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Viejos son los trapos: el envejecimiento de la población nos desafía

Cada vez hay más adultos mayores y si bien la vejez se transformó, la sociedad debe adaptarse a este fenómeno que nos concierne a todos, porque en algún momento seremos parte de él

Viejos son los trapos: el envejecimiento de la población nos desafía

Muchos adultos mayores manejan nuevas tecnologías y redes sociales para mantener sus vínculos

26 de Febrero de 2023 | 08:55
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“A lo largo del siglo XXI asistimos al mayor envejecimiento de las poblaciones que se tenga conocimiento en la historia de la civilización humana”, explica la profesora de psicología Silvia Gascón, directora de la Maestría en Gerontología en Universidad Isalud.

Un reciente informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y HelpAge International da cuenta que “hacia 2012 la cantidad de personas de edad llegó a casi 810 millones” y que según las proyecciones para el año 2050 esta cifra ascenderá a 2 billones. Señala además que por primera vez en la historia y probablemente para siempre, la población mayor de 65 años será más numerosa que la de menores de 14 años. En 2050 uno de cada cuatro latinoamericanos será mayor de 60 años.

“El envejecimiento de la población es el resultado de la acción combinada del descenso de la natalidad y de la mortalidad, lo que produce el aumento de la proporción de personas mayores y la disminución del porcentaje de niños”, explica la experta.

En Argentina dicho proceso se inició a mediados del siglo pasado. De acuerdo al último Censo Nacional de Población, la población de 60 años y más asciende a 15,7 por ciento de la población total en el año 2020, casi 7,1 millones de personas. Se proyecta que esta proporción continúe incrementándose, llegando al 22 por ciento en 2050, unos 12,5 millones de personas. Esta es la proporción más alta de adultos mayores de nuestra historia, colocando a la República Argentina entre los países con población más envejecida de la región latinoamericana, según la clasificación de las Naciones Unidas.

“La novedad de los últimos años es el marcado incremento de la población mayor de 80 años, producto del descenso de la mortalidad en edades avanzadas”, dice Gascón. Según ella, esto se puede atribuir a los avances en la tecnología médica, la mayor cobertura del sistema de salud y las transformaciones en los patrones culturales de cuidado de la salud y consumo con mayor énfasis en la vida sana, tales como la alimentación y actividad física.

En la actualidad en Argentina, según últimos datos y proyecciones del INDEC hay 13.414 personas mayores de 100 años y se espera que para el 2040 asciendan a 42.685.

“Este nuevo escenario implica un cambio tan trascendente que se ha acuñado el término `revolución de la longevidad´, como forma de resaltar lo indispensable de realizar profundas transformaciones en todos los sistemas para estar a la altura de los nuevos desafíos”, describe Silvia.

La profesional destaca que eso “implica, además y sobre todo, reconocer el enorme potencial que significan las personas mayores, considerándolas como recursos para sus familias y comunidades. Los sistemas sociales y de salud, las estructuras familiares, el sistema previsional y el laboral, las viviendas, los espacios públicos, las comunicaciones deben adaptarse para que nadie quede atrás y todos puedan disfrutar de los beneficios del envejecimiento y asegurar que las personas de edad avanzada puedan seguir participando e incluidas en sus comunidades”.

Gascón entiende que este nuevo entramado demográfico nos invita a pensar en la protección social, que deberá responder a las demandas de una población cada vez más longeva, que vivirá varios años después de jubilarse. Así como en disminuir y si es posible erradicar la informalidad laboral que resta dignidad y derechos mientras se trabaja y desampara cuando se produce el retiro. También habría que hacer hincapié en la adecuación de los sistemas de salud, que contemplen nuevos sistemas integrados de atención sociosanitaria, centrados en la atención de enfermedades crónicas, que no se curan, pero “se cuidan” y con un buen sistema de cuidados permiten a las personas vivir sus vidas con dignidad y bienestar. Estos debes ser accesibles, adecuados y de calidad. Por otro lado, es importante el desarrollar ciudades y comunidades amigables con las personas mayores, no sólo libres de barreras arquitectónicas sino que la comunicación, el respeto los espacios públicos la participación política y social y el entorno en general tenga en cuenta las necesidades y preferencias de este grupo etario.

