futuras. Esto se traduce en hechos concretos como colaborar con la fundación ‘Llena una botella de amor’, juntando botellas de PVC y rellenándolas de plásticos de descarte, que luego se transforman en mobiliario; separando los residuos; reutilizando y reciclando el papel que utilizamos; y reduciendo a través del consumo de alimentos naturales, que además de ser saludables minimizan el uso de envoltorios descartables; por último, trabajando la huerta y el compostaje, y otras acciones y proyectos afines que se van incorporando a la propuesta de la escuela”, dice Romano.

Gabriel Álvarez es propietario de un resto-bar “100% plant based” de City Bell y cuenta que, junto a su equipo, hace “mucho hincapié en el manejo del plástico que se usa en el local. Además de ser un punto de acopio de la organización de ‘Botellas de Amor’, todo el plástico que desechamos se aprovecha y es enviado para construir madera plástica. Se sabe que ese material tarda muchísimo en desintegrarse y es vital darle un tratamiento adecuado. Por otro lado, usamos sorbetes biodegradables (en breve también cubiertos) y ofrecemos descuentos para aquellos clientes que traigan su propio recipiente para take away. Son medidas que creemos que ayudan a evitar desechos extra”, cuenta el gastronómico.

“A veces parece que las autoridades no terminan de tomar medidas reales para combatir algunas problemáticas ambientales. Sin embargo, creo que el cambio climático es cada vez más perceptible y la toma de conciencia es cada vez mayor en la gente”, finaliza Gabriel, haciéndose eco de tantas otras voces que reclaman políticas sustentables a mediano y largo plazo en nuestro país. En lo práctico, en el día a día, a nivel personal y empresarial, el cambio está en marcha.