El Licha de la suerte

Le costó a Boca, pero a los 9 minutos del segundo tiempo Lisandro López conectó de cabeza un centro cruzado por Mauro Zárate desde la izquierda, y aseguró el 1-0 que clasificó al equipo de Gustavo Alfaro para disputar la final de la Copa Superliga con Tigre, que tras perder la categoría llegó a lo más alto del fútbol argentino tras sucesivas victorias sobre Independiente, San Lorenzo, Gimnasia y Atlético Tucumán, llaves que lo depositaron en la final del domingo a las 18:45 en el Mario Kempes, de Córdoba.

El cruce de ayer en la Bombonera, revancha del 0-0 del fin de semana anterior en La Paternal, resultó emocionante desde todo punto de vista, con situaciones de alto riesgo sobre los arcos, y una definición que se postergó por las malas decisiones de los atacantes y las oportunas intervenciones de los arqueros. Pero terminó imponiendo condiciones la escuadra Xeneize, que perdió a Iván Marcone y Nahitan Nández para la final, aunque sigue cumpliendo con los objetivos fijados en esta nueva etapa.

Argentinos sorprendió de entrada a partir de la dinámica de sus medios y la utilización de las puntas para desarrollar maniobras que pusieron incómoda a la defensa que esperaba, y que de entrada nomás soportó dos situaciones límite. Jonathan Sandoval y Gabriel Hauche fueron los que no explotaron a fondo los referidos primeros dos ataques a fondo.

#CopaSuperliga | ¡Rompieron el cero! Licha López ganó de arriba y abrió el marcador para el Xeneize.#Boca 🆚 #Argentinos pic.twitter.com/EMaztVQwNe

— TNT Sports LA (@TNTSportsLA) 26 de mayo de 2019

Boca consiguió equilibrar el trámite, y aunque careció de un organizador del juego, los pases filtrados le permitieron, a su turno, desarrollar jugadas que también complicaron a los marcadores que, en el fondo, llegaron a cometer un par de equivocaciones que pudieron costarles muy caro.

Los arqueros, sólidos para cortar y más todavía cuando hubo necesidad de achicar, terminaron siendo los grandes responsables del empate sin goles con que se fue el primer tiempo después de una serie de jugadas que en condiciones normales debieron finalizar con la pelota dentro del arco.

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Lucas Chaves se mostró por demás atento para abandonar su arco e ir al encuentro de Cristian Pavón, quien apareció libre por derecha para recibir un pase filtrado por Darío Benedetto, y no tuvo el control necesario antes de buscar el gol.

Estaban Andrada salió a tiempo para complicar la gestión de Claudio Paul Spinelli, quien apareció libre por el medio y con esa amenaza terminó equivocando, por falta de precisión, la entrega a Damián Batallini, quien recibió apretado contra la línea de fondo, sector desde el cual no encontró el objetivo.

Situaciones claritas las dos, y más aún la que desaprovechó Benedetto tras usufructuar un error de los marcadores centrales, que le regalaron la pelota. El goleador no anda derecho, y con todo el arco a su disposición remató desviado. ¡Increíble!, verdaderamente.

El segundo tiempo empezó de la forma menos pensada, considerando lo que había sido la etapa anterior: el único amonestado había sido Matías Romero, por una falta que pudo pasar sin tarjeta, y el “26” de Argentinos bajó de nuevo a un rival con pelota a un costado del campo y Facundo Tello no dudó en mostrarle la roja.

Diego Dabove buscó reacomodar a su equipo con el ingreso de Fausto Montero, un volante, por Spinelli, delantero, aunque la movida no pudo desarrollarse con el marcador en blanco, porque de inmediato Boca movió la pelota de derecha a izquierda, Mauro Zárate levantó y Lisandro López saltando por detrás de un marcador, conectó de cabeza al segundo palo del arquero, que alcanzó a manotear.

Con uno menos Argentinos, que venía de jugar el jueves contra Deportes Tolima, de Colombia, por la Copa Sudamericana, y sin que Boca pudiera crecer aprovechando la ventaja, el partido se planchó, y corrió lejos de los arcos hasta que Benedetto falló otra vez delante del arco, esta vez conectando un cabeza un centro servido por Pavón.

Iván Marcone cruzó fuerte a un costado, tan fuerte como Romero en su momento, y el árbitro le mostró la salida, y en una situación de características similares, sobre el otro carril, Nández bajó a un rival, detrás de Julio Buffarini, que había quedado mal parado, y con esta tarjeta amarilla el uruguayo llegó al límite.

Argentinos dejó el resto volcado en ataque, complicando en el fondo a un rival que encontró los espacios para salir de contra, y que por más que no consiguió una victoria más amplia y extendió el invicto de su arco, rompió la racha sin goles a favor y llegó a otra final.