Finalmente, erradicar definitivamente el “viejismo o “edadismo”, que es esa visión peyorativa que se tiene de las personas en función de un solo atributo como es la edad. Eso tiene tres componentes: el estereotipo (lo que pienso), los prejuicios (lo que siento) y la discriminación (lo que hago). “Para un poner un ejemplo quizás extremo, si pienso que las personas mayores son inútiles, sentiré pena o desprecio y en función de ello lo que haré es apartarla, dejarla afuera excluirla, porque `no es últil`”.

VEJECES

“Las personas mayores son muy diferentes unas de otras. Quizás sea la heterogeneidad la principal característica de este grupo. Los determinantes sociales juegan un rol mucho más significativo que la genética o el acceso a los servicios de salud. El nivel socioeconómico y el nivel educativo alcanzado son las principales causas que explican estas semejanzas y diferencias.”, explica Gascón.

La experta dice que “algunas personas mayores encuentran a esta edad nuevas posibilidades para seguir participando, integrados a la sociedad y contribuyendo a sus familias. Una etapa dorada para viajar, hacer nuevas relaciones y disfrutar el merecido descanso. También puede resultar una segunda oportunidad de concretar asignaturas pendientes, una vocación, un nuevo empleo, nuevos roles sociales. En general estas personas han tenido acceso a un nivel educativo medio o alto, han logrado percibir una buena jubilación y cuentan con acceso a la salud y redes de apoyo social. Siguen practicando algún deporte o realizan algún tipo de actividad física o recreativa. Algunos participan en centros de jubilados, otros en programas educativos en universidades y otros en espacios socio culturales intergeneracionales. Un alto porcentaje de ellos vive en hogares unigeneracionales”.

Pero la mala noticia es que un grupo cada vez más significativo de la población mayor se encuentra en la situación contraria. No le alcanzan sus ingresos jubilatorios, no accede a servicios de salud de calidad, no realiza actividades físicas, ni recreativas y es más frecuente que vivan en familias extendidas, compartiendo vivienda con hijos y nietos.

“Es por ello que no es posible hablar de `la vejez´ sino de `vejeces´, remarcando las diferencias profundidades que existen a la misma edad. Por ello incluso en las consultas médicas cada vez se le asigna menos importancia a la edad cronológica valorando la edad funcional”, subraya la profesora.

NO AISLARSE

Gascón cuenta que “existen en la actualidad numerosas propuestas que facilitan a las personas mayores mantenerse activos, encontrar un proyecto, sentirse útiles y encontrar nuevos amistades. Y es cada día más elevado el porcentaje de personas de edades avanzadas que participan de las mismas. También se está verificando, un incremento de actividades intergeneracionales, lo que resulta además la mejor estrategia para derrotar al `viejismo´ o `edadismo´. Ayuda a vencer la desconfianza entre generaciones y a enriquecerse de manera mutua y solidaria de lo que cada uno puede aportar”.

Claro que es cierto que a partir de los 65 años, se van reduciendo en número e intensidad las relaciones sociales, “básicamente por el retiro de la vida laboral, la viudez, la pérdida de amigos, y las dificultades que los entornos plantean para participar plenamente de la vida en las ciudades. Sin embargo lo que resulta muy interesante es comprobar, que si bien las `viejas amistades´ son muy valoradas en la edad mayor, también lo es, que esta generación de mayores incorpora en su red de cercanía a personas que han conocido en los últimos años como resultado de su participación en estos nuevos espacios”, finaliza la especialista.

Ejemplos de esto último compartimos en esta nota, con cuatro testimonios de personas mayores que se mantienen activas de distintas maneras.

 

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