27 de Octubre de 2004 | 00:00
La madre de Magdalena Edith Torres estalló en
lágrimas, al igual sus hijos, al conocer la sentencia que condenó
a prisión perpetua al acusado Miguel Torres Alonso (26). Luego los
familiares de la joven de 22 años que fue asesinada y descuartizada
hace más de dos años en la calesita del Bosque se desahogaron gritándole
con furia al condenado, mientras era retirado de la sala esposado:
"Asesino, h... de p... te vas a pudrir en la cárcel". El procesado,
al igual que durante toda la lectura del veredicto, continuó con
su cara pétrea sin hacer el más mínimo gesto.
Unos 20 familiares y amigos de la familia Torres, con cerrado aplauso
en las escalinatas de los tribunales penales de 8 y 56 de nuestra
ciudad, pusieron fin, cerca de las 20, a las largas jornadas del
juicio oral y público. "Ahora Magdalena podrá descansar en paz",
afirmó un hermano de la víctima mientras abrazaba a su madre.
Momentos antes, el Tribunal Oral en lo Criminal I de La Plata -integrado
por los jueces Guillermo Labombarda, Samuel Saraví paz y Patricia
De la Serna-, a través de la secretaria Natalia González Aguirre,
dio a conocer el veredicto y sentencia del caso, en el cual se concluyó
que el acusado mató a su prima por cuestiones sentimentales y lo
halló autor responsable del delito de homicidio calificado por alevosía.
EL HORRENDO CRIMEN
Los jueces, al igual que el fiscal de Juicio Rubén Sarlo y el abogado
del particular damnificado Juan Losinno, dieron por probado que
el 19 de enero de 2002, "en el habitáculo central, donde se halla
el motor de la calesita", ubicada frente al Teatro Martín Fierro,
el acusado, quien previamente había convocado a su prima, "con ausencia
de peligro para el autor y al amparo de la indefensión de la víctima,
le asestó con una piqueta plurales golpes en su cabeza que ocasionaron
su inconsciencia".
También se detalló en el fallo que "seguidamente y hallándose aún
con vida, le seccionó cabeza y miembros, todo lo cual le provocó
un shock traumático irreversible", que la llevó a la muerte.
En el veredicto se hizo un pormenorizado relato sobre las últimas
horas de la víctima y la relación que mantenía con quien luego se
convertiría en su asesino.
Magdalena salió de su casa de Altos de San Lorenzo a las 8,30. Su
primo que vivía en el mismo lugar había dejado ese hogar dos horas
y media antes para ir a su trabajo en la calesita del Bosque.
La joven le había dicho a su madre que se iba a comprar un pantalón
y como no regresó se hizo una denuncia.
A partir de ese momento comenzó una búsqueda desesperada que terminó
con el macabro hallazgo.
Los jueces tomaron en cuenta para dictar la sentencia lo relatado
por varios testigos, que afirmaron que ese día vieron a la joven
conversando con Torres Alonso y que les pareció normal porque sabían
que los unía una relación sentimental y que la chica solía visitarlo.
Los jueces precisaron que tanto la madre de Magdalena como sus hermanos
negaron durante el juicio tener conocimiento sobre esa relación.
"Infiero la existencia de una relación sentimental que ocultaron
a la familia, quizás ante la reprobación que merecería por el vínculo
sanguíneo que los unía y las rígidas pautas culturales que en la
audiencia mostraron al respecto", sostuvo en su voto el juez Saraví
Paz.
LA CONFESION
En la sentencia el Tribunal transcribió la confesión del acusado
en la audiencia:
• Torres Alonso dijo que la relación con su prima había comenzado
dos años antes del hecho, cuando la joven viajó a Santiago del Estero
donde vivía el acusado.
Luego se enamoró y vino a vivir con ella a La Plata donde fue
recibido por sus familiares.
La relación se fue consolidando, iban al colegio juntos, proyectaron
formar una familia y luego consiguió trabajo en la calesita.
Los problemas empezaron cuando una prima de Magdalena invitó a
ésta a un baile al que no concurrió Torres Alonso.
Allí conoció a Nahuel -según dijo este último en la audiencia,
ocurrió una semana antes del crimen-, le dijo que estaba dolido
por la situación, planteo que volvió a hacerle el miércoles siguiente
cuando encontró a ambos en la Plaza San Martín.
El día antes del asesinato hubo una reunión familiar en la casa
de Magdalena, donde ésta presentó a su novio Nahuel, profundizándose
el malestar que le causaba ver a quien quería con otro. Allí decidió
volver a Santiago del Estero.
EL DESENLACE FATAL
El tribunal interpretó que posiblemente a partir de ese momento
el acusado comenzó a planear el homicidio.
El sábado a la mañana llegó a su trabajo, dejó de limpiar el puesto
de los botes y se fue a la calesita. Magdalena ya había llegado
y caminaba a la par suya, confesó en el juicio el acusado.
También dijo que la joven la trató mal, que le dijo que era un "crédulo",
un "cornudo", que lo "había usado".
Torres Alonso relató que comenzó a sentirse mal porque no podría
ver a su prima con otra persona y él pidió que se fuera del habitáculo
de la calesita, cosa que no hizo, y en un determinado momento tomó
un fierro y le dio dos golpes en la cabeza.
"Pensé que estaba muerta", dijo el acusado, quien no pudo recordar
en la audiencia qué ocurrió después. "Quedé como perdido, hasta
hoy no sé qué pasó luego", aseguró Torres Alonso.
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