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Vivir Bien |UN DÍA EN LA VIDA DEL MISTERIOSO PERSONAJE

Batman Solidario: la rutina del superhéroe platense

Cómo vive el hombre murciélago que ayuda a los chicos del Hospital de Niños. Los cuidados para mantener la magia y guardar la identidad en secreto. El encapotado que trabaja, tiene esposa e hijos y reniega del tránsito en la ciudad. Altruismo y solidaridad, su receta contra el Mal

Batman Solidario: la rutina del superhéroe platense

Cada viernes, el batman solidario de la plata se acerca al hospital de niños sor María ludovica para llevar donaciones y jugar con los chicos / foto: Demian Alday

YAEL LETOILE / Fotos DEMIAN ALDAY
Por YAEL LETOILE / Fotos DEMIAN ALDAY

11 de Agosto de 2019 | 07:27
Edición impresa

Un Renault Fluence negro tuneado con aletas y la marca del murciélago en la trompa avanza por calle 15 entre 65 y 66, y estaciona sobre la vereda de un garage frente al Hospital de Niños. Es invierno y cae la noche, húmeda y fría, en La Plata. Batman desciende del auto y algunas personas que aparecen de la nada, como espectros visuales, van a su encuentro.

Son tres mujeres y un varón. Una lleva a un chico de 4 años en brazos. Trabajan en la Cámara de la Construcción y se les ocurrió hacer 100 almohaditas sublimadas con el dibujo de Batman para que él las entregue a los chicos internados durante sus recorridas.

“Ellos son el alimento, nunca me voy a cansar de agradecerles”, dirá el personaje sobre los vecinos y vecinas que colaboran con su obra desde hace seis años, minutos después de atravesar la guardia dejando una estela de bocas semi abiertas y miradas cómplices. La mayoría sabe: es viernes en el Sor María Ludovica. Noche de Batman.

***

La leyenda cuenta que el encapotado llegó desde Ciudad Gótica a La Plata el trágico 2 de abril de 2013 para no irse jamás. Desde entonces, todos los viernes cuando se esconde el sol visita a los chicos internados y les regala golosinas, lápices de colores y libros para pintar. Si son adolescentes, juega con ellos un TA TE TI.

Con la ayuda de sus Robins –11 hombres y mujeres cuya identidad tampoco trascendió– organiza los Batiencuentros, uno en mayo y otro en noviembre, a fin de juntar fondos para financiar distintas mejoras en el hospital. El balance de la recaudación y la inversión del dinero, como es costumbre, los comunica personalmente a través de las redes sociales.

“Buenas noches gente de bien, quiero informarles que el viernes al mediodía haremos la reapertura de la tercera sala refaccionada y decorada, en este caso será la de endocrinología”, posteó el hombre murciélago en su cuenta de Instagram el martes. Con las primeras, de Odontología y de Endocrinología, ya había destinado más de un millón de pesos a la remodelación de distintos espacios del hospital.

El trabajo social que lleva adelante le valió hace un mes el reconocimiento del Concejo Deliberante platense como Ciudadano Destacado. Allí también acudió enfundado en el traje negro, agradeció la distinción y aprovechó el micrófono: “Estoy entre la clase política y la gente de bien como un puente. Es gente que necesita creer y que se releguen las ambiciones personales en pos de la patria”, definió el hombre que sigue siendo un misterio para los platenses.

¿Quién es y qué hace el enmascarado? ¿Cómo se las ingenia para no ser descubierto? ¿A qué dedica su tiempo libre? ¿Con qué sueña el justiciero? Los grandes no creemos en los superhéroes pero que los hay, los hay. Conózcalo en esta nota.

EL HOMBRE DE LA MÁSCARA. Nunca nadie le vio la cara al Batman Solidario. Quienes conocen al hombre de carne y hueso que se esconde bajo la réplica perfecta del traje negro original, llevan el secreto bien guardado.

El tipo no ahorra trabajo para cuidarlo: entra más temprano a trabajar, estaciona el batimóvil a 15 cuadras siempre en distinto lugar, se baja cuando no pasa nadie y usa anteojos negros hasta los días nublados.

Es que separar a Bruno Díaz de Batman no es una tarea sencilla, reconoce. “En los sentimientos, en las situaciones, hasta en los mensajes que recibo en el teléfono es difícil. Porque como todo superhéroe, tengo que cuidar la verdadera identidad y esa magia tan linda que ocurre en esta ciudad. Y cuando hablo de magia, me refiero a los adultos y no tanto a los chicos. Ellos son maravillosos y no les preocupa saber quién soy”, dice.

Con todo, y aunque siempre está el miedo a que un Guasón publique una foto y rompa el hechizo, en seis años de trabajo y más de 300 visitas al Ludovica nunca nadie se animó a desenmascararlo.

UN TIPO SENCILLO. La vida de Bruno Díaz es la de cualquier ciudadano común, padre de familia. “Soy papá, tengo hijos chicos. La primera vez que me puse el traje, salieron despavoridos de mi casa y me tuve que sacar la máscara y decirles que era yo. Ahora ya lo toman de otra manera”, cuenta el hombre murciélago en la habitación de Sor María Ludovica, la misionera italiana que fue primera directora del hospital y le dio nombre a la institución.

El acompañamiento de su batichica es clave. “Sin ella no lo podría hacer. Pensá que cada minuto que no soy Bruno Díaz y lo destino a Batman es tiempo que le robo a mi familia. Así que sin el apoyo de ellos sería imposible”, afirma.

Lejos del heredero millonario del comic creado por Kane y Finger en los 40, el Batman platense es docente con doble cargo, maldice cuando lo encierran en el tránsito y se traga el insulto por conducir el batimóvil. “Eso es lo que me juega más en contra, no tener un auto para ir a trabajar”, admite.

Come variado y hace actividad física combinando paleta, salidas a correr y ejercicios con pesas que guarda en la baticueva. “La dieta es algo que me preocupa, van pasando años y cuesta más mantener la silueta y como soy muy detallista, por supuesto que quiero retirarme siendo Batman y no Barney”.

Si hay permitido, marche una milanesas con fritas para Bruno Díaz. O, en su defecto, un asado. “No solo me gusta comerlo, sino hacerlo”, suelta con tono experto. Y si de tiempo libre se trata, elige quedarse en la casa a ver alguna película.

¿Se imagina cuál es la preferida? Batman inicia (2005), dirigida por Cristopher Nolan e interpretada por Christian Bale. El encapotado platense se divierte con escenas narradas en el film que le suceden en la vida diaria.

“Hacer marcha atrás con el traje, por ejemplo”, cuenta con el ademán y describe: “En un momento, Batman le pide a Liucius Fox (científico y ex director de la compañía) que le diseñe el traje para que gire la cabeza porque sino no puede hacer marcha atrás. Y es cierto, no sabés lo que me cuesta estacionar. Siempre busco lugares grandes”, ríe el enmascarado.

La perlita. Batman no es solo gótico, sino también romántico. Luis Miguel, la serie, es de las pocas que vio.

DE CHICO, FUE FAN DEL HOMBRE ARAÑA. El Bruno Díaz platense tuvo una infancia hermosa. La antítesis del Bruce Wayne de la ficción. Sin lujos, con mucho amor y con ejemplo por parte de sus padres. “Que es lo más importante que le puede dar un papá a un hijo”, se pone serio. Y a diferencia del niño que perdió a los suyos tempranamente en la película, él todavía los tiene a su lado.

“Los tengo que andar retando para que no divulguen. Son las únicas personas que respeto y entiendo que puedan llegar a hacerlo. Puedo llegar a matar si dan algún dato, pero a mis viejos, imaginate. Es a los únicos que perdonaría”, se ablanda.

Si esperaba que Díaz sea fanático de Batman, lamento decepcionarlo: de chico, nuestro hombre murciélago era fan de la contra, del Hombre Araña. “De grande, empecé a sentir esta ambición y esta búsqueda de justicia constante, de lo más mínimo: el tipo que maneja delante mío y no pone guiñe ni le preocupa el que viene atrás hasta el que llega dos horas tarde al trabajo y después critica al corrupto de arriba”, señala con identificación justiciera.

“Más de una vez me he replanteado eso. Cuál es el límite entre la misericordia y el perdón, y el ser justo y hacer cumplir las cosas y que cada uno tenga premios y castigos. En Argentina, uno de los grandes males es que acá da todo lo mismo. O al contrario, a veces tiene más beneficios el que hace mal las cosas o llega de una manera más fácil que el que trata de hacer las cosas bien”, critica con espíritu cristiano. Porque si en Gótica, Batman tiene fe en la ciencia, en La Plata, se inspira en la religión.

NOCHE DE VIERNES. Es tarde. En la sala de internación pocos duermen. Hay niños de 2 a 15 años. Algunos juegan y miran sus celulares en las camas enfrentadas y separadas por un ancho pasillo, otros hablan con sus papás; un gordo rubio, de pañal, llora en el fondo y se tira a los brazos de la mamá. Todos, bajo una luz blanca que no deja saber si es día o de noche.

Batman atraviesa la puerta y, como si fueran rayos de sol atraídos por la oscuridad de su traje, rápidamente concentra todas las miradas. “BATMAAAAAAN”, susurran algunos papis a los más chicos, mientras Magdalena –la madre superiora “culpable de todo, porque me abrió la puerta”, dirá el hombre murciélago– se adelanta entregando hojas con dibujos para pintar.

“Para vos no hay regalo, con la contra, no”, le suelta Batman a un pibe de 10 que lleva remera de Spiderman, y enseguida le extiende la mano. “Era un chiste”, asegura por si alguien no había entendido y pasa a la siguiente cama.

“No hay situación más desesperante que tener un hijo sin salud. Por eso, venir acá y sacarlos por un rato de los momentos duros y transformarlos en alegría y felicidad es hermoso”, dice Bruno sobre el trabajo de su doble. Y viceversa.

“El día que vengo de civil y no sabe nadie es muy gracioso porque me empiezo a cruzar con enfermeras y me da por saludarlas pero tengo que seguir porque no me conocen”, cuenta y se entusiasma: “Y es maravilloso ir caminando detrás de los chicos que van diciendo: mirá mamá Batman, me cuentan. Y yo también lo vivo, porque cuando soy Bruno Díaz, los escucho”.

Algunos pensarán que es delirante y que no necesita disfraz para ejercer la solidaridad. La mayoría de los platenses, sin embargo, responde positivamente a la batiseñal y confirma la esencia del superhéroe: la idea de que sumando voluntades podrán derrotar al Mal.

Hombre murciélago. Nadie en más de seis años de trabajo y unas 300 visitas al hospital publicó una foto develando el misterio

 

 

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Cada viernes, el batman solidario de la plata se acerca al hospital de niños sor María ludovica para llevar donaciones y jugar con los chicos / foto: Demian Alday

Batman carga las bolsas donde lleva las donaciones que va a entregar al hospital de niños sor María ludovica

Llega a la puerta del hospital y los vecinos esperan para saludarlo

¿Está dando una batiseñal o habla con su mujer? (foto: L. Cagliardi)

La capilla del hospital es un sitios de visita obligado de Batman

